Image: Canciones de amor en Lolita's Club

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Novela

Canciones de amor en Lolita's Club

Juan Marsé

28 abril, 2005 02:00

Juan Marsé. Foto: Julián Martín

Areté. Barcelona, 2005. 272 páginas, 20 euros

Juan Marsé cuenta en Canciones de amor en Lolitas´s Club la dura historia de unos seres muy desgraciados; de unas víctimas de circunstancias que convierten la vida en un infierno; y lo hace con una sabia mezcla de documento y piedad que privilegia la vertiente emocional sobre la testimonial.

Así, lo que sería en su punto de partida un drama social, con un motivo de tanta actualidad como la explotación sexual de las inmigrantes, se convierte en el daguerrotipo de una realidad, por una parte, terrible, y, por otra, con un margen para la bondad, la ilusión o la felicidad.

Esa historia se presenta con un trazado simple. Su centro lo ocupan dos hermanos gemelos: Raúl, un policía brutal, expedientado y en el punto de mira de ETA y de la mafia; y Valentín, un subnormal enamorado de una prostituta colombiana esclavizada en el mugriento lupanar que figura en el título. Valentín encuentra una Arcadia en el puticlub y Raúl se entrega a liberarlo del ambiente sórdido en el cual cree equivocadamente que ha sido atrapado. Parte Marsé de un argumento bien definido, con la clara voluntad de contar una historia. La peripecia se desarrolla según un esquema tradicional de planteamiento, nudo y desenlace, pero ofrece una andadura actual gracias a las escenas cambiantes, la estructura cinematográfica y a unos trazos impresionistas. La atención se mantiene viva, pendiente del curso de los sucesos y de una suave intriga que se resuelve con un final inesperado. Un claro modelo de narración muy comunicativa.

La historia, aunque amena y original, no destaca por un relieve espectacular. No es una novela de aventuras o suspense, para entendernos, sino un relato algo simbólico de personajes muy humildes en lo material y determinados por el pasado o el entorno. Es un libro conmovedor sobre víctimas, en un sentido amplio del término porque a esta condición se llega por las distintas influencias que las anécdotas van mostrando: la represión franquista, otras diversas clases de violencia, la explotación económica... En ese oscuro retrato de los marginados tampoco falta un sentido existencial, visible en el peso de la culpa o el destino en el comportamiento de Raúl. Así que la aparente sencillez del contenido abarca un fondo de bastante complejidad.

Con estos elementos presenta Marsé un documento social sin ninguno de los rasgos que en otra época marcaron la literatura comprometida. Su testimonio está inspirado por una conciencia moral que se manifiesta como fraternidad. Esta postura se aprecia en todo su alcance contrastando el trato que Cela daba a los tontos o a las putas en sus narraciones y la ternura y la piedad con que Marsé contempla a sus desheredados. La apabullante verdad y la fuerza emocional de la obra proceden más de la actitud ética y cálida del autor que de la observación de una realidad cruel. Al servicio de esta meta general pone Marsé sus condiciones naturales de narrador y la destreza de un oficio bien probado. Entre los buenos aciertos están la dosificación exacta de lo sentimental para conmover sin degradar los dolores en melodrama, y el logro del punto justo de equilibrio que consigue la convivencia de las puras experiencias humanas y del alegato social. Y extraordinaria es la creación de atmósferas, sobre todo la del club. Muy eficaz resulta su estilo, sintético, claro, expresivo, sin apenas adornos retóricos, con un aliento como poético, de adjetivación espléndida y un particular gusto por las frases nominales.

Se encuentran, sin embargo, algunos rasgos menos convincentes. El perfil de ese Raúl "sin entrañas" resulta un poco rígido y su evolución forzada por una idea previa. A ello se añaden descuidos en la lengua extraños en un escritor tan minucioso y de negativos efectos para el ritmo de la prosa: abundan demasiado los gerundios (alguno nada correcto) y emplea en exceso los feos adverbios que acaban en "mente". Quizás Marsé ha estado menos vigilante porque le faltaba la ambición de alcanzar una de esas novelas suyas grandes. Lolitas´s Club no llega a la altura de los mejores libros de su autor, pero tiene la dignidad esperable de uno de nuestros mejores narradores actuales.