Álvaro Pombo.

Álvaro Pombo. Cristina Villarino

Letras

Retazos de un Álvaro Pombo desconocido: sus cuentos autobiográficos sobre memoria, deseo y culpa

El autor, Premio Cervantes 2024, bucea sin concesiones en su biografía, desde su infancia al peso del franquismo y el descubrimiento de su homosexualidad. 

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Publicada

Al lado de obras surgidas de un intenso esfuerzo imaginativo, muchas páginas de Álvaro Pombo (Santander, 1939) tienen base autobiográfica.

Cuentos biográficos

Álvaro Pombo

Anagrama, 2025. 187 páginas. 18,90 €

Esta tendencia la acentúa en una primera entrega de Cuentos autobiográficos. Debe repararse que el título asocia lo narrativo a lo autorreferencial y no ha de perderse de vista la nota que cierra el libro.

Aunque afirme que “Lo autobiográfico aquí es todo”, precisa: “Debo añadir que algunos cuentos son fruto directo de mi memoria y mis recuerdos.

Otros han sido construidos a partir de las imágenes de mis recuerdos en forma de cuentos, con más o menos imaginación y ficción”. De tal modo, el motor de los relatos funciona con el combustible de una considerable complejidad de estímulos.

En primera instancia, estos Cuentos… aportan interesantes noticias biográficas poco conocidas. Sus páginas detallan los estudios pombianos en Santander y Valladolid, su breve detención por la policía en Madrid en castigo a su homosexualidad, el gozoso servicio militar cumplido en las milicias universitarias, la huida del clima opresivo del franquismo a Londres hasta finales del 77, su trabajo en Inglaterra como limpiadora de casas y las estancias en la localidad palentina de La Dehesilla donde la familia tenía propiedades.

Algunos datos permiten reconocer al hombre independiente que siempre ha sido Pombo, que se manifiesta sin miedo a la opinión pública y esquiva la corrección política.

Ocurre con su opinión sobre el franquismo, que, a su entender y según su experiencia, no “acaba siendo del todo justo para el régimen” que se le considere una dictadura brutal. También con su homosexualidad: aunque se desentiende de la comunidad LGTB, sí considera “sus hermanos” a todos “los que son de mi condición”. Y lo vemos al reconocer la exaltación que siente ante los símbolos militares y religiosos.

Los relatos manifiestan amplia diversidad. En cuanto a la forma, revelan una gran capacidad descriptiva, por sorpresa no menor en el secarral palentino que en paisajes urbanos y marineros santanderinos.

La narración de un realismo costumbrista convive con piezas oníricas. Y muestra su exigente vigilancia técnica al suprimir los signos de puntuación en una de las piezas para reproducir verbalmente un sueño.

Respecto de los asuntos, plurales, tienen al fondo una reflexión moral. Las evocaciones hablan de la felicidad, el amor (una pieza plantea “la constitutiva incapacidad humana de amarse unos a otros”), la diferencia entre verosimilitud y verdad, la ejemplaridad, el tiempo, la amistad o los estados de ánimo. Y un ritornelo de toda la obra es la exploración de la memoria y de su fiabilidad y el análisis de los intrincados mecanismos para traer al presente las impresiones del pasado.

Memorias y narración resultan, por otra parte, un todo solidario y los cuentos aportan un jugoso inventario de ideas literarias. Esclarece Pombo que aprendió en Iris Murdoch la utilización de la novela con una carga de reflexión filosófica, antropológica o teológica.

Memorias y narración resultan un todo y los cuentos aportan un jugoso inventario de ideas literarias

La cuestión del realismo la afronta con un remedo de Robbe-Grillet. Y no deja de preguntarse por el arte de contar y por la utilidad del propio cuento.

La tenaz exploración de la conciencia en busca de un sentido a la vida proporciona a este valioso repertorio de relatos un alcance moral, sin la menor moralina.

El original ejercicio introspectivo sin descanso de un Pombo escéptico, paradójico, sorprendente y lúcido nos deja un reguero de observaciones de enjundia filosófica que invitan a pensar, como esta: “Al final de mi vida he redescubierto que una sosa, rutinaria manera de vivir es la mayor perfección posible”.