
Carolyn y Neal Cassady junto a su hija Jami en 1952. Foto: Beat Museum
La perversa cara B de la desenfrenada Generación Beat: mujeres víctimas del frenesí testosterónico
Anagrama reedita 'Fuera de la carretera. Veinte años con Cassady, Kerouac y Ginsberg', el testimonio de Carolyn, la esposa de Neal Cassady.
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Hay mitos tan arraigados en el imaginario popular que resulta difícil desmontarlos. El de la Generación Beat, que aún se presenta como principal referente de la contracultura, proyecta aún valores profundamente sugestivos: la libertad por bandera, la idea de estar en movimiento permanente –los viajes contrarrestan el desencanto de una sociedad que se sobrepone al trauma de la II Guerra Mundial– o la renuncia al materialismo y al consumo masivo.

Fuera de la carretera
Carolyn Cassady
Traducción de Damià Alou
Anagrama, 2025
672 páginas. 29,90 €
Las drogas son un emblema hedonista, pero también un instrumento para alcanzar la espiritualidad, una de las divisas de este movimiento, cuyo objetivo es emanciparse de la asfixiante moral estadounidense, tan punitiva, tan puritana.
La novela On the road (traducida en España unas veces como En el camino y otras como En la carretera) sintetiza el ideario de la Generación Beat, nacida al calor de la Universidad de Columbia a mitad de los años 40. La obra de Jack Kerouac, autobiográfica, romantiza el desfase de una pandilla de amigos, entre los que se encuentran Neal Cassady (Dean Moriarty en la novela), Allen Ginsberg (Carlo Marx) y William S. Burroughs (Old Bull Lee).
Comparecen, lejana o residualmente, otros personajes como Carolyn Cassady (Camille), pero esta última se perdió los psicotrópicos desplazamientos por los clubes de jazz del país, a bordo de un Cadillac en el que retumbaban los saxos de Charlie Parker. Carolyn era, en aquellos años, la mujer de Neal Cassady, a quien conoció en Denver en 1947. Retratista y escenógrafa, su vida era una balsa de aceite hasta que llegó él, tan entusiasta y cariñoso como egoísta y desenfrenado.
Las memorias de Carolyn son el reverso de la canónica On the road. No en vano, la obra se titula Fuera de la carretera, toda vez que refleja el rol de las mujeres que vivieron el movimiento desde dentro: mientras los hombres quemaban la noche y el asfalto a golpe de trago y adulterio, ellas quedaban arrumbadas en el hastío doméstico.

Carolyn Cassady a los 16 años. Foto: Beat Museum
Carolyn, además, educada "para temer y reverenciar el imperante código social de los años treinta", es una de las víctimas de la tan cacareada libertad sexual, no tan estimulante si ambas partes no están de acuerdo.
En la escena más desgarradora del libro, publicado inicialmente en 1990 y recuperado ahora por Anagrama, Carolyn relata el momento en que Neal, el manipulador con el que acaba de contraer matrimonio, gasta todos sus ahorros en un coche para fugarse de viaje con Kerouac, dejándola en casa con un bebé recién nacido.
El episodio, consignado también por Kerouac en On the road, es el nudo de esta historia llena de agravios. Carolyn presenció el trío de Neal con su exmujer y Ginsberg, que estaba enamorado de él, y en otra ocasión descubrió a su marido haciendo una felación al poeta.
A pesar de los incontables engaños de Cassady, un completo desequilibrado, Carolyn no pudo desembarazarse de una perversa dependencia emocional que le llevó a perdonarle repetidamente, a meter a sus amantes en el hogar familiar, a recogerlo de la cárcel… Incluso tuvo que consolarlo cuando en 1957 se publica On the road y Neal comprueba, decepcionado, que su personaje, Dean Moriarty, sale tan mal parado.
Carolyn nunca pudo desembarazarse de una perversa dependencia emocional hacia Neal Cassady
Fue el inicio de la Generación Beat y Cassady, sin haber publicado un solo libro, era uno de los máximos exponentes. A cambio del esparcimiento, desencadenante de turbulentas relaciones amorosas, pagó el peaje de una vida en el alambre –una inestabilidad económica junto a su pareja y sus hijos– que lo arrastró al infierno de las drogas: primero marihuana, luego speed, LSD…
Al mismo tiempo, Kerouac también cayó en desgracia tras la publicación de su novela canónica, según recuerda Carolyn, con quien mantuvo una intermitente relación sexual. Por el narrador, que llegó a vivir con la pareja en distintos momentos, "sentía esa cálida atracción física que no experimentaba por Neal", confiesa en sus memorias, pero ese "encanto melancólico" se inscribía en una peligrosa inseguridad personal.
Así, cuando los críticos más implacables se abalanzaron sin clemencia sobre On the road, convertido luego en clásico, Kerouac se abandonó a la bebida, que lo acabó matando. Las cartas con Carolyn y el propio Cassady atestiguan que el grupo lo apoyó, pero no fue suficiente.
Meses antes, recibió la llamada de Carolyn informándole del fallecimiento de su amigo Neal, un golpe del que no se repuso. La autora de Fuera de la carretera se había divorciado de su marido hacía poco tiempo: "Yo era la que rompía la vieja pandilla", cuenta.
Este es un libro imprescindible para los amantes de la Generación Beat, no solo por el valor de su testimonio –la cara oculta del frenesí de la juventud– sino por la información que se vierte a través de una ingente correspondencia.
Carolyn incluye decenas de misivas que datan, entre otros episodios, el homicidio accidental de Burroughs –acaba con la vida de su mujer de un disparo– y el éxito de Ginsberg tras la lectura, en la Six Gallery de San Francisco, del poema "Aullido", censurado poco tiempo después, en el que el poeta escribe: "He visto a las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura".
Además, mientras Kerouac escribía On the road, Cassady le aconsejó en una carta que emprendiera la célebre escritura automática: "Cuando uno escribe debe olvidar todas las reglas, estilos literarios y la petulancia de las grandes palabras […]. Las palabras han de resbalar por la boca como el vino", leemos. Kerouac recogió el guante, como sabemos. Ciertamente, los beatniks "no eran una generación, sino un estado de ánimo".