Image: Consolaciones

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Poesía

Consolaciones

Jacobo Cortines

3 marzo, 2005 01:00

Jacobo Cortines. Foto: Mercedes Rodríguez

Fundación Lara. Sevilla, 2004. 104 págs, 13’50 e.

Desde los poemas de Primera entrega, de 1978, Jacobo Cortines (Lebrija, 1946) ha logrado una voz y un mundo propios que han ido depurándose en las entregas posteriores, Pasión y paisaje (1983), Carta de junio y otros poemas (1994) y ahora Consolaciones, un libro intenso y complejo por debajo de su serenidad y sencillez expresivas.

Cortines ha sabido acrecer su poesía en un territorio de intimidad que ha configurado a la vez el lirismo de un paisaje y una reflexión muy honda sobre el propio vivir, complementado por la prosa memorialística del bello libro Este sol de la infancia. La busca de la intensidad se traduce desde el principio, y sobre todo a partir de Pasión y paisaje, en un dominio de la sensorialidad y de los matices descriptivos que establecen un particular sentimiento de la naturaleza, muy en especial del paisaje andaluz vivido, que aporta escenario y lenitivo a una meditación esencialmente elegíaca que adquiere cualidades de análisis moral sin concesiones en el libro siguiente, Carta de junio.

Consolaciones mantiene, aunque en menor grado, una perspectiva moral semejante sobre la experiencia biográfica y amplifica la meditación de una naturaleza de cuya abigarrada belleza arcádica participan el campo, la ciudad -esa Sevilla y esa Itálica en las que se funden tiempo, celebración y goce sensorial- y hasta la intimidad del jardín cerrado de Armenta, el espacio doméstico que alcanza dimensión de mito. Ya desde el título, Consolaciones se abre con la expresión de la poesía como remedio y refugio en pos de la alegría elemental. Frente a la alusión conflictiva a un episodio, quizás el mismo aludido en Carta de junio, y junto a la constante presencia dolorosa de la hermana muerta, entre sueños oscuros, oportunos desajustes rítmicos y poemas de extrañamiento -"Agria mañana", "Uno más"-, las dos primeras partes, "Figuras" y "Refugio de las horas" trenzan la elegía fúnebre y una comprometida aspiración a la serenidad y al apartamiento del mundo. En "Naturalezas" otra luz más vibrante imprime una reafirmación moral de reflexivo vitalismo a los poemas en los que nuevamente la desbordante plasticidad de las imágenes, de la flora y de la fauna, del espacio sevillano, restituyen esa otra tonalidad genuina de Cortines, la veta más alta de su poesía. Culmina Consolaciones con el breve cancionero amoroso "Nardos de noviembre", cuyos poemas otoñales formulan sin intermediarios retóricos la renovada declaración amorosa, eje y centro de la precaria plenitud que brinda el mundo.

Un libro, el mejor del poeta, que encierra en su palabra musical y en su densa confrontación de desengaño y esperanza, un emocionante canto al amor y a la naturaleza.