Posteguillo dentro de la Porta Nigra. Foto: Miquel Olivé

Posteguillo dentro de la Porta Nigra. Foto: Miquel Olivé

Letras

En las Galias con Santiago Posteguillo: "Julio César es un motor transformador de la historia del mundo"

El escritor presenta 'Los tres mundos', con un viaje a las ciudades alemanas de Tréveris y Coblenza, donde se desarrollaron episodios de la Guerra de las Galias.

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"Después de César, nada es igual", proclama Santiago Posteguillo. Nos encontramos en la ciudad alemana de Tréveris, próxima a la frontera con Luxemburgo y no lejos de Bélgica y Francia. Hace poco más de dos milenios, esta tierra fue escenario de importantes acontecimientos de la Guerra de las Galias, la serie de campañas con las que Cayo Julio César sometió a la autoridad de Roma un territorio que, pese a ser comúnmente identificado con el francés, abarcaba mucho más.

Así lo prueba el hecho de hallarnos en suelo alemán. Pero también había pueblos galos en lo que hoy es Suiza, Bélgica, parte de los Países Bajos... Y hacia el sur, la Galia Cisalpina corresponde al actual norte de Italia. Incluso si miramos al otro lado del Canal de la Mancha, la antigua Britania estaba habitada por tribus celtas. Porque las palabras galo y celta significan lo mismo: "Una en latín y la otra, en griego".

El caudaloso Rin marcaba la frontera septentrional y oriental de aquellas Galias que César incorporaría a Roma. Tréveris, fundada como Augusta Treverorum a finales del siglo I antes de Cristo, queda al oeste del gran río, en una zona poblada por los tréveros, pueblo galo aliado de los romanos.

Hasta esta parte galorromana de Alemania se ha desplazado Santiago Posteguillo, uno de los más reputados escritores de novela histórica y divulgador de la civilización nacida a orillas del Tíber. El motivo: la presentación de Los tres mundos (Ediciones B), tercera parte de su serie dedicada a César, iniciada con Roma soy yo y continuada por Maldita Roma. Una visita en la que lo han acompañado El Cultural y otros medios.

¿Y cuáles son esos tres mundos? El primero, la aludida Guerra de las Galias (58-51 a. C.). El segundo, el que mientras tanto "César tiene en la cabeza: la pugna política en Roma", especifica el escritor valenciano señalando a Cicerón y Catón, sus máximos enemigos en el Senado.

Posteguillo en el exterior de las termas de Tréveris. Foto: Miquel Olivé

Posteguillo en el exterior de las termas de Tréveris. Foto: Miquel Olivé

Y el tercero es Egipto. Allí tienen intereses Pompeyo y Craso, los otros dos miembros del triunvirato que gobierna la República romana y completa el propio César. Una "frágil alianza" sostenida mediante pactos como el matrimonio de Pompeyo con Julia, hija del conquistador de las Galias.

Esos tres mundos acabarán desapareciendo, o fundiéndose en uno. "Y en el centro de ese nuevo mundo, César", escribe Posteguillo en las páginas de la novela. Porque César saldrá victorioso y dará origen a un imperio desde el Atlántico hasta el Nilo y del Rin a África. Así, "crea Occidente, lo forja", en palabras del autor, que sentencia: "César es un motor transformador de la historia del mundo".

Comenzamos la presentación de Los tres mundos ante el mayor símbolo de Tréveris: la Porta Nigra, una monumental construcción romana de finales del siglo II después de Cristo, época en la que se dotó a la ciudad de un recinto amurallado del que fue su principal acceso.

Hoy podemos admirarla en su aspecto original, pues en el medievo se libró de correr la misma suerte que el Coliseo de Roma —servir de cantera para otros edificios— al haber sido consagrada como iglesia en el siglo XI. Al darle un uso religioso, se le añadieron algunas estructuras que a comienzos del XIX serían retiradas por orden de Napoleón Bonaparte, gran admirador del Imperio romano y responsable de que hoy vuelva a lucir tal cual lo hacía en los primeros siglos de nuestra era.

Portada de 'Los tres mundos', de Santiago Posteguillo (Ediciones B).

Portada de 'Los tres mundos', de Santiago Posteguillo (Ediciones B).

La ruta por Tréveris continúa al pie de su catedral, una edificación medieval que aprovecha muros de la época romana. Aquí subraya Posteguillo "la importancia de la religión" en Los tres mundos. Por ejemplo, al recordar que César ejerce el cargo de pontifex maximus desde antes de lanzarse a la conquista de las Galias. Y cuando le interesa, se lo recuerda a sus "supersticiosos" legionarios.

Sus enemigos germanos, que cruzan en barcas el Rin para combatirlo, también tienen sus cuestiones de fe. En un momento dado, César espera un ataque que tarda en llegar. La causa: que los sacerdotes germanos le han vaticinado a su rey, Ariovisto, que "con la luna nueva llegará su gran victoria".

Cerca de la catedral se ubica la Basílica de Constantino. A día de hoy, una iglesia protestante alzada sobre restos romanos. Pero cuando se construyó, en el siglo IV, su uso no era religioso. Las basílicas — "del griego basileos, rey", precisa Posteguillo— eran los tribunales de justicia.

La legalidad es otro de los temas fundamentales de Los tres mundos. César, procónsul de Roma en las Galias, dispone de un mandato de cinco años sobre ese territorio, tiempo en el que las leyes no le permiten abandonarlo. Sin embargo, sabe que no es suficiente para "consolidar su dominio" y necesita que el Senado lo prorrogue.

Posteguillo en la desembocadura del Mosela en el Rin, en Coblenza. Foto: Miquel Olivé

Posteguillo en la desembocadura del Mosela en el Rin, en Coblenza. Foto: Miquel Olivé

Lo logrará de forma ingeniosa: convocará en Lucca, hoy en la Toscana y entonces parte de la Galia Cisalpina, a los senadores para que se apruebe dicha prórroga. "Yo no puedo ir a Roma, así que Roma ha de venir a mí".

Tras visitar las termas de Tréveris, el viaje continúa en el anfiteatro, una construcción bien conservada y rodeada de viñedos. "El anfiteatro es la gran aportación propia de los romanos", destaca el escritor, y apunta que fue un tribuno de la plebe de mediados del siglo I antes de Cristo, Cayo Escribonio Curión, quien ideó colocar dos teatros juntos para dar pie a esta nueva edificación. Sin olvidar que los primigenios teatros romanos "eran de madera" y que fue Pompeyo quien construyó el primero de piedra, como narra en Los tres mundos.

Una breve visita al puente romano, del que se conservan los pilares, sirve de antesala para la que una jornada después cerrará el viaje. Tréveris está a orillas del río Mosela, afluente del Rin, y en la confluencia de ambos se halla la ciudad de Coblenza, cuya etimología es ad confluentes.

"César ya detectó que la desembocadura del Mosela en el Rin era un centro neurálgico", manifiesta Posteguillo desde las colinas que dominan este emplazamiento. A pocos kilómetros de allí está en lugar donde César ordenó al ingeniero Vitruvio construir un puente de madera —"en diez días"— para mostrarles a los germanos que Roma también podía atravesar el ancho río.

"Un procónsul de Roma no cruza el Rin en bote", afirma César, quien agradece a su ingeniero el trabajo realizado: "Las guerras se ganan muchas veces no sólo por la fuerza de las armas, Vitruvio, sino, con frecuencia, por obras de ingeniería como esta".

Tras cruzar el Rin en teleférico, el viaje con Santiago Posteguillo concluye en la desembocadura, en el llamado Deutsches Eck (Rincón Alemán). Allí se levanta el imponente monumento al káiser Guillermo I, bajo cuyo reinado se logró la unificación de Alemania en 1871. El autor de Los tres mundos no deja escapar este detalle: "Káiser es una derivación de César".