
Guillermo Saccomanno. Foto: Ministerio de Cultura de Argentina
Guillermo Saccomanno, Premio Alfaguara por una historia con aroma a David Lynch en un pueblo argentino
El argentino se hace con el galardón dotado con un premio en metálico 175.000 dólares gracias a un relato protagonizado por una pareja que regenta un hotel.
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El argentino Guillermo Saccomanno (Buenos Aires, 1948) se ha alzado con el Premio Alfaguara de Novela 2025, en su vigésima octava edición, por 'Arderá el viento'. El jurado ha estado presidido por el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, y compuesto por los escritores Leila Guerriero y Manuel Jabois, la directora de cine y guionista Paula Ortiz, la escritora y la dueña de la librería La Mistral (Madrid), Andrea Stefanoni.
El premio, uno de los más importantes otorgados a una obra inédita en español, está dotado con 175.000 dólares y concurrían 725 manuscritos presentados desde España (322), Argentina (93), México (110), Colombia (89), Estados Unidos (38), Chile (27), Perú (25) y Uruguay (21).
En Arderá el viento conocemos a los Esterházy, una pareja excéntrica sin un pasado claro, llegan a un pueblo de la costa argentina y comienzan a regentar un antiguo hotel. Estos dos seres (y sus dos hijos, una niña y un niño más inquietantes y enigmáticos que ellos) producen el efecto de una partícula enfermiza que se introduce en las grietas de una sociedad pequeña y arrasa con su dinámica cotidiana, aparentemente calma. La pareja resulta ser un amplificador de los prejuicios, los deseos ocultos, las supersticiones, los temores y la violencia larvada en muchos de los habitantes del pueblo. La obra estará a la venta en librerías el próximo 20 de marzo.
En la rueda de prensa posterior al fallo del jurado, Saccomanno ha reconocido la influencia de David Lynch a la hora de construir el pueblo donde se desarrolla el relato. Comparte con el imaginario del cineasta la construcción de una población deatmósfera surrealista, con una composición coral de personajes extravagantes que descolocan y provocan perplejidad en el lector conforme avanza en la historia. El escritor, además, había incluido poco antes una cita del director de Twin Peaks en su discurso de agradecimiento, diciendo que "en estos días hay que escribir con la esperanza entre los dientes".
Juan Gabriel Vásquez, presidente del jurado, ha afirmado que "es una novela aunque breve, inmensa, poliédrica, que te rompe la cabeza". "Comienza jugando —decía el escritor colombiano— con el género detectivesco pero se precipita a un gran estallido, a la vez que se sumerge en una historia fascinante donde los rencores se van larvando poco a poco".
A esto, Leila Guerriero ha añadido unas palabras sobre el autor diciendo que es "una persona comprometida, que sabe lo que vale la literatura. Su libro es una historia en la que se despliega la voz portentosa, rasposa, casi aguardentosa que posee". La cineasta Carolina Ortiz ha valorado la oportunidad de leer esta novela "como un privilegio. Atravesar ese relato ha sido recuperar la honra".
Guillermo Saccomanno inició su carrera como escritor en 1979 con el libro de poemas Partida de caza. En 1984 se estrenó en narrativa con la novela Prohibido escupir sangre, a la que siguieron Situación de peligro (1986; Premio Club de los XIII); Roberto y Eva (1989); El buen dolor (1999; Premio Nacional de Letras); la trilogía sobre la violencia política formada por los libros La lengua del malón (2003), El amor argentino (2004) y 77 (2008; Premio Dashiell Hammett); El pibe (2006); El oficinista (2010; Premio Biblioteca Breve); Un maestro (2011; Premio Rodolfo Walsh); Cámara Gesell (2012; Premio Dashiell Hammett); Terrible accidente del alma (2014); Amor invertido (2015) y Los que vienen de la noche (2018), ambas en colaboración con Fernanda García Lao; Soy la peste (2020), y Mirlo (2024).
Saccomanno afirma que hay dos o tres presencias en su prosa, además de Lynch, a saber: Faulkner, Sherwood Anderson —por la construcción de la voz colectiva de una población— y, en algunas ocasiones, Flaubert, este último por la composición que hace de los personajes femeninos.
"No sé escribir una novela, sé componer historias a través de situaciones, de la cual la voz es colectiva", ha reflexionado también el galardonado, preguntado por su forma de afrontar la labor de escritura. "Lo más complejo de escribir esta novela fue escribirla. El día a día. La escribí en muy pocos meses. Luego me llevó mucho tiempo la corrección. Fue un año para mí muy trágico, con una secuela de covid, trastornos neurológicos, dos pulmonías... Uno escribe los libros en la salud. Yo solo pude escribir en esas rachas en las que me sentía un poco mejor".
Frente a la pregunta de si literatura puede hacer algo en la lucha contra el autoritarismo, Saccomanno ha sido rotundo: "La literatura no cura a nadie, en esto soy totalmente escéptico. Pero creo que a veces sana, alivia. Creo que en toda mi vida son más años los que he vivido de autoritarismo que de democracia. Y sin embargo escribimos. Surjen cada vez más voces poéticas, más editoriales independientes. Un tsunami de literatura que sorprende. No sé si es mejor o peor, pero que exista es magnífico. Pero no creo que la literatura solucione nada".