Image: Cuentos de Culver City

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Letras

Cuentos de Culver City

José Luis Borau

24 julio, 2009 02:00

José Luis Borau

Pre-Textos. Valencia, 2009. 495 páginas. 25 euros


Con inusual modestia afronta el cineasta José Luis Borau (Zaragoza, 1929) sus tímidas incursiones en la literatura. Ya se veía en el propio título de su tardía puesta de largo como narrador, Camisa de once varas (2003), y lo corrobora la nueva compilación de relatos, Cuentos de Culver City, donde sus ocho piezas tienen el encanto de alejarse de una idea solemne de la literatura. Borau apuesta por una comunicación cordial que se manifiesta como la gustosa historia referida por alguien con dotes para contarla. Lo cual no implica intrascendencia, pues las piezas del libro desvelan el dolor y asumen la tragedia. Tampoco indica despreocupación formal, ya que el propio autor confiesa una seminal intención de experimentar que, curiosamente, da unos textos bastante clásicos. Casi todos son ágiles recreaciones de un conflicto mediante el tradicional recurso de conjugar narración, descripción y diálogo.

El gusto por el juego literario podría percibirse en la osadía (es un decir) de juntar piezas extensas, auténticas novelas por tono y medida, con un par de microrrelatos a la moda (uno de dos líneas desmerece tanto del conjunto que habría hecho bien en suprimirlo). La ideación convencional, aunque sin hipotecas decimonónicas, es la que produce una gavilla de esa clase de atractivos asuntos que se leen con mucho placer por su ritmo narrativo y nos abren ventanas para observar el espectáculo siempre interesante de la naturaleza humana.

El amor de una pareja de enanos sortea un círculo de mezquindades. Un joven director de cine desvela en su diario cómo se libró de las tentaciones de la vanidad aceptando una pequeña estafa. En general, el tratamiento humorístico y las situaciones paradójicas revisten el drama desnudo de la soledad, la incomunicación, el egoísmo... Pero también en una ocasión la ternura invade la anécdota: un padre trasmite a su interesado modo la carta del hijo que solicita a los inolvidables El Gordo y El Flaco una foto dedicada.

Las historias se relacionan con el mundo del cine y por ello Borau las pone en el título bajo el amparo de Culver City, la factoría de películas cercana a Hollywood. Imaginación, dotes de observador, rebeldía, capacidad comunicativa y estilo directo son cualidades de este Borau narrador. Es de sentir que una absorbente dedicación al cine nos haya venido privando de más literatura notable como ésta.