José Manuel Caballero Bonald

José Manuel Caballero Bonald

Letras

12 poemas (inéditos) para celebrar los 80 de Caballero Bonald

Luis García Montero, Ángel González, Felipe Benítez Reyes, González Iglesias o Sánchez Rosillo dedican sus versos al poeta en su 80 cumpleaños

9 noviembre, 2006 01:00

No es fácil alcanzar 80 años tan cuajados de vida, creación, versos, memoria y amistad como los que estos días celebra José Manuel Caballero Bonald. Quizá por eso, hace tiempo descubrió que “Mi propia profecía es mi memoria:/mi esperanza de ser lo que ya he sido”. Nacido un 11 de noviembre de 1926, un congreso y la exposición De lo vivo a lo contado analizan en Jerez sus peripecias personales, políticas y culturales. El Cultural ha invitado a doce de los mejores poetas españoles a que le dediquen un poema inédito: ángel González, Antonio Colinas, Luis García Montero, Antonio Martínez Sarrión, Juan Bonilla, Luis Antonio de Villena, Felipe Benítez Reyes, Pablo García Casado, Juan Antonio González Iglesias, Vicente Gallego, Eloy Sánchez Rosillo y Antonio Lucas no lo han dudado.

Toronjil

Aquellas sierras, madre,
altas son de subir;
corrían los caños,
daban en un toronjil.
(Anónimo)

Decantado en el nombre
de una hierba olorosa, el toronjil,
gusto el genio travieso de mi idioma.

Si una chispa pudiera,
cargada con el fuego
de mil penas de amor prender la música
secreta de una lengua
-¿no la oís?-,
suene aquí, junto al río,
tu verde cascabel,
mi toronjil.
Contemplando tus tímidas
flores blancas y azules
cómo pudo
el primero en decirte hallar la nota
redonda que es tu ser.
Quién supo así acuñarte, masculino,
tan de seda y relumbre, toronjil.
Agita, mi valiente,
por detrás de la orquesta
severa castellana
tu sonajero arriba,
tu penacho de aromas, como ayer.
Toronjil en la hora
del ay y de la espera, zalamero
de reja y de promesa,
y en la noche
de pasarlas a solas
tu arrullo, toronjil.
Otra vez, talismán
de los romances viejos,
el que se oye
en la casa del padre,
permite que te invoque,
deja aquí tu sabor,
sabor moro y de lima, júranos.
Toronjil, rumoroso
de luna y peripecia,
bien querido del pueblo
que canta con tu pie
y que se encomienda,
cuando aprieta la vida,
a la madre y a ti.

VICENTE GALLEGO

Todo el mundo lo sabe

A J. M. Caballero Bonald

De tarde en tarde el cielo está que arde.
En el jardín la luz declina rosa
rosae
, y la fuente rumorosa
conjuga en el silencio de la tarde

el presente de un verbo evanescente
que articula el mañana y el ayer.
“Todo lo que ya fue volverá a ser”,
murmura el cuento claro de la fuente.

El cuento de la fuente ees eso: un cuento.
Quemó el cielo la luz en la que ardía,
y el día se deshizo en un memento

homo: humo, ceniza, lejanía.
Eso es lo que nos queda de aquel día.
Quien quiera saber de él, pregunte al viento.

ÁNGEL GONZÁLEZ

Nueva York

“La botella vacía se parece a mi alma”
José Manuel Caballero Bonald

Un borracho se bebe una ciudad
hasta romper la última botella.
Era mil novecientos veintinueve. Dormía
sobre cristales rotos.

Un poeta lo escribe. Ha vivido
en sus versos la luz inconsolable
de los asesinados, de los que comen fruta
del árbol sin raíces.

Después habrá un muchacho que lo lea
y descubra los cienos, las arañas
de los últimos trenes, la aurora corrompida
de los años setenta.

Pero no sé que luz mucho más fuerte
ha levantado al cielo los cristales.
Son violetas tardías, emociones de invierno
en el Puente de Brooklyn.

Las cosas de este mundo tienen sed.
La realidad no sabe estarse quieta.
Nueva York son mis ojos. La botella vacía
puede llenar mi alma.

LUIS GARCÍA MONTERO

16 frases y un verso

El futuro en su oro y su espejismo.
El pensamiento aliado de la vida.
El tiempo que se vence con la vida.
La vida redimida en su espejismo.

La noche que renace y se suicida.
El paso más allá de todo abismo.
La dignidad de un paso ante el abismo.
La noche prorrogada del suicida.

Lo que queda después de los fracasos.
El ansia que precede a los enigmas.
La realidad que adquieren los enigmas.
La irrealidad que otorgan los fracasos.

La memoria que oculta sus estigmas.
El olvido y su circo de payasos.
El circo en el que mueren los payasos.
La memoria que exhibe sus estigmas.

Y el veneno inmortal de tener miedo.

FELIPE BENÍTEZ REYES

ya sólo su semblante...

“Del doceavo de los píos
cuya tartufería amargó cada minuto
de mi infancia y la juventud
de pepe caballero-bonald”

ya sólo su semblante lo delata
ese papa está enfermo de malaria
el amarillo de su tono es suyo
de su amigo ese rojo cruz gamada
que el hacedor de puentes
no duda en sostener
si le acosa el rencor o saltan los fusibles
odia a la simple gente
o quizás la desprecia
no se puede saber
se conoce que es de familia antigua
sorda para el clamor de las matanzas
de acuerdo con el dicho
el se acuesta a las ocho
tras poner la capucha
a unos pájaros bordes
únicos invitados a su mesa
y se despierta aún más amarillo

ANTONIO MARTÍNEZ SARRIÓN

Del silencio

Verano pleno, pero sin cigarras.
¿A dónde fuisteis, que no regresáis?
No tardéis más, pues con vuestro silencio
nuestra vida se apaga.
Necesitamos vuestro dulce ritmo,
necesitamos vuestra melodía
y en ella oír crujir el tiempo de la luz,
el temblor de las hojas;
esa música vuestra en la que arde
la consciencia de ser y de no ser.
Y cuando ella regrese,
nos dejará en los labios el más dulce
mensaje de quietud:
“Vivos estáis aún
y vivos estaréis
por siempre y para siempre
los que habéis escuchado mi música,
los que habéis escuchado la música.”

ANTONIO COLINAS

Sabbat

Los polígonos, las áreas comerciales, las oficinas iluminadas. En todas partes el rostro de la angustia, los horarios, y esa puerta que nunca cierra. El cansancio de abrimos sábados tarde, el lunes se lo instalan, Antonio, acompaña al señor hasta la puerta. Y las tarjetas pasando por todas las ranuras, los coches atestados de familia, los teléfonos de servicio. Dulces operadoras que trabajan hasta muy tarde, ahorrando para un sábado futuro de zapatillas, cine en casa y ojos cerrados. Buenas tardes, le atiende Luisa, en qué puedo ayudarle.

PABLO GARCÍA CASADO

Reencuentro

A J.M Caballero Bonald, maestro en disidencias

Antes de que llegaras, en el mismo lugar,
antes de respirar a fondo y derribar los dioses,
vivir tan sólo era compartir la nada,
desamar las cosas unidas por el fuego,
brindar con vino azul y aceptar oscuros dones.

Era otro el tiempo, un sórdido festín
que tú no reconoces.

Nevaba el corazón aquellos días,
la vida era un fragmento de súbitas heladas,
osario de fogosas ausencias, un fósforo de noche
y esta sed con su penumbra.

Si hoy miro atrás todo es afuera y confusión.

Mi prieta soledad halló tu abrazo,
tu alto linaje sin costuras.

Sólo la erguida compasión de tu presencia
recuerda hoy tal línea de tristezas:
algo de mí llegó contigo prendido de algún sur.

ANTONIO LUCAS

Multiculturalismo

(Para el Manual de Infractores
de José Manuel Caballero Bonald)

Apóstol del multiculturalismo
dice muy encantado de haberse conocido:
“Por supuesto que yo permito que
a mi mesa se sienten los caníbales;
respeto sus costumbres, tan sólo les exijo
que respeten las mías, y coman lo que coman
usen cuchillo, tenedor y servilleta”.

JUAN BONILLA

Procede de Cervantes

Procede de Cervantes,
pero está en una página
de Seferis: la idea
de crear un alter ego
y decidir hoy mismo
que exista un Caballero
puro nombre, poeta
que prepare el milagro.

J. A. GONZÁLEZ IGLESIAS

Una palabra y otra

Para J. M. Caballero Bonald

Qué poder tan inmenso y qué sencillo
le resulta ejercerlo a aquel que lo posee.
Ni el más grande monarca pudo nunca
decidir de manera semejante.
Ilusión y deseo, papel, pluma,
y decir poco a poco lo que ahora está ocurriendo,
lo que tus ojos ven, lo que piensas o sueñas,
tu verdad de este día. Y nada más.
Así se hará el poema, si la buena fortuna
te acompaña y decide que de un hombre
brote una luz tan alta y verdadera,
tan pura y para siempre. Es increíble.
Una palabra y otra, y una música
pequeña y suficiente. Y va surgiendo
delante de tus ojos, de tu asombro,
una tarde con sol, un pájaro, la lluvia,
la luna, una muchacha, la hierba, el mar, la nieve.
En el camino hay mucha incertidumbre,
pasos titubeantes que no saben
si se aproximan al lugar del canto
o si de allí se alejan de forma irremediable;
la vida en vilo hasta que todo acaba.
Después ya sólo queda la alegría
y un corazón con mucha gratitud.

ELOY SÁNCHEZ ROSILLO

Inmigrantes

Para Pepe Caballero, en su noble y sabia edad

Poseía esa singular clase de belleza. A los 19, delgado y alto, tenía el cuerpo apretado y los ojos oscuros y dulces en el rostro blanco, pálido. Muy negras las cejas, como el pelo lacio. Al mirar, los ojos susurraban, serios, aguzados. Parecía hielo azul sobre fondo de mares cálidos. El fotógrafo dijo: Aire de "chico malo", perfecto. Si da la foto te forras, chaval. Y daba. Venía del llano de Bolivia. No sabía nada de las arañas barrocas y las columnas de pórfido. Era el mayor y tenía que mandar plata a la mamá y las hermanas. Lo buscaban, lo pedían. Cedió dos o tres veces, máximo. Se conocía. Pero esperaba a su cuate de allá. Ya la novia. Los esperaba a ambos, vestido con chaquetas blancas y charoles de noche y un diamante en el lóbulo. (La más bella foto). Perfume y música en el cuerpo de nieve, visos de alabastro. Cuando llegó la noticia de la enfermedad de la más chica, no lo dudó. Volvió a la pequeña y pobre ciudad de Bolivia. Y no hubo más. La inmarcesible belleza del "bad boy". Y aquel experto agregó: Es la segunda vez en mi vida, sólo la segunda vez, que miro caminar un auténtico, un sublime, magistral Leonardo.

LUIS ANTONIO DE VILLENA