Letras

El testamento de amor de Patricio Julve

Antón Castro

20 enero, 2012 01:00

Antón Castro. Archivo del autor

Xórdica. Zaragoza, 2011. 208 páginas, 16'95 euros

Este libro de Antón Castro (Arteixo, La Coruña, 1959) contiene 24 relatos con muchos elementos comunes que dan a sus narraciones un acusado aire de familia. El primero es la creación de un territorio mítico-legendario situado en el Maestrazgo turolense, con sus villas y pueblos de Cantavieja, Mirambel, La Iglesuela del Cid (donde el autor vivió cinco años), Ejulve, Villarluengo y otros lugares de aquella serranía en los que se localizan estos cuentos cuyas historias transcurren a lo largo de unos 150 años, desde las guerras carlistas en el XIX hasta la segunda mitad del XX. Su inmersión literaria en aquel paisaje agreste de masías, montañas y pedernales, en el aislamiento y en el carácter primario de sus gentes, respira autenticidad en sus narraciones, desde las más realistas e incluso tremendistas hasta las legendarias y fantásticas. Esta unidad se acrecienta con la recurrencia de personajes, sobre todo del enigmático fotógrafo del Maestrazgo, Patricio Julve, protagonista en dos cuentos y reiterada referencia en varios. Y el desarrollo se apoya en una intensa narratividad combinada con la fuerza expresiva de sus descripciones, como es propio de la narración oral centrada en un mundo de pasiones primarias y universales, a veces, contadas por sus portadores en su propio territorio serrano.

Los cuentos están agrupados en tres partes. La primera es "La ciudad sitiada", compuesta por siete relatos en los cuales predominan los casos de pasiones amorosas con final abrupto o por agotamiento. Sus mejores hallazgos están en "Margarita Urbino", con su estallido pasional entre la mujer del título y el general carlista Ramón Cabrera; "Los húngaros", y "El testamento de amor de Patricio Julve", uno de los más logrados por su trágica historia de amor nacida del arte.

La segunda parte, "Inventario de suicidas y otras desapariciones", añade nueve relatos con más variedad en su extensión, desde las dos páginas de algunos hasta las 13 de "El crimen de Mirambel", drama rural enriquecido con ingredientes fantásticos. Se intensifican los rasgos de oralidad en varios cuen- tos. Y siguen predominando los relatos de pasiones amorosas, entre otros asuntos de enfoque realista o tremendista, como se aprecia en la historia de estraperlo y maquis de "Demetrio Dolz". Por último, la tercera parte, "De ángeles y bestias", incluye siete relatos más, entre los cuales aparecen historias de magia y brujería ("El último muerto de amor"), episodios de maleficio y misterio ("La loba") y algún cuento con aire de leyenda ("Rosalía y la serpiente"). Entre todos destaca "Celigarda en el Cuarto Pelado", el más largo y ejemplar en su admirable combinación de narraciones orales engarzadas por varios contertulios reunidos en una especie de filandón en una noche de invierno para contar historias de amor, relatos fantásticos llenos de magia y misterio y la memorable invención de una leyenda que acaba imponiéndose a la realidad y entonando un canto a la necesidad de la ficción en la vida.