Poesía

Sobre Todo Nada

Miguel Albero

2 diciembre, 2011 01:00

Premio Gil de Biedma. Visor. 96 páginas, 9'90 euros.

La frase de Virgilio "fugit irreparabile tempus" es cierta para todos y en todo momento, pero ello no obsta para que haya circunstancias en que se manifieste su verdad con una mayor violencia. Tal es el caso del personaje de este Sobre Todo Nada, de Roberto Bunín (1950-2009) -incluso se da al final una escueta nota biográfica-, quien, mientras sufre los últimos avatares de su enfermedad, redacta la serie de poemas que se presentan en este libro.

"Todo poema es un epitafio" escribió Eliot en Four Quartets y hay que darle toda la razón: el discurso de Bunín es un extenso epitafio en el que entremezcla las observaciones sobre su situación inmediata y meditaciones sobre la vida, el tiempo, en fin, ese "todo sobre nada" al que el enfermo está abocado y bien lo sabe. Baste decir que sus primeras palabras son "Enterrado en un tiempo que no es mío […] Vivo", donde a la declaración de tener aún vida le precede, y es el inicial "Enterrado" que anuncia ya su muerte, una muerte que se adelante a sí misma y es, así, la declaración de la muerte antes de la muerte.

Ésta es la situación trágica, agónica aunque el combate está ya perdido, desde la que surge la voz poética en lo que es un largo monólogo dramático que es expresión del dolor, y, sin embargo, el personaje no cae en una palabra patética, sabe decir su pathos con dignidad. Tanto que incluso relata alguna anécdota en la que rompe a reír en el lecho de muerte y llega a decir que, puesto que los órganos están inservibles, estaría dispuesto a donar "el órgano vital" del humor.

Miguel Albero (Madrid, 1967), diplomático, autor de novelas y cuentos, se presenta ahora como poeta y lo hace del modo imaginativo ya comentado. Y al dar voz a Bunín hace que éste se exprese de un modo confesional, sin retoricismos y renunciando a los ritmos versificatorios tradicionales, lo que otorga una dosis de verosimilitud a su personaje y su discurso. Contribuye a lo mismo toda una serie de notas que dotan de biografía a Bunín: la mención de un intento de suicidio, la del hijo a quien ya no espera volver a ver, el adiós a los placeres de la vida. Todo ha quedado atrás, como le sucede al condenado a muerte, figura con la que se compara. Como él mismo dice, "Me queda el pasado". Esta poetización de una escena de nuestro mundo cotidiano, tan trágica, es una muy interesante presentación de este poeta.