Ensayo

Historia de mis calles

Francisco González Ledesma

15 junio, 2006 02:00

Planeta. Barcelona, 2006. 461 págs, 23 euros

La literatura memorialística, he aquí uno de los fenómenos más singulares en nuestra literatura reciente. Singular porque más allá de su calidad literaria se percibe en muchos de estos libros la tensión entre individuo e historia, entre individuo y conciencia social.Una tensión que es el mayor atractivo de Historia de mis calles de Francisco González Ledesma, un narrador nato (fue premio Planeta en 1984 y reciente premio Pepe Carvalho a toda su trayectoria) y un testigo privilegiado del devenir político y cultural de la Cataluña de postguerra. Por eso Historia... tiene el interés de lo que se cuenta de primera manera mano, de lo apasionado sin que falte ese sentido del humor de la viejas redacciones de periódico, a veces grueso, otras elegante, en ocasiones negro y hasta malsano.

El primer recuerdo es el del orinal en la casa de su infancia y el último unas simples manchas en la pared que son los rastros finales que deja una vida. Entre ambos, la niñez en el barrio obrero de Poble Sec y una escalera llena de historias humildes y sin brillo. Para Ledesma, sin embargo, el cine fue algo más que el cine de los sábados. Fue la vida universitaria donde coincidió con Tàpies y la generación de escritores de los 50, el ejercicio de la abogacía que abandonaría por el periodismo, primero en El Correo Catalán y después en La Vanguardia. Y junto al periodismo, su vocación literaria, una vocación de noches y vagabundeos por la geografía humana, negra y sentimental de nuestro tiempo y sus vidas al margen. Historia de mis calles, por eso, no es otra cosa que un retrato moral, el de la lucha por unas ideas y por un modo de vivir en medio de la España franquista. Pero también es un retrato moral porque se intenta dar dignidad a aquellas vidas que sólo tenían el brillo de la normalidad. Para ello el autor utiliza un estilo donde se mezcla la emoción y de la crítica, el humor y la rebeldía. Un estilo donde la comedia humana de esos años nos ofrece la cara inolvidable de algunos de sus personajes más señeros (Cela, los Bruguera,Felipe González, Tarradellas, Pujol).

Historias de mis calles es un libro escrito con ese nervio de un escritor de raza, con el nervio de un periodista acostumbrado a mirar la realidad y darnos una versión sobre ella, de un escritor, de un periodista hecho "a la antigua, a la brava y a la noche" que le gusta convertir en personaje de su literatura a quienes necesitan tener una voz porque la vida y la historia los arrastra al olvido.