Image: Repúblicas y republicanismo en la Europa moderna (siglos XVI-XVIII)

Image: Repúblicas y republicanismo en la Europa moderna (siglos XVI-XVIII)

Ensayo

Repúblicas y republicanismo en la Europa moderna (siglos XVI-XVIII)

Manuel Herrero Sánchez (ed.)

1 diciembre, 2017 01:00

La Escuela de Atenas de Rafael Sanzio (1510-1512)

FCE. Madrid/México, 2017. 611 páginas. 19'90€. Ebook: 11'99€

Europa en la Edad Moderna fue de manera predominante un continente de reyes en el cual hubo unas pocas repúblicas de diverso tamaño y duración, como Venecia, Suiza, las Provincias Unidas, la Commonwealth inglesa y Génova, además de otras pequeñas italianas y casos peculiares como las ciudades hanseáticas y Valaquia.

Analizar estos casos y discurrir sobre las formas del republicanismo antes de las grandes revoluciones es el objetivo que se ha marcado Manuel Herrero (1964), profesor de la Universidad Pablo de Olavide, ayudado por otros dieciocho especialistas españoles y extranjeros que firman los capítulos de esta obra colectiva.

Herrero, con una acreditada carrera investigadora centrada en dos señeras repúblicas mercantiles, las Provincias Unidas y Génova, tiene todas las garantías para coordinar a tan numeroso equipo y dar sentido unitario a sus contribuciones. Porque el libro no se queda en una acumulación de trabajos en torno a las repúblicas existentes, algo que en sí ya justificaría su valor. La obra plantea y explora, al menos, dos propuestas historiográficas muy atractivas y renovadoras. La primera, que la fórmula republicana no se limitó a los Estados sin monarca, sino que estaba muy extendida, como modo de organización, en niveles regionales y sobre todo municipales, por tradición medieval en algunos casos o como respuesta al derrumbamiento de la autoridad que sacude Europa desde el siglo XVI. Y la segunda propuesta es consecuencia de la anterior: el Antiguo Régimen dista mucho de contener una neta división entre monarquía y república, sino que la soberanía y las realidades constitucionales fueron muy complejas, con fuertes interdependencias y fórmulas de compromiso que permiten hablar, incluso, de regímenes híbridos.

Con acierto, Herrero advierte de que el estudio del republicanismo de los siglos XVI-XVIII debe huir del anacronismo que supone considerarlo una anticipación de los Estados democráticos actuales, de las libertades ciudadanas y de la participación plena de la comunidad en los asuntos públicos. Pero también reconoce que el imaginario político de las repúblicas objeto del libro recurrió a la mitificación de repúblicas del pasado, la ateniense y la romana, para legitimar su existencia. Y es que los regímenes republicanos, como las monarquías, necesitaban de un relato histórico-mítico justificativo.

En cualquier caso, como señala el reputado historiador G. Levi en el prólogo del volumen, es hora de redimensionar la poderosa tradición anglosajona (Pocock, Skinner) que hizo del republicanismo un modelo que arrancaba de las ciudades bajomedievales y renacentistas italianas, pasaba por la experiencia puritana inglesa y desembocaba en los Estados Unidos, como si fuera esta la genealogía exclusiva de la modernidad política. Este libro pone de relieve que las cosas fueron más complejas, que contemporáneamente hubo otras muchas experiencias políticas y que, además, el republicanismo, como actitud, afectó de manera muy profunda a las actividades económicas, sociales y a la cultura de toda Europa.

El comunitarismo urbano, las actividades mercantiles y financieras, las formas de organización social alternativas a la rigidez estamental, aparte de cuestiones relacionadas con la soberanía colectiva y las formas de gobierno colegiado, conforman ese republicanismo que floreció en la primera Modernidad. Y no solo en las repúblicas que como tales existieron, sino que lo más interesante de esta perspectiva de estudio es que permite explicar de un modo de vista novedoso grandes Estados, puesto que en el seno del Sacro Imperio o de la Monarquía de España es posible detectar formas de organización político-constitucional republicana y, más aún, rasgos sociales y económicos de esa cultura republicana, más o menos difusa y entreverada con el orden monárquico. Este libro coral presenta una variedad de trabajos que atestiguan lo dicho e invitan a seguir indagando en la senda que propone el coordinador de los textos.