Manuela Velasco interpreta a Josefina Aldecoa en 'Historia de una maestra'. Foto: Geraldine Leloutre

Manuela Velasco interpreta a Josefina Aldecoa en 'Historia de una maestra'. Foto: Geraldine Leloutre

Teatro

La nueva adaptación al teatro de 'Historia de una maestra', el canto de Josefina Aldecoa a la educación rural

Raquel Alarcón y Aurora Parrilla homenajean a las profesoras republicanas en esta versión de la novela protagonizada por Julia Rubio y Manuela Velasco.

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Ambientada en la España rural de la primera mitad del siglo XX, entre 1923 y el funesto 1936 en el que estalló la Guerra Civil, Josefina Aldecoa escribió Historia de una maestra a partir de los recuerdos de su madre y de su propia infancia.

Aquel emblemático texto fue su particular homenaje a todas aquellas maestras que, como su protagonista, viajaron de pueblo en pueblo durante un periodo decisivo de la historia de España, con la loable convicción de que solo la educación podría transformar la sociedad.

“Lo que encontró Gabriela –su personaje– en su viaje por esa España es el ‘abandono’ de las zonas rurales. Pero también la circunstancia de cómo especialmente las mujeres y los niños estaban ‘sometidos’ a un segundo plano, a una ignorancia, dependencia y falta de voz propia y de voto”, señala Raquel Alarcón que presenta en el Valle-Inclán una nueva adaptación de la novela de Aldecoa.

Con libreto de Aurora Parrilla, en esta propuesta atravesada en su espina dorsal por nuestra historia, la directora coloca sobre el escenario a un elenco numeroso. Once actores que interpretan a más de una veintena de personajes y que, en algunos momentos, harán las veces de un coro en representación del pueblo español.

Todos situados en un aula muy básica, construida con lo esencial, “privilegiando siempre al intérprete. Para mí es muy importante la figura del actor, que con su voz y con su cuerpo construye ficción. Y luego la participación del público. Hay mucho espacio para que los espectadores puedan completar el montaje”.

“Tanto el aula como el teatro deben ser lugares de libertad, porque cuando entra el miedo en escena estamos perdidos". Raquel Alarcón

También el tiempo es elástico en esta nueva versión teatral de Historia de una maestra, donde algunas cosas han cambiado, pero no tanto. Antes “los poderes limitaban la posibilidad de expresarse en el aula y la Institución Libre de Enseñanza tuvo que enfrentarse a ello”.

Ahora, más bien, “nos autocensuramos por miedo a ser juzgados, malinterpretados o manipulados. Pero para mí hay un paralelismo muy claro. Tanto el aula como el teatro deben ser lugares de libertad, crecimiento y descubrimiento, porque cuando entra el miedo en escena estamos perdidos. Y esto, desgraciadamente, sigue sucediendo”.

Una escena de 'Historia de una maestra'. @geraldineleloutre_

Una escena de 'Historia de una maestra'. @geraldineleloutre_

La importancia de la educación es, de hecho, uno de los “latidos” que atraviesan esta obra todo el tiempo. “Nos preguntamos hasta dónde es peligroso educar y si hay límites en ello”, señala la regista.

La propia Gabriela se lo plantea en la ficción. “En un momento, también tiene que decidir cómo posicionarse frente a las revueltas sociales que están sucediendo en las calles. Pero ella cree firmemente que la educación es un arma transformadora de la sociedad y nosotras también apoyamos esa tesis”.

No en vano la obra termina con la decisión de Aldecoa de fundar el colegio Estilo en 1958, en plena dictadura. Interpretada por Manuela Velasco, que permanece en todo momento sobre el escenario como una espectadora más, ella es “el testigo presente para quien se construye el recuerdo”, la maestra de ceremonias que abre y cierra este espectáculo que, en principio, no hará gira. Así que ya saben, solo hasta el 11 de enero en el Teatro Valle-Inclán.