Image: Jonathan Lethem termina a Don Carpenter

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Letras

Jonathan Lethem termina a Don Carpenter

17 junio, 2015 02:00

Don Carpenter y Jonathan Lethem.

Llega a las librerías Los viernes de Enrico's (Sexto Piso), novela póstuma de Don Carpenter (1931-1995) editada y corregida por Jonathan Lethem. El autor de Los jardines de la disidencia habla con El Cultural de su admiración hacia el desaparecido escritor californiano.

No es cómodo para un escritor afrontar la tarea de reescribir la novela de otro escritor al que admira. Más si éste escritor está muerto y su novela, le dicen al entregarle el manuscrito, está inacaba y sin revisar. Por eso Jonathan Lethem al principio dudó. "Me sentí eufórico y asustado. Sentía que hasta un solo párrafo adicional de Don Carpenter sería un regalo, pero ¿y si el libro no era bueno o no era lo bastante bueno?". Se trataba de una novela titulada Enrico's Fridays y Carpenter le había puesto el punto final poco antes de suicidarse en 1995. Llegó el manuscrito y Lethem comenzó a leer y entonces, dice, sobrevino el silencio. Terminado el libro, que ahora publica en España Sexto Piso, su intervención ha sido mínima: "No tengo ninguna duda de que el final que estaba en el manuscrito era el que quiso Carpenter, un final, en mi opinión, muy hermoso, completo, satisfactorio. Mi participación se ha limitado a una cirugía plástica local en algunos capítulos [los personajes de Carpenter, cuenta Lethem en el epílogo, "sonreían" demasiado en ese primer borrador] para favorecer que funcionase sin problemas. Pero el libro que se va a encontrar el lector es de Carpenter, y solo de él".

La historia de Lethem con Carpenter es una de esas historias de amor libresco que a veces se dan entre escritores y lectores. El hoy consolidado autor de La fortaleza de la soledad era entonces un joven aspirante que trabajaba en una librería de viejo de Berkeley. Corría el año 1990. Entonces Carpenter aún estaba vivo, pero sus libros se amontonaban en almacenes y librerías de saldo. Era un escritor casi anónimo (de culto, eso sí) que años atrás había colocado algunas novelas con cierto éxito. Un escritor descatalogado al que seguía un fiel puñado de connoisseurs. El caso es que un día estaba Lethem ordenando estanterías cuando tropezó con A Couple of comedians, novela de 1979. La frase publicitaria, de Norman Mailer, y su llamativo título lo animaron a abrirlo. "Cuando allí mismo, en las pilas de libros, me encontré con la prosa incisiva de Don Carpenter, y con su punto de vista cautivador, irónico y humano, me llevé el libro a casa. Lo leí. Me encantó". Cuenta Lethem que después leyó Dura la lluvia que cae y pensó que "con esa ya iban dos obras maestras". Después, rendido, leyó el resto de sus obras y se convirtió en su "fan número uno".

Con semejantes expectativas, lo normal habría sido sentir cierta decepción con esta última entrega inconclusa (Lethem confiesa que le gustan mucho "los trozos póstumos de los escritores" que admira, como el Crack-up, de Fitzgerald; El castillo, de Kafka; o El misterio de Edwin Drood, de Dickens), pero lo cierto es que este no era un trozo más: el autor de La promoción del 49 dio aquí lo mejor de sí. En EE. UU ya hay quien ha dicho que Los viernes de Enrico's es una obra maestra. ¿Lo es? "Es sin duda la obra más ambiciosa de Carpenter y también la mejor de todas las que publicó durante la segunda mitad de su carrera", opina el autor de Motherless Brooklyn.

Y recomienda al lector que aún no conozca al californiano (al lector español, por ejemplo: solo tres de libros de Carpenter están a nuestro alcance hoy) que empiece por aquí o por la más célebre Dura la lluvia que cae, que editó en 2012 Duomo Ediciones. Conviene aclarar que Lethem prefiere al primer Carpenter, el de Blade of light y los cuentos de The Murder of the Frogs an other stories. Es más, reconoce que sin "el ejemplo y el coraje" de esos libros él nunca habría podido escribir La fortaleza de la soledad.

El lector topará en Los viernes de Enrico con una historia sobre escritores que lo intentan. Escritores de la costa oeste para quienes el triunfo es colar un cuento en alguna revista de Nueva York o lograr que un editor de literatura pulp les publique una novela sin destrozársela en exceso. Algunos triunfan (generalmente aquellos que menos prometen) y otros, muchos, se quedan en el camino. Y es ésta, también, una historia sobre el tiempo, sobre lo que el paso del tiempo, mejor dicho, hizo en los jóvenes que soñaban con formar parte de la Generación Beat. De hecho conocer a Kerouac es aquí un triunfo semejante al de vender un cuento. Y, por encima de todo, es el Oeste americano lo que Carpenter disecciona en esta novela. "Puede que sea ese su mayor logro", dice Lethem. "Y no solo aquí, sino en toda su obra. Él no escribe sobre un Oeste mítico o metafórico, como hacen muchos otros escritores de su generación, como Thomas Berger, John Williams, Pynchon, Kesey y Kerouac, o algunos de sus predecesores como Stegner y Chandler. Escribe sobre un Oeste real, y lo hace tanto con la elección de los temas como con sus personajes".

Lamenta Lethem haber perdido la oportunidad de estrechar la mano a quien tantas horas de felicidad lectora le procuró. En una ocasión estuvo a punto de conocerlo (la foto de arriba es, evidentemente, un montaje). Después de aquel primer deslumbramiento en Berkeley se enteró de que Carpenter vivía cerca de su casa. Dio vueltas a la idea de ir a verle y presentarse como "su mayor fan". Se hubiera encontrado a un Don Carpenter ya enfermo que trabajaba penosamente en una última novela sobre escritores fracasados. Lethem finalmente no se atrevió. Hoy dice que le gustaría que Carpenter estuviera aquí para disfrutar de su éxito póstumo. Para ver que, si no con espectaculares ventas, sí tiene lectores como él, totalmente entregados a su literatura. "Yo creo que Don Carpenter siempre fue consciente de lo bueno era", termina su último editor. "Es una maravilla que su estrella comience a brillar más y que su figura adquiera el peso que merece".

@albertogordom