Javier Gomá Guillermo Solana

Javier Gomá Guillermo Solana

DarDos

Sugerencias para el nuevo ministro de Cultura

Javier Gomá y Guillermo Solana comparten aquí qué anhelos y sugerencias tienen que hagan del Ministerio de Cultura un organismo eficaz

27 enero, 2020 04:06
Javier Gomá
Filósofo y director de la Fundación Juan March

Ministerio de Cultura, Dignidad y Sentido

El Ministerio de Cultura es, de todos los muchos que ahora proliferan, el que más emparenta con la dignidad. Podría haberse denominado derechamente Ministerio de la Dignidad. Porque el resto de los departamentos atienden necesidades sociales más o menos elementales –economía, defensa, seguridad, trabajo, justicia–, mientras que el de Cultura se especializa en el lujo de la vida, aquello que trasciende el suelo de las necesidades y se eleva al cielo de los valores simbólicos dadores de sentido. También podría llamarse Ministerio del Sentido. Porque se creó ante la evidencia de que a los ciudadanos no les basta con vivir, vivir más, añadir años a la vida, y anhelan añadir vida a los años para que la suya sea vida… humana, vida digna de ser vivida, vida con sentido. Y el sentido de las cosas es prerrogativa exclusiva de la cultura.

La palabra cultura se dice de cuatro maneras: tradición comunitaria (cultura española), obras culturales, industria cultural y política cultural. El Ministerio del ramo asume la representación de la cuarta. Y su cometido se resume en propiciar el desarrollo fecundo de las otras tres. Es decir, inducir, alentar, financiar la creación de obras (segunda) y coadyuvar a la industria en su actividad de intercambio y difusión (tercera), sin olvidar la conservación del patrimonio cultural ya existente y la gestión de las instituciones que lo exhiben al público. Si esta doble tarea se cumple, acaba redundado –cierto que a largo plazo– en un perfeccionamiento de esas creencias y costumbres que configuran una tradición (primera).

"A los ciudadanos no les basta con vivir más, añadir años a la vida, y anhelan añadir vida a los años para que la suya sea vida… humana, con sentido. Y el sentido de las cosas es prerrogativa de la cultura"

Ya sería mucho un ministro competente que se rodease de personas de igual condición y colaborase en el correcto cumplimiento de la misión descrita y, así, preparase una buena ley de mecenazgo, tan esperada por el sector para que a la financiación pública de los proyectos culturales se sume la privada; promoviese una ley de patrimonio histórico para incluir el industrial, fotográfico, audiovisual o el paisaje cultural; o tomase el control de la SGAE, si conviene. Séame permitido mencionar, como contraejemplo, un caso de manifiesta incompetencia que conozco de primera mano. Con el cambio de gobierno producido antes del verano de 2018 se abortó la proyectada fusión del Teatro Real y el de la Zarzuela. El nuevo equipo gestor prometió, a cambio, una ambiciosa reforma del INAEM. Pues bien, la anunciada reforma, destinada a permitir que sus producciones girasen más, decayó tristemente, como es sabido, y la primera y última diligencia conocida al respecto del pinturero equipo gestor fue… cancelar una gira con carácter inmediato, ese mismo verano, sólo cuatro semanas antes de su estreno en el Teatro Colón de Bogotá. Me refiero al monólogo dramático Inconsolable, única producción del CDN que ese año viajaba a Latinoamérica.

Pero olvidemos las incompetencias y terminemos suscitando la ilusión de una utopía. La de un Ministerio de Cultura, Dignidad y Sentido que se constituyera en un espacio excéntrico donde la ley del amigo/enemigo que rige la política quedara excepcionalmente suspendida y entrara en vigor en su lugar la ley de la amistad entre ciudadanos.

Guillermo Solana
Director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza

Los museos y esa constante ansiedad

A la hora de repasar las tareas pendientes del nuevo ministro de Cultura tal como las veo desde un museo de arte, lo razonable es comenzar por las promesas del partido en el gobierno. En su última versión, el programa electoral del PSOE reiteraba tres compromisos fundamentales: promover un Pacto de Estado por la Cultura, desarrollar el Estatuto del Artista e impulsar la Ley de Mecenazgo.

Para empezar por ésta última, la Ley de Mecenazgo fue, en la etapa de Rajoy y debido a la crisis, una grave decepción para el mundo de la Cultura. El último programa del PSOE prometía una Ley de Mecenazgo que mejorase las deducciones, incluyendo los servicios profesionales y no sólo las donaciones patrimoniales. En agosto pasado, el ministro Guirao declaraba que esa Ley ya estaba preparada y a la espera de llegar al Consejo de Ministros cuando hubiera nuevo gobierno.

El Estatuto del artista fue elaborado por la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados con una labor ejemplar y una rara unanimidad entre los representantes de los partidos. Dicho Estatuto contiene hasta 75 medidas necesarias, algunas de las cuales ya han sido aplicadas, permitiendo por ejemplo reconciliar la pensión de los creadores jubilados con sus derechos de autor. Pero queda bastante por desarrollar. A estas dos habría que añadir una tercera tarea legislativa pendiente: Guirao anunció que su departamento estaba elaborando una reforma de la Ley de Patrimonio Histórico de 1985 que incluiría el patrimonio industrial y el patrimonio audiovisual de la fotografía y el cine, así como la protección del “paisaje cultural”.

"Hoy los centros pequeños viven en la angustia de la precariedad y los grandes, bajo la presión de un éxito comercial cada vez más difícil. Los museos demandan un cambio de mentalidad"

Los museos rara vez aparecen en los programas electorales de los partidos políticos, lo que podría interpretarse como un buen síntoma: If it ain’t broke don’t fix it, si no está roto, no lo arregles. Pero bajo su apariencia de éxito, los museos viven desde la crisis una situación de constante ansiedad. Los objetivos de autofinanciación se establecieron en la edad de oro de las exposiciones (aproximadamente 1990-2010) y en la etapa de Rajoy (2011-2018) se ha pretendido que siguieran vigentes mientras las cifras de visitantes flaqueaban y los costes de las exposiciones crecían. Hoy los centros pequeños viven en la angustia de la precariedad y los grandes, bajo la presión de un éxito comercial cada vez más difícil. Los museos demandan un cambio de mentalidad por parte del Ministerio.

El nuevo ministro, José Manuel Rodríguez Uribes, ha marcado su propio talante al señalar que “la cultura son los libros, el cine, el teatro, los museos…” pero también “los valores de la ética pública”. Entre esos valores se encuentran hoy, en primera línea, los de la revolución feminista, y las instituciones culturales deberían dar ejemplo en ese gran proceso de transformación. Los museos, gestionados en gran parte por mujeres y sostenidos por un público en su mayoría de mujeres, ya han comenzado a romper su vieja costra patriarcal. Sus iniciativas avanzarán mucho más y más deprisa impulsadas por el Observatorio de Igualdad del Ministerio.