Rubén Pozo

Rubén Pozo Daniel Hidalgo

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Rubén Pozo, músico: "Preocuparse mucho por el qué dirán es la vía rápida hacia la infelicidad"

Rockero por los cuatro costados, el músico no piensa soltar la guitarra eléctrica, ese instrumento que le pusieron los dioses en las manos cuando dejó de ser niño. Abrazado a ella, ha llegado hasta '50town'.

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¿Qué libro tiene entre manos?

Pedro Páramo de Juan Rulfo. Lo leí de adolescente y aluciné. No sé por qué ahora no me está llegando tanto.

¿Cuál es el libro que más le ha ‘autoayudado’?

A mí me gusta leer para evadirme, para ser otra persona, para olvidarme del reloj. Si un libro cumple esas premisas conmigo, ya me siento autoayudado.

Si no hubiera podido ser rockero, ¿qué hubiera querido ser?

Mago, como Juan Tamariz.

Un acontecimiento histórico que le habría gustado vivir in situ.

Ver a los Beatles en The Cavern justo antes de que grabaran el primer disco. Los adoro. Soy una quinceañera enferma de beatlemanía.

50town suena mucho mejor que cincuentón, ¿no?

Claro. Por alguna extraña razón me suena peor cuarentón, pero la gracieta del “-town” se me ocurrió diez años después.

Decía el filósofo Javier Gomá que en los 50 nos quedamos con nosotros mismos, ya sin importarnos tanto el qué dirán, “independientes y frágiles”. ¿Qué le parece?

Me encanta. Preocuparse mucho por el qué dirán es la vía rápida hacia la infelicidad. Pero somos animales sociales, es humano preocuparse por ello. Solo queremos que nos quieran.

La idea es seguir “agarrado a la guitarra”, reír y llorar con ella, cuando llegue a 100town, ¿no?

Sí, sí. Adoro ese aparato, ese trozo de madera con pelos de metal. La vida es dura pero a mí los dioses me pusieron en el camino una guitarra justo cuando dejé de ser un niño y mi mundo seguro y confortable se fue al garete. Joder, gracias.

Hace nada le hemos visto también en el documental sobre la banda Buenas Noches Rose. ¿Qué recuerdos le trae aquella aventura de excesos juveniles?

Excesos pocos, la verdad. Porritos de ficha de hash en carretera para que le salieran alas a la furgoneta y llegar antes. Poco más. Pienso que BNR es la cosa más bonita que nos pudo pasar. Éramos muy niños, muy inocentes. Nos cuidábamos unos a otros. Vivimos un sueño.

Un disco/canción que se ponga en bucle estos días.

Siempre tendré un ojo puesto en ti (S.T.U.O.P.E.T.), de Quique González. La escucho y pienso en mi hijo Leo. Cuando al final canta “me tumbarán los campeones pero siempre tendré un ojo puesto en ti”, se me empañan los ojos y me aguanto las ganas de llorar.

¿Cuál es la serie que ha devorado más rápido? ¿Diría, por cierto, que es la mejor que ha visto? ¿O es otra?

El Eternauta, esa serie argentina con Ricardo Darín. Esa banda sonora de rock argentino de los 70 me cautivó. Flipé con Breaking Bad, The Last of Us, Juego de Tronos, Black Mirror y tal.

¿En qué película se quedaría a vivir y en cuál no aguantaría ni un minuto?

Me quedaría en Cinema Paradiso, en las primeras de Star Wars, El crepúsculo de los dioses, Top Secret, Granujas a todo ritmo, Rocky I, El gran Lebowski, Los Increíbles..., por decir algunas. Me parecen arte mayor Funny Games o Requiem for a Dream. As Bestas me pareció una auténtica obra maestra, pero no me gustaría vivir en ella.

¿Ha experimentado alguna vez síndrome de Stendhal?

En el 95 vi a Lou Reed en el festival Doctor Music, en los Pirineos. Estaba atardeciendo. Sale al escenario y empieza a tocar Sweet Jane. Me derretí. Me puse a llorar a moco tendido, como una Magdalena.

Un placer cultural culpable.

Leer las críticas de los lectores en FilmAffinity.

La última exposición a la que ha ido.

No voy a exposiciones. Vergüenza. Póngame una cruz.

¿La inteligencia artificial matará la creación artística?

Ni idea pero la IA ya es una creación artística humana. Me preocupa más no acabar como en Terminator 2.

España es un país…

Muy bonito, lleno de gente maravillosa y donde se come muy bien.