Image: La maravillosa vida breve de Óscar Wao

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Novela

La maravillosa vida breve de Óscar Wao

Junot Diaz

19 junio, 2008 02:00

Junot Diaz. Foto: Archivo

Traducción de Achy Obejas. Mondadori. Barcelona, 2008. 309 páginas, 24 euros

En 1996, un volumen de relatos, Drown, provocó una pequeña sacudida en el panorama literario norteamericano al obtener el premio PEN/Malamud. Se trataba de la obra primeriza de un joven autor de origen dominicano, Junot Díaz (Santo Domingo, 1968)) donde se recreaban las tribulaciones de sus compatriotas emigrantes en los Estados Unidos. Y durante diez años no se volvió a tener noticia de aquel prometedor talento hasta la publicación de su primera novela, La maravillosa vida breve de Oscar Wao, reconocida con el premio Pulitzer y con National Book Critics Circle Awards de 2007.

El poema del Nobel antillano Derek Walcott, insertado a modo de introducción, bien pudiera ser la clave de la historia en la que estamos a punto de sumergirnos, pues la convivencia de razas en su natal Santa Lucía bien pudiera ser referente para unos Estados Unidos crisol de razas y de culturas. Y esa historia no es otra sino la de Oscar, un dominicano pasado de kilos que sueña con llegar a ser el Tolkien moderno en cuanto logre vencer el "fukú", esa especia de maldición que históricamente ha castigado a su familia: "Pero el fukú no es solo historia antigua, un cuento de fantasmas del pasado sin fuerzas para asustar. En la época de mis padres, el fukú era algo tan encojonadamente verdadero que cualquiera podía creer en él" (pág. 15). Aunque el verdadero fukú tal vez fuera el dictador Trujillo, que masacró a toda la familia Cabral, salvándose únicamentre la pequeña Belicia, quien años más tarde tendría dos hijos, Lola y óscar, el protagonista. A fin de cuentas, la historia de óscar "Wao" de León es también la historia de su madre Beli, de su hermana Lola y de su padre Abelardo... y la de tantos emigrantes dominicanos que intentan encontrar sus raíces, su identidad, a caballo entre dos mundos distintos cuando no antagónicos. Esos dos mundos se concretan en Patterson, Nueva Jersey, y en Santo Domingo, donde transcurre la acción. Unos acontecimientos que nos son narrados por Yunior -probablemente el mismo que ya conocemos de Drown, aunque su identidad como narrador tal vez debiera ser desvelada mucho antes y no a mitad de la historia- y su hermana Lola, quien al contar su propia historia en primera persona logra amplificar la sensación de dramatismo y confiere un novedoso rasgo de verosimilitud a lo narrado. Ambos, Yunior y Lola, mantienen una complejísima relación que no puede llegar a buen fin pues Yunior "No podía mantener el rabo en los pantalones, aunque ella sea la muchacha más hermosa del fokin mundo" (pág. 285)

Desde su compatriota Julia álvarez, con la historia de Yolanda, hasta el californiano Alejandro Morales narrando el peregrinar de los Morales en The brick people, la experiencia migratoria parece ser fuente inagotable de evocaciones artísticas en la literatura hispana de los Estados Unidos. En ese sentido, La maravillosa vida breve de óscar Wao participa de una tradición definitivamente asentada y reconocida. El rasgo diferenciador, la singularidad de la obra radica en el personaje de óscar, un prototípico antihéroe que guarda sugerentes similitudes con aquel Brown Buffalo de óscar Zeta Acosta. El aspecto físico del protagonista, sus muchos kilos de más, son causa de su escaso éxito con las mujeres, un tema que llega a obsesionarle, pues, que se sepa, "ningún dominicano ha muerto virgen".

Ya sea por sus nulas relaciones sexuales o por su vida anodina y absurda, óscar ha recreado su propio mundo con retazos de Asimov y Wells. Mucho más real es el mundo de Beli, "una de esas hijas de Oyá, siempre dando vueltas, alérgica a la tranquilidad" (pág. 83). Beli nació en el seno de una respetable familia burguesa, pero el dictador Trujillo asesinó a su padre, la madre fue atropellada, y sus dos hermanas también murieron en sospechosos accidentes; tan sólo ella logró salvarse, pero sufrió todo tipo de vejaciones.

No pueden pasarse por alto ciertos aspectos referentes a la forma, como la recurrente inclusión de palabras en español, o la proliferación de notas a pie de página -necesarias para ilustrar la historia real que sirve de lienzo para la ficción- llamativas tanto por su número como por su extensión y contenido.