Letras

Caballero Bonald, retratos que cuentan

'Copias del natural' reúne una selección de los artículos de Caballero Bonald en los que el escritor muestra la geografía cultural e intelectual que ha ido creando

4 julio, 1999 02:00

Copias del natural

José Manuel Caballero Bonald

Alfaguara. Madrid, 1999. 445 páginas, 2.200 pesetas

Acostumbrados a la calidad de su poesía, y reconociendo su aventura novelística como una de las más significativas de la promoción de los 50, a Caballero Bonald no se le había dado el lugar que se merece en la pobre historia de nuestro articulismo. Por su dispersión, se nos había escamoteado el juzgar cabalmente esta parte de su escritura, siendo la que mejor nos muestra la geografía cultural e intelectual que ha ido creando y en que se ha ido moviendo a lo largo de estos años.

Brillante en su estilo y penetrante en sus juicios, esta selección antológica nos señala sobre todo a un prosista de gusto avisado y de cultura múltiple. Un gusto y una cultura que tienen que ver con aquello que trata y con aquello que busca en cada uno de los asuntos tratados. El relato de un viaje a Túnez, las visiones de Cádiz no son los episodios ocasionales de un viajero sino la asimilación de unas fuentes culturales que tienen para él honda importancia. Y la tienen sobre todo porque nos explican la creación de su personalidad sentimental e intelectual. Sus artículos nos cuentan una parte de su biografía, de su memoria, pero de la memoria que él tiene de la civilización que conoce y a la que le gusta pertenecer.

De estas páginas se podría decir, robándole una frase a Juan Ramón, que son un “hermosísimo montón de frutos humanos”.

Caballero Bonald ha compuesto un libro donde podemos fundamentar sus querencias estéticas, sus modos de leer la herencia literaria y donde podemos rastrear también su propia educación como escritor. La galería de nombres y de obras que aquí reúne le sirven para enseñarnos la brújula de sus navegaciones por toda una tradición y su manera de situarse en esa tradición desde lo contemporáneo. Apodado como barroco por nuestra crítica, aquí encontramos no sólo una definición de lo barroco más acorde con su literatura, sino la forma de situar eso en un más vasto universo cultural.

Clásico y humanista, no escapan a su curiosidad ni el arte, ni la tauromaquia o la reflexión sobre España. Aunque su dedicación mayor esté de parte de la literatura. Y si bien delimita homenajes explícitos a sus maestros (de Góngora a Juan Ramón o a Alberti) nos encontramos juicios que nos enseñan su percepción de la dinámica de la poesía (sobre todo la de su generación, a la que despoja de tópicos) en las décadas que van desde nuestra guerra civil. Su afán no es el del crítico literario, sino la del observador que piensa la literatura dentro de los procesos culturales. Y más: la del creador que explica su manera de situarse dentro de esa cultura literaria española.

Para Caballero Bonald, el mundo es una sintaxis, por eso su retrato no puede ser más que el de un estilista. Y como estilista dueño de una sensibilidad para interpretar y expresar, es decir, para pensar de nuevo una realidad de múltiples aristas. Y no se trata de que sus artículos nunca caigan en lo anecdótico, sino que a través de ellos se crea un mundo de viajes, de lecturas, y de vida muy definido. De estas páginas se podría decir, robándole una frase a Juan Ramón, que son un “hermosísimo montón de frutos humanos”.