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Castigo

Ferdinand von Schirach reúne doce relatos sobre el comportamiento humano escritos con una concisión y una sabiduría que cortan la respiración

3 diciembre, 2019 20:09

Ferdinand Von Schirach

Traducción de Susana Andrés Font. Salamandra. Barcelona, 2019. 176 páginas. 17 €. Ebook: 9,99 €

Aunque en su país natal es uno de los autores más celebrados y vendidos, sólo poco a poco va dándose a conocer aquí al alemán Ferdinand von Schirach (1964), escritor y abogado penalista. Salamandra ha publicado ya una buena serie de sus títulos: Crímenes, Culpa, Tabú, Terror… y ahora este excelente Castigo, doce relatos escritos con una concisión y una sabiduría que cortan la respiración.

Junto a la maestría literaria, asombra el conocimiento del autor al ahondar en el comportamiento humano y exponer las motivaciones que impulsan a cruzar la delgada línea entre el bien y el mal, así como las consecuencias morales y penales del castigo. A menudo el origen o las circunstancias personales empujan hacia un destino que parece difícilmente sorteable. Porque la sensación que impera en el libro es la de asistir, o asomarnos, a doce historias que parecen destinos que inexorablemente hubieran de cumplirse, pues era ya mucho el peso y la inercia del pasado, la humillación sostenida y la presión que tal vez se lleva soportando desde tiempos inmemoriales.

Personajes como la Katharina del primer cuento revelan cómo nos marca el pasado y los peligros del buenismo y de la excesiva empatía a la hora de juzgar a otros. El magistral “El lado equivocado” relata la caída en desgracia del abogado defensor Schlesinger, de nuevo con el lenguaje directo de los puros hechos sin edulcorar o tamizar. Schlesinger nos coloca en la encrucijada entre la aceptación o la rebelión contra el destino. Uno piensa cuánto le hubiera gustado este texto a Albert Camus. No es casual que sea un argelino el que juega un importante papel. Aquí los abogados no son héroes de John Grisham que resuelven con astucia montañas de casos, sino hombres que se transparentan y quiebran en su fragilidad, Sísifos que han de reinventarse para volver a subir la roca por la montaña.

Doce relatos escritos con una concisión y una sabiduría que cortan la respiración. Un libro hermoso, poético y reflexivo

Asumir o cargar con las culpas ajenas es el eje en el que pivota la esposa de “Un día radiante”, una historia de venganzas donde el lector ya ha comprendido cuánto hay en este libro de dureza y de autenticidad. Impresionante estampa de la soledad contemporánea la que nos trasmite la figura del divorciado Sr. Meyerbeck en “Lydia” (nombre de una muñeca con apariencia real). Este libro no es una mera enumeración de casos judiciales, sino de ventanas que nos asoman a vidas cotidianas contadas con un derroche de lucidez y fina capacidad de observación: “Vecinos” relata la impunidad y la ligereza con que puede sobrellevarse un crimen en aras de una vida soñada.

A veces el giro de las cosas obedece a un mero complejo de inferioridad no superado, es el caso del Strelitz de “El hombre bajito”. El trastorno personal y los límites de las perversiones sexuales se presentan con maestría en “El buzo”, mientras que “Arenque apestoso” habla de las consecuencias de una arriesgada prueba de valor entre adolescentes. Tremenda la progresiva perturbación mental de Felix Ascher en “La casa del lago”, o la peripecia de Seyma en una dolorosa historia (“Su-botnic”) de trata de blancas a cargo de un mafioso ruso, donde se plantean los límites éticos y los problemas de conciencia de una abogada defensora. El matrimonio de “Tenis” nos guía entre la infidelidad, las drogas y la venganza. Y “El amigo” narra la caída en desgracia de un viejo y triunfante amigo, el vacío que deja la muerte violenta de un ser querido, la culpa como castigo casi eterno.

Von Schirach, sin necesidad de sermones ni moralinas, se limita a hacernos reflexionar sobre la extrema facilidad con la que acostumbramos a juzgar, desde nuestra confortable distancia, las acciones de los hombres: ese desparpajo con el que etiquetamos a los demás como buenos o malos. A menudo el azar, los acontecimientos y su terrible carga, desbordan la resistencia de estos seres humanos. Para el autor, todos somos verdugos o víctimas en potencia, y tal vez sólo dependa de la casualidad. Desde el primer texto, el lector es arrastrado por su talento para el suspense y la precisión descriptiva. El libro resulta tan directo como hermoso, poético y reflexivo, sin una sola concesión a notas exageradas o impostadas.