Image: Argentina, una etapa creativamente decisiva

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Letras

Argentina, una etapa creativamente decisiva

12 diciembre, 2002 01:00

Rafael Alberti

Es opinión generalizada, y de ello hay abundantísimas pruebas, que no se puede comprender la obra poética de Rafael Alberti sin el latido testimonial o social de la misma. Hay, luego, en esta obra otra etapa -la de sus primeros libros, fieles a un lirismo de raíz neopopular-, que se suele contraponer a las que vinieron más tarde. Sin embargo, el mejor y más intenso latido lírico de la obra de Alberti se expande y consolida durante los años que el poeta residió en Argentina. Esta etapa de plenitud no fue un resultado casual sino el fruto de una experiencia ética y estética muy profunda: la de la superación de la dura Guerra Civil.

Alberti residirá en Argentina entre el mes de febrero de 1940 y el de mayo de 1963, una fecunda etapa de veintitrés años de duración. La acogida por parte de los escritores y editores de este país fue muy calurosa y decisiva para que el matrimonio Alberti consolidara su situación. Muy especial fue la relación con el editor Gonzalo Losada, que editará enseguida su Poesía (1924-1939) . Fue también esta etapa muy rica en viajes, algunos muy fructíferos, como el que realizó a China en 1957. Pero, a la vez, fueron años de una gran estabilidad emocional, intercalada con sus retiros en El Totoral (Córdoba) e iniciados felizmente con el nacimiento en 1941 de su hija Aitana. ésta recibirá significativamente su nombre de la sierra alicantina que el matrimonio Alberti vio, desde la nave, a la ida y al regreso del viaje que habían hecho a Ibiza.

Es el nombre de esta isla el que nos lleva a decir que no se puede comprender la etapa argentina sin valorar las raíces estéticas de la misma. Por eso, debemos remontarnos a tres semanas antes de iniciarse la guerra civil, cuando Rafael Alberti y María Teresa León, su primera mujer, habían iniciado unas vacaciones en Ibiza, donde les sorprende el alzamiento militar. Posteriormente, los Alberti pasarían escondidos tres semanas en uno de los bosques de la isla, el del Corb Marí, hasta que la pareja puede regresar a Alicante, y de ahí a Valencia y a Madrid.

Esta aparentemente breve etapa de su vida -sólo seis semanas- tendría en las vidas y en las obras de ambos escritores unas consecuencias enormes. En sus vidas, porque el recuerdo de los días pasados en la isla de Ibiza, resultarían inolvidables. Posteriormente, allá por donde fueran, en cartas a amigos o en sus libros de memorias ( La arboleda perdida, Memoria de la melancolía), los días pasados en la isla de Ibiza aparecen como muy especiales. A las peripecias de aquellas jornadas dediqué yo mi libro Rafael Alberti en Ibiza. Seis semanas del verano de 1936 , y ahora no es el momento de volver sobre ellas. Sí deseo subrayar en este artículo la influencia que sobre la obra de Alberti tuvo aquella etapa, breve en el tiempo, pero central por su vigor.

En medio de los últimos y convulsos días de la República la aspiración de Alberti hacia el regreso a una Poética más intemporal, ya se deja ver en las razones por las que el matrimonio desea huir de Madrid en busca de unas vacaciones de descanso absoluto. En su relato Una historia de Ibiza declara que desea huir de Madrid hastiado de la atmósfera política del momento y que, entre los deseos que lleva consigo, se halla el de no seguir la actualidad política ni siquiera a través de la lectura de los periódicos. Se va de vacaciones sólo con una idea concreta: trabajar en una obra de teatro, El trébol florido.

Más tarde, escribiría otra obra de teatro, De un momento a otro, centrada en los días del Alzamiento militar. El poeta sitúa la acción de esta obra en El Puerto gaditano de su infancia, pero todos los detalles que en ella nos ofrece remiten a Ibiza, ya desde el nombre de Pablo, uno de sus protagonistas. Pero la profunda experiencia que supuso la estancia en Ibiza se materializaría, sobre todo, en su obra poética. Antes del estallido lírico que se daría con Retornos de lo vivo lejano hay libros más circunstanciales, como Vida bilingüe de un refugiado español en Francia o Entre el clavel y la espada.

Fue, sin embargo, Retornos el libro en donde Ibiza regresa de manera caudalosa y para fijar una estética que será la más rotunda de este poeta. En este libro, poemas como "Retornos de una isla dichosa" o "Retornos del amor fugitivo en los montes" son fragmentos biográficos de aquellas semanas isleñas, hasta el punto de que el estudioso puede rastrear en cada verso anécdotas por las que Rafael Alberti y María Teresa León pasaron. Tanto en Argentina como en años posteriores, la experiencia de raíz ética y estética que supusieron los días pasados en Ibiza, fue insuperable. Es esta experiencia la que ha dado al conjunto de la obra poética de Alberti permanencia y convicción, siendo a la vez contrapeso de esas zonas de su poesía testimonial con la que quizá el tiempo va a ser más riguroso.

Las seis semanas pasadas en la isla consolidaron el lirismo y, en consecuencia, la autenticidad de la obra poética albertiana. Las palabras de una carta de María Teresa León a Alfredo Mañas, nos hablan de lo que vitalmente supuso aquella experiencia para ellos: "...no es posible querer más un recuerdo de la vida que lo que nosotros queremos aquellas horas...; Eivissa...; Dios mío, jamás he sido tan feliz&...; Ojalá pudiéramos reunirnos todos en la isla más hermosa del mundo".

Cuarenta años después de aquella experiencia, en 1987, Rafael Alberti regresó a la isla y pudo celebrar aquel tan deseado reencuentro. Para María Teresa, desafortunadamente, el anhelado retorno ya no fue posible.