Image: Jim Jarmusch: Me encantan las palabras, pero creo que hablamos demasiado

Image: Jim Jarmusch: "Me encantan las palabras, pero creo que hablamos demasiado"

Letras

Jim Jarmusch: "Me encantan las palabras, pero creo que hablamos demasiado"

El director americano presenta en la sección Zabaltigi Perlas de San Sebastián Los límites del control, película en la que los diálogos prácticamente desaparecen

22 septiembre, 2009 02:00

Jim Jarmusch en San Sebastián. Foto: EFE

EFE
La piedra angular del cine independiente americano, Jim Jarmusch, viajó a España para rodar Los límites del control, una película en la que la palabra prácticamente desaparece y que presentó este martes en el Festival de San Sebastián en la sección Zabaltegi Perlas.

"Me encantan los idiomas, la literatura y la poesía como abstracción de la palabra. Pero creo que hablamos demasiado. Yo mismo hablo demasiado" explica en una entrevista con la prensa española. "La gente que no habla mucho suele decir cosas interesantes cuando lo hace. Es algo que me gusta mucho y que está presente en la cultura samurái", se justifica.

Así, cuatro años después del periplo lleno de brillantes diálogos en Flores rotas y después de un proyecto frustrado, en Los límites del control, en la que realizan breves intervenciones Bill Murray, óscar Jaenada, Tilda Swinton, Luis Tosar o John Hurt, habla de no hablar. Al menos si no es necesario. De observar y empaparse de información.

De paso, Jarmusch se regodea en las posibilidades cinematográficas que le dan parajes como las Torres Blancas de Madrid -por las que sintió fascinación cuando las vio hace 20 años-, las calles estrechas del centro de Sevilla o una casa abandonada en Almería, captadas con la sensibilidad fotográfica de Christopher Doyle, colaborador habitual de Wong Kar Wai.

Temáticamente, Los límites del control recupera, en cierta forma, el hilo de Ghost Dog, por tomar un personaje silencioso e implacable, aunque esta vez sigue los códigos samuráis "de una manera más metafórica, más filosófica y física".

Sigue fascinándole la rectitud del observador y la mesura en los actos. Y así, el protagonista "de alguna manera es un hombre muy centrado en un comportamiento de guerrero", resume. Mientras lleva a cabo su enigmática misión, no fuma, no practica sexo y toma siempre su café solo en tazas separadas. Para este personaje sin diálogos, contó de nuevo con el actor francés nacido en Costa de Marfil Isaach de Bankolé, con el que ya trabajó en Café y cigarrillos y Noche en la Tierra.

"A mí me gusta estar solo, pero eso no significa que sea una persona solitaria", se defiende el realizador de Bajo el peso de la ley. "Pero quizá por eso, me gusta crear personajes fuera de lo normal".

"Los límites del control" tampoco es una película normal. Es desconcertante incluso dentro de las coordenadas atípicas del universo de Jarmusch. "No trato de analizar su significado ni de responderme muchas preguntas".

"¿Cómo has llegado hasta aquí?". Le pregunta Bill Murray al protagonista en la película. "Usando mi imaginación", responde De Bankolé. Jarmusch, a la hora de realizar la película, parece haber seguido esa misma premisa y olvidarse de la lógica.

"He crecido en mi vida con figuras de autoridad, como mi padre, mis profesores o la policía. Ellos me decían: 'tú no entiendes cómo es el mundo'. Pero creo que mi imaginación es tan válida como la suya", asegura. Los límites del control es, según esto, una oda a hacer lo que a uno le venga en gana. Así, su protagonista se dedica a recibir instrucciones durante toda la película de distintos personajes -con actores, además de los citados, como Gael García Bernal o Paz de la Huerta- a los que decide no hacer caso.

También se llena de discursos cargados de significados misteriosos, como pinceladas puntuales de relato que tampoco tendrán relevancia alguna a pesar de su poesía como pasajes autónomos. Y así, Los límites del control transcurre, paradójicamente por el más absoluto descontrol. Nada conduce a nada. El espectador debe imaginarse también esa intriga que se mueve por los raíles de lo inexistente, y eso ha dividido las opiniones respecto a la película.

"Es una celebración del artificio en el cine", confluye el cineasta, que estrenará en España el 2 de octubre su película y pasará por Madrid para presentarla en la Filmoteca Española, institución que le dedica actualmente un ciclo que repasa su carrera.