Ramiro Pinilla. Foto: Iván Giménez.

Ramiro Pinilla. Foto: Iván Giménez.

Letras

'Quince años', de Ramiro Pinilla: lesiones y lecciones de la Guerra Civil

Tusquets recupera la novela de los 90 donde el escritor vasco narra el reencuentro de los supervivientes en un Getxo marcado por el conflicto y la amistad rota.

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Ramiro Pinilla (Bilbao, 1923 – Baracaldo, 2014) conoció el éxito literario a pesar de su discreción como escritor. En los años sesenta consiguió el Premio Nadal (el de entonces) y el Premio de la Crítica por Las ciegas hormigas, y, aunque estuvo varias décadas alejado de la literatura comercial, entre 2004 y 2005 volvió a la primera línea con tres obras de excepción –La tierra convulsa, Los cuerpos desnudos y Las cenizas del hierro– con las que obtuvo el Premio Euskadi, el Nacional de la Crítica y el Nacional de Narrativa.

Quince años

Ramiro Pinilla

Tusquets, 2025. 158 páginas. 19€

La trilogía, reunida bajo el título genérico Verdes valles, colinas rojas, recoge una alegoría vasca que transcurre entre el siglo XIX y la llegada del franquismo, y muestra la oposición entre un mundo que se resiste a desaparecer y otro que llega para sustituirlo.

Sobre el humor de este vasco impenitente, su conterráneo Fernando Aramburu ha aludido a su retranca, cuyo fin no es tanto mover a risa “sino clavarle al interlocutor, como quien no quiere la cosa, un aguijonazo sutil de ironía”.

Aramburu también da en el blanco cuando, al definir al autor, señala que en su obra hay un predominio del fondo sobre la forma (“Era más un hombre de significados que de ornamentos formales”, dice), lo que no significa que descuidara su estilo. Al contrario; la escritura de Ramiro Pinilla es vigorosa, precisa, y resulta idónea para representar la conciencia interna de sus personajes.

La primera publicación de Quince años tuvo lugar en 1990. Como cuenta Miguel González San Martín en el epílogo a esta nueva edición de Tusquets, acompañaba al número inaugural de la revista Pérgola cuando él se hizo cargo de su dirección.
Quince años relata una historia ambientada en Getxo durante la Guerra.

Manuel Goenaga ha sido excarcelado por orden del alcalde, Benito Muro, con la intención de que se reincorpore a su puesto de maestro. Los dos hombres, ya adultos, militan en bandos contrarios –el primero en el de los vencidos y el segundo en el de los vencedores–, pero de niños fueron amigos y en la adolescencia Manuel salvó a Benito de morir ahogado.

Al recuperar la libertad, Manuel se reencuentra con Mercedes Azkorra, la maestra y su novia de toda la vida.

También con otras personas de su entorno: su madre, que vive a fuerza de mezclar la realidad con los sueños, para quien la contienda terminó el día en el que su hijo volvió a casa; Asier Altube, el muchacho de quince años al que amparó desde que quedó lisiado tras un accidente, que tenía una fe ciega en él; Anaconda, la hija ilegítima de un pariente de Asier y una india kamayurá que, según el cura, es “una mujer provocativa que va encendiendo a su paso el deseo carnal”; y la propia Mercedes, la eterna prometida con la que Manuel ha mantenido una casta relación, intermitente y fría.

La historia tiene a la Guerra y sus proclamas como telón de fondo y recrea las consecuencias concretas de nuestro conflicto sobre los individuos.

Pinilla evidencia que en la guerra uno se acostumbra a todo, incluso a ser testigo del pecado más atroz

Ramiro Pinilla muestra la mala conciencia que asalta a los supervivientes; el dolor seco de las madres cuyos hijos murieron fusilados; la realidad de los que permanecían ocultos hasta que alguien, envenenado por el odio y la venganza, los delataba; los encarcelamientos por cualquier causa o sin ella; la humillación de las mujeres a las que rasuraban la cabeza…

En esta novela, Pinilla evidencia que en la guerra uno se acostumbra a todo, incluso aunque haya sido testigo del pecado más atroz a una edad incontaminada –por ejemplo, a los quince años– porque, como dice Manuel, “todos hemos sobrevivido a la pérdida de la inocencia”.