Image: Julián Marías

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Letras

Julián Marías

“Jamás han existido dos Españas”

17 junio, 2004 02:00

Julián Marías. Foto: Mercedes Rodríguez

El 17 de junio de 2004, el filósofo Julián Marías, ejemplo de independencia, cumple 90 años. 90 años nadando a contracorriente, escuchando las diatribas de unos y de otros, trazando su propio camino. Hoy ha olvidado todo, ha perdonado a quienes le denunciaron y a quienes le denigraron. Está satisfecho de haber dicho siempre lo que pensaba, y de seguir haciéndolo. Así es Julián Marías con 90 años, a contracorriente aún.

Esos noventa años que hoy cumple el filósofo parece que estén, uno sobre otro, amontonados en su estudio. Hace tiempo que los libros desbordaron los estantes, que las fotografías olvidaron el lugar en el que fueron colocadas originariamente para ir reuniéndose a su voluntad. De las paredes cuelgan una cara de Unamuno, la copia de una anunciación de Fra Angelico y unas medias docenas de retratos, y ahí también están las edades del hombre. Al fondo del estudio, junto a una ventana, está el filósofo menudo apoltronado, casi escondido. Los periódicos hablan del desembarco de Normandía, y él recuerda:
-¿Sabe dónde me enteré yo de la noticia del desembarco? Fue en Lisboa. Con Ortega, en un taxi.

Ortega fue el guía de Marías, el marcalibros que ha señalado las páginas más importantes de su pensamiento y de su forma de leer el de los otros. Es sólo un pequeño símbolo, pero en la mesita que está junto a su sillón espera ser leído el último número de Revista de Occidente.
-¿Sigue pensando que "todo lo que en España tiene verdadero interés intelectual procede de Ortega"?
-Eso es una exageración... Ortega fue genial, y hoy podemos seguir nutriéndonos de su legado. Yo tuve una gran relación con él. Mantuvimos una única y larga conversación...

-¿Y continúa esa conversación?
-Sí, todavía hablo con Ortega.

-¿Ha llegado la hora de hacer recuento, o a los 90 años están hechos ya todos los recuentos?
-Uno siempre hace recuento, da igual que cumpla 10 ó 90. Vivir es hacer recuento de lo vivido.

-¿Y es distinto el de hoy?
-No mucho. Tengo buena memoria. Tengo un recuerdo de cuando tenía dos años y, a partir de cumplidos los tres, lo recuerdo todo.

-¿Y cuál es ese de los dos años?
-La única vez que vi a mi abuela.

Vivir en el hoy, seguir adelante
-¿Cómo recuerda la España republicana?
Julián Marías sonríe. ¿Cómo resumir todo aquello en unas frases?
-Fueron años complicados, con sus cosas buenas y malas, pero complicadas todas.

Rehuye analizarlo con más detalle. "¿Para qué? Yo vivo en el hoy, no en el ayer". Y en esa frase, más que la constatación de una realidad, hay un deseo por seguir adelante.
-¿Cuál fue su relación con los españoles del exilio?
-Buena, tuve grandes amigos. Pero siempre he pensado que exiliarse es un error. Si no te gusta la situación de tu país, debes quedarte para intentar cambiarla. Marcharse esteriliza al país y al que se va.

-La relación con los que se quedaron tampoco fue fácil. ¿Cómo era su relación con los Laínes?
-Muy buena, Pedro Laín Entralgo era una persona excelente, de una gran inteligencia, muy valioso.

-Su hijo Javier cuenta en su última novela cómo fue traicionado por uno de sus amigos, que lo acusó falsamente ante las autoridades franquistas... ¿Quién fue ese amigo?
-Ah, lo sé, claro, pero nunca lo diré. Sé que lamentaba haberlo hecho. Con eso me basta. No le guardo rencor. Al pedirme perdón, ese capítulo quedó cerrado.

-Está acostumbrado a escribir siempre a contracorriente: perseguido durante el franquismo, negado por algunos durante la transición, ninguneado por otros hoy...
-Todo eso no importa. Nunca he hecho nada por ir a contracorriente. He intentado seguir mi camino sin fijarme en los demás. Así que tal vez los otros han ido a contracorriente.

Sin arrepentimiento
-¿Nunca un comentario de otro le ha hecho repensar algo escrito?
-A día de hoy, no hay ni una sola línea que crea que debería retirar, olvidar o corregir.

-Esa fidelidad a sí mismo no fue siempre fácil.
-Estuve en la cárcel, no pude ser profesor... La universidad de mi juventud hoy parece ciencia ficción: estaban Ortega, Zubiri... Luego todo cambió, y hasta hoy. "No se tolera/la verdad entera", sólo las medias verdades. Pero yo nunca he sido hombre de medias verdades. Tuve problemas, sí. Pero valió la pena.

-¿Cómo se ve hoy Julián Marías?
-Igual que me ve usted: ¡viejo!

-Hablábamos de la última novela de su hijo Javier, leído en todo el mundo; además, tiene un hijo que es un músico excelente, otro que es un importante especialista en arte y uno más que es un crítico de cine reconocido. ¿Qué les daban de comer?
-Todos ellos tienen una gran vocación. Y si aprendieron algo conmigo y con mi mujer fue en el comedor, donde hablábamos de todo, mucho rato. Si hay algo de mí en ellos, y Javier lo ha reconocido a veces, si me deben algo, son esos largos años de conversación.

-Y usted, ¿ha aprendido con ellos?
-Sí, cómo ve las cosas una generación distinta... Ellos son diferentes, ven el mundo con el prisma de sus respectivas vocaciones...

-¿Con quién habla más?
-Javier es escritor, es inevitable que se interes más por mí y yo por él.

-También fue crítico de cine. ¿Cuál es su película favorita?
-Me gusta mucho La fiera de mi niña, es muy divertida... Recuerdo que cuando la vi no se podían oír los diálogos por culpa de la gente, que no podía parar de reírse.

-¿En qué cine fue?
-Fue... No lo recuerdo. También me gustó mucho Historias de Filadelfia, tiene buenos diálogos, algo que el cine ha perdido con tantos efectos especiales. Y el hombre es un animal parlante.

-¿Y qué opina del cine español?
-Es modesto, ha tenido sus aciertos, pero no puede compararse con el cine internacional. Me gustó mucho Solas. Pensé que abriría camino, pero no, se ha quedado como algo aislado, desgraciadamente.

-¿Cómo ve la situación actual del panorama filosófico español?
-No hay un panorama, hay algunas personas. Los filósofos son cuatro gatos en un rincón. Lo que importa es que se haga filosofía y que se haga de verdad.

Impulsos
-Y hoy, ¿quién la hace?
"No estoy al tanto de lo que se hace hoy", contesta. Y aunque es cierto que las novedades que pueden adivinarse entre sus libros son reediciones de clásicos, no deja de parecer que sí que está al tanto, pero no quiere pronunciarse. "¿Y hay algún continuador de su obra?", insiste uno.
-Tanto como continuador, no sé. Habrá quien haya recibido impulsos...

A su juicio, ahora mismo en España "no hay oposiciones tajantes, el que piensa de otra manera es un oponente, pero no un enemigo".
-¿Exageraban quienes decían que estábamos a un paso de resucitar las dos Españas?
-Nunca ha habido dos Españas.

-Ahora que nace la Europa de los 25, ¿estamos más cerca del sueño de Ortega de europeizar España e hispanizar Europa?
-Es un error hablar de Europa como algo exento. Europa no existe sola, sino como parte de Occidente, que es Europa más América. Cada uno por su lado vivirían mutilados.

-¿Cómo debe Occidente combatir el terrorismo internacional?
-Occidente se basta a sí mismo. Quien combate a Occidente lo hace con instrumentos occidentales. El terrorismo no tiene porvenir. Es imposible construir sobre la base del odio, el odio es estéril.

-Ha escrito: "sin una considerable dosis de bondad se puede ser listo, pero no inteligente".
-La bondad es una de las raíces morales de la inteligencia, que consiste en abrirse a la realidad y que la realidad penetre en nuestras mentes, y eso es bueno por definición.

-¿Qué opina de la polémica sobre la inclusión o no de una referencia a las raíces cristianas de Europa en la futura constitución?
-¡Es tan evidente! Europa no se entiende sin el cristianismo, del mismo modo que a nadie se le ocurre discutir que los estados islámicos hagan referencias a su religión.

Julián Marías, noventa años, no quiere hacer memoria. A veces parece, sobre todo, que no quiere hablar de los demás, que no quiere polémicas. Con personas, porque sus ideas las sigue defendiendo con la misma vehemencia. Posa para las fotografías con paciencia (sentado, no quiere ser fotografiado con bastón) junto a una pequeña escultura que le representa a él con un libro bajo el brazo y que fue regalo de unos discípulos argentinos. La fotografía también ha sido otra pasión.

-Yo siempre he dicho que para ser fotógrafo hacen falta cuatro cosas, por este orden: imaginación, ojos, pies y una cámara. Aunque tal vez los pies deberían ir antes. ¡Lo que hay que caminar para hacer una buena foto!

De las suyas se han publicado las que hizo en Cuenca y Venecia. Julián Marías observa, y la observación es una fotografía. Luego reflexiona: y eso es una radiografía.