Carmen Iglesias, directora de la Real Academia de la Historia. Foto: RAH

Carmen Iglesias, directora de la Real Academia de la Historia. Foto: RAH

Historia

Carmen Iglesias, directora de la Real Academia de la Historia: "En América no había naciones que liberar"

La historiadora coordina el ciclo de conferencias 'América, España y las independencias. 200 años de un proceso complejo', organizado por la Fundación Banco Santander

17 mayo, 2022 17:42

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Vuelve un año más, y ya es una tradición de dos décadas, el ciclo de conferencias de historia coordinado por la historiadora Carmen Iglesias, directora de la Real Academia de la Historia, y organizado por la Fundación Banco Santander en colaboración con la Fundación Cultural de la Nobleza.

En los últimos años, el ciclo ha abordado la historia de España en América en los siglos XVI, XVII y XVIII, periodo en el que el imperio lideró “la primera globalización”, y en esta ocasión se centrará en la emancipación de los territorios hispanoamericanos, con el título América, España y las Independencias. 200 años de un proceso complejo. Las conferencias se celebrarán cada miércoles desde el 18 de mayo hasta el 7 de junio, y podrán seguirse a través del canal de YouTube de la Fundación Banco Santander. Con suerte, será la última edición del ciclo sin público presencial.

El propósito de estas conferencias es “darle la vuelta a los tópicos sobre las independencias”, señala Iglesias. Según la directora de la RAH, es algo que llevan haciendo más de una década una nueva generación de historiadores hispanoamericanos que ahora ronda los 50 años, y que ve con asombro que sus descubrimientos “no tengan calado en los políticos ni en gran parte del público”. Las falacias sobre la historia de la América española seguirán existiendo “mientras se manipule la educación para ocultar determinadas cosas”, opina Iglesias.

La propia Iglesias será la encargada de la conferencia inaugural este miércoles con la charla “Tiempos convulsos: sentido y forma de las grandes revoluciones del XVIII y el XIX”. Entre los ponentes figura también el politólogo argentino Marcelo Gullo Omodeo, autor del ensayo Madre Patria (Espasa), en el que combate la Leyenda Negra y que estuvo varias semanas entre los libros más vendidos de España. El 24 de mayo, Gullo propondrá una nueva visión de este proceso histórico con la conferencia “Las independencias de Hispanoamérica: relectura de una realidad compleja”.

También participará en el ciclo la historiadora y también académica Carmen Sanz, que impartirá el 31 de mayo la conferencia “El discurso de legitimidad en los albores de la independencia: América contra Napoleón”. Y Jaime Olmedo, director del diccionario biográfico de la RAH, clausurará el ciclo el 7 de junio con “La otra independencia”, sobre el papel del modernismo como movimiento de emancipación cultural de las nuevas repúblicas americanas con respecto a España, una vez alcanzada la independencia política.

Guerras entre españoles

Carmen Iglesias asegura que “las Indias nunca fueron colonias”: “La Monarquía Hispánica tenía una estructura territorial en la que todos los súbditos eran iguales y dependientes del rey. Era una monarquía policéntrica. El centro nunca fue Madrid, aunque fuese la capital de un imperio no imperialista. México fue el verdadero centro del mundo durante casi tres siglos, donde confluían el Galeón de Manila y la Carrera de Indias; era el punto de comunicación entre el Pacífico y el Atlántico”.

Las independencias americanas fueron una consecuencia directa de la invasión de España por parte Napoleón —“lo peor que nos ha pasado”, asegura Iglesias— y la consiguiente guerra contra los invasores, que la historiadora rechaza llamar “de Independencia” porque “España nunca perdió su soberanía”.

Esto produjo un vacío de poder en los territorios americanos, que, a imitación de lo que estaba pasando en la península, crearon “juntas supremas que asumieron el poder legítimo en nombre del rey”. En algunos casos, se crearon mediante actos solemnes de proclamación en los que se colocaba “el retrato de Fernando VII en un sillón”, explica la historiadora. A partir de entonces, empezaron las luchas internas por el poder.

Iglesias subraya que en las independencias americanas “no había naciones que liberar”. Por tanto, las guerras que condujeron a ellas “no fueron guerras de liberación sino guerras civiles por el poder, en las que se enfrentaron unos españoles americanos contra otros españoles americanos”. Así, “el tópico de las Indias contra España es falaz”, asegura la historiadora. “En la batalla de Ayacucho (el último enfrentamiento de las guerras de independencia americanas), de los 9.000 efectivos de los ejércitos realistas solo había 500 españoles peninsulares”.

En todo este proceso que hace ahora dos siglos estaba culminando —sin contar Cuba, Puerto Rico y Filipinas, que no se independizaron de España hasta 1898—, Iglesias subraya el importante papel de los británicos, que “azuzaron la independencia”. Su objetivo era acabar con la hegemonía de España fragmentando su imperio, aunque la decadencia española había comenzado antes con la pérdida de sus territorios europeos. Sin la influencia británica, Iglesias considera probable que en vez de 16 estados se hubiesen creado tres grandes reinos independientes integrados junto a España en una confederación.

La ayuda del Reino Unido no fue gratis para las nuevas repúblicas americanas. Entre 1823 y 1826, los británicos les prestaron 7 millones de libras que, con desorbitados intereses, se convirtieron en 21 millones que acabaron de pagar en los años 50 del siglo XX, afirma Iglesias.

Consecuencias de la independencia

Además de este endeudamiento, entre las “impresionantes” consecuencias económicas de las independencias americanas, Iglesias destaca el empobrecimiento de las grandes ciudades, que perdieron el nivel que tenían en 1810 y no lo recuperaron hasta finales del siglo.

También se produjeron “procesos de concentración de tierras” que dieron lugar a grandes latifundios. “Se produjeron amortizaciones no solo de la Iglesia, sino también de las tierras comunales de los indígenas, que quedaron desprotegidos y saqueados por la avaricia de la oligarquía”, afirma la coordinadora del ciclo de conferencias.

Además, explica que durante el dominio español los indígenas estaban amparados por las Leyes de Indias (“aunque siempre existieron los abusos, algo imposible de evitar por la propia condición humana”), mientras que tras las independencias se produjo un aumento “tremendo” del racismo. Asegura que “los genocidios se cometieron a partir del siglo XIX” y pone como ejemplo de ese racismo las palabras de Domingo Faustino Sarmiento, presidente de Argentina, en El Nacional el 25 de noviembre de 1876: “¿Lograremos exterminar a los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar [...]”.

Otro tópico que Iglesias pretende desmontar es el del expolio. “España no hizo rapiña como Inglaterra o Francia. Aquí no hubo un museo de América hasta el siglo XX y se fundó con cuatro cosas”, asegura. También afirma que el 80% de la plata americana se quedó allí y se usó para el comercio dentro del propio continente.

Los historiadores combatimos la desinformación”, concluye Iglesias, que no cede al desaliento. Todos los tópicos que ella y otros colegas tratan de desmontar acerca de la historia común de España y Latinoamérica son “pura política, forman parte de la Leyenda Negra, que efectivamente existe y no hay manera de acabar con ella”. Este ciclo de conferencias supone un nuevo intento de debilitarla a base de rigor histórico.