Letras

XXXI SITGES TEATRE INTERNACIONAL

Los alternativos se mojan

31 mayo, 2000 02:00

En un anuncio que estos días puede verse en la televisión en catalán aparece el rostro de Shakespeare. Alguien lo tacha con dos grandes trazos en forma de aspa. Aparece el de Brecht. Lo mismo. Habrá quien malpiense de los políticos autonómicos y sus planes para erradicar la literatura de la faz de la tierra. No. Todo obedece a los nuevos planes de un gestor teatral, Joan Ollé, director del Sitges Teatre Internacional, de cara a la XXXI edición de la muestra, que empieza el próximo viernes. Unos planes que pretenden "radicalizar los contenidos del festival para que sirva de plataforma a la autoría más joven, tanto catalana y española como del resto del mundo".

¿Y qué es autoría joven?, se pregunta el propio Ollé. Y responde: "Digamos desde Beckett en adelante. Este año el festival presentará un Beckett y un Pinter. Me lo planteo como un homenaje a los abuelos". Otra de las novedades de este año: la colaboración explícita y cada vez más estrecha entre el STI y las salas alternativas. "Se da la casualidad de que las salas alternativas han estado, en los últimos años, mucho más al tanto de lo que escribían los jóvenes que los teatros públicos. Por eso, es necesario que nos casemos". Esta unión se traduce, por ahora, en diversos tipos de colaboración -la programación conjunta de espectáculos- y con vistas al próximo año, la coproducción de siete obras que vivirán una breve temporada en Barcelona después de estrenarse en Sitges.

La escena más novedosa

Cualquier "enfant terrible" de la escena contemporánea tiene su espacio en Sitges. Es el caso de Thomas Ostermeier, la última revelación de los escenarios alemanes. Nombres como los omnipresentes Lluïsa Cunillé o Paco Zarzoso o los de Damià Muñoz, Rodrigo García y Roger Bernat están en el apretado programa de esta edición.

Tampoco faltan compañías de joven aliento como General Elèctrica d'Espectacles, La Cuarta Pared de Madrid o Kronos Teatre. "Es necesario una apuesta brutal para librarnos del peligro de nuestras inercias teatrales centradas en dos polos: el consumo o los especialistas. En Barcelona, no tenemos algo intermedio entre Lluïsa Cunillé y La extraña pareja. El teatro se empeña hoy en reflexionar sobre cuestiones metafísicas mientras otras, más sociales o políticas, que fueron muy importantes, se van perdiendo. El festival trata de recuperar ese espacio", dice Ollé.

El director no habla de dinero. Sí confirma un incremento "sustancial" respecto al presupuesto del año pasado (que fue de 93 millones de pesetas) y detalla la procedencia de la ayuda: un 75 por ciento se financia gracias a la aportación de la Generalitat, el Ministerio de Educación y Ciencia, la Diputación y el municipio de Sitges. El resto corresponde a patrocinios y colaboraciones.

La estrella, Rodrigo García

De los 40 espectáculos que se verán en Sitges, más de la mitad no se han estrenado en España y el 95 por ciento se muestran por primera vez ante el público catalán. Entre estos últimos se cuentan las dos propuestas de La Carnicería Teatro: el espectáculo Conocer gente, comer mierda y las cinco acciones teatrales agrupadas bajo el título Haberos quedado en casa, capullos; como también Las manos, de la compañía Cuarta Pared o los de las formaciones de danza de Olga Mesa, Diego Muñoz y La Permanente.

Ollé es muy crítico con el desprecio que muestra Cataluña hacia el teatro hecho en otras comunidades: "Rodrigo García es muy conocido en Francia y a Barcelona aún no ha venido; Las manos ha sido un exitazo en Madrid y a nadie se le ha ocurrido traerlo. Ya no hablemos de cuántas veces ha venido la gente de Moma, de Valencia, o algún grupo, por ejemplo, de Zaragoza. Aquí nos parece que con lo nuestro tenemos bastante".
Diseccionando la programación, hay que distinguir entre la oferta de espectáculos más o menos al uso y el gran número de actividades paralelas. Entre las segundas, destaca el ciclo de lecturas dramatizadas "Palabra de autor", que programa siete sesiones para que los dramaturgos defiendan de viva voz sus textos. Desde los muy jóvenes, como Carles Batlle, o los no tan jóvenes, como Toni Cabré.

De los espectáculos extranjeros, destacan los chilenos de La Troppa, con Gemelos, un bellísimo espectáculo que mezcla actores con marionetas para narrar la historia de El cuaderno, de Agota Kristoff y que ya ha recorrido otros escenarios españoles; y los bonaerenses Sportivo Teatral, que desde hace ocho años no actúan en Barcelona y que presentan Teatro Proletario de Cámara. En cuanto a los españoles, Verismes, de General Elèctrica; Un cop baix, de Richard Dresser, con dirección de álex Rigola y el sello de Kronos que abre el festival. El ciclo Endansa, en el que caben nueve espectáculos, figuran las dos nuevas propuestas de Damián Muñoz (Tristes strep teases y Yo notaba la comida amarga), Credo de Thomas Noone y las propuestas de Silvia Cuesta y Roberto G. Alonso; un ciclo de teatro balear y hasta un miniciclo en colaboración con el Tema central. Gemelos/La troppa
Escriben, Hurtado, Semlar y Vadell
Texto completo Gemelos de la Troppa, basado en:
El gran cuaderno de A. Kristof
ART en el Teatro Universidad Católica
Del silencio al grito de Olga Consentino
Dramaturgia Francesa Contemporánea de Patrice Pavis
El fuego de Pina Bausch de Paulo F. Monteiro

British Council de lecturas de textos de tres novísimos ingleses: David Greig, Mark Ravenhill y David Harrower.
Para terminar, Ollé explica la política que ha seguido y que define a este festival, uno de los de mayor renombre del país: "Sería absurdo que Mario Gas o Lluís Pasqual vinieran a estrenar a Sitges. En cambio, gente como Lluïsa Cunillé, Roger Bernat o Carlota Subirós no pueden faltar. Ellos han crecido aquí, están en un buen momento y creo que sin el STI no estarían donde están.