Lorenzo Silva
Lorenzo Silva: "Del mundillo cultural me fatiga el ditirambo al afín y la diatriba contra el que no lo es"
Después de tres años de espera, el escritor vuelve a reclutar en 'Fuerzas contrarias' a Bevilacqua y Chamorro para investigar dos misterios simultáneos, el asesinato de una mujer y la desaparición de otra en pandemia.
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¿Qué libro está leyendo?
Elogio del amor, de Rafael Narbona. Alivia, en tiempos de tanta fobia.
¿Cuál es el libro que más le ha 'autoayudado'?
El Quijote. Ayuda a perder con decoro.
Si no hubiera podido ser escritor ¿qué hubiera querido ser?
De niño decía que piloto. No contradiré a aquel niño.
Un acontecimiento histórico que le habría gustado vivir in situ. ¿Por qué?
La llegada de Cortés a Tenochtitlan. Los sapiens reencontrándose, al cabo de los milenios, en toda su grandeza y toda su miseria.
Vuelve con este último libro a su legendaria serie protagonizada por Bevilacqua y Chamorro, tan queridos y cercanos para sus lectores. ¿Cuál cree que ha sido la clave para estos casi treinta años, catorce títulos y cinco mil páginas con ellos?
Nunca han pretendido apabullar a nadie. Con ellos he apelado a la compasión y los lectores han respondido generosamente.
¿Por qué cree que lo han hecho?
Sólo intento lograr lo que los libros que me marcaron: proporcionar la sensación de conversar con un buen amigo.
Y ha vuelto a lograr ser número uno en ventas. ¿Abrumado?
Claro: cada vez es más improbable.
¿Diría que sus novelas policíacas le han dado más alegrías que sus otros libros?
Me han dado alegrías más aparatosas, tal vez, pero todos mis libros me han compensado.
Esta última entrega se enmarca en la pandemia, de donde se suponía que íbamos a salir mejores. ¿Qué nos ha pasado?
Los humanos escarmentamos mejor como individuos que como colmena. Uno por uno, hemos aprendido cosas. En conjunto, demostramos una estupidez contumaz.
El libro comienza aludiendo a que en el recuerdo solo queda "lo que nos mordió el corazón". ¿Qué es, de la pandemia, lo que aún le muerde el alma?
Los que se fueron. Cómo se fueron. Lo que no me dio tiempo a agradecerles.
Un disco/canción que se ponga en bucle estos días.
Era già tutto previsto, de Riccardo Cocciante. Culpa de Sorrentino.
¿Cuál es la serie que ha devorado más rápido? ¿Diría, por cierto, que es la mejor que ha visto? ¿O es otra?
Chernóbil. De las cortas, sí. De toda longitud, The Wire.
¿En qué película se quedaría a vivir y en cuál no aguantaría ni un minuto?
Me quedaría a vivir en La gran belleza. No soporté La vida es bella.
¿Ha experimentado alguna vez síndrome de Stendhal? ¿Ante qué?
Varias. Ante el Bósforo o la Gran Muralla china, por ejemplo.
No se muerda la lengua, díganos algo que ya no soporte del mundillo cultural.
El ditirambo al afín y la diatriba contra el que no lo es. Fatigan por igual.
Una obra sobrevalorada.
Me llega poco Harry Potter. Problema mío, quizá.
Un placer cultural culpable.
O.V.N.I., de Josetxu Piperrak. Me pone de buen humor.
¿Cuál es la última exposición a la que ha ido? Impresiones…
Una colectiva de pintores extremeños en Artex Sala de Badajoz, anteayer. Me impactaron las acuarelas de Adrián Marmolejo.
¿La inteligencia artificial matará la creación artística?
Si dejamos que nos atolondre, es probable. Si somos capaces de defender el perímetro de lo humano, ni en mil años.
España es un país…
Complicado. Estupendo. Como cualquier otro.
