Teatro

Amestoy estrena "violetas para un Borbón"

Receta para la buena marcha de un pueblo

21 marzo, 1999 01:00

El dramaturgo Ignacio Amestoy estrena el 24 de marzo, en el teatro Lara de Madrid, el primer título de su tetralogía sobre la monarquía borbónica del este siglo, de Alfonso XII a Juan Carlos I. El título, "Violetas para un Borbón", está considerado como la mejor obra del autor.

Ignacio Amestoy suelta con "Violetas para un Borbón" el primer hurón en la conejera de la historia recentísima de España. La obra se subtitula "La reina austriaca de Alfonso XII" y es parte primera de una tetralogía que va a terminar en la corona de hoy. Amestoy en la palabra, pero en el escenario Teresa J. Berganza (sobrina de Teresa Berganza), Juan Gea, Ana Frau y Claudia Gravi. Un personaje más, un actor más, especial -por eso va el último Francisco Merino- por cuanto parece ser la presencia del autor en el escenario; la guía cronológica de una historia que no quiere reconstruir textualmente el pasado, nuestro pasado, sino interpretar en román paladino hechos, cosas, sospechas y avatares que ocurrieron detrás de las puertas de los salones importantes, cerca de las alcobas, fuera de las mesas de los consejos reales y, como verán los espectadores, entre los palcos de los mejores y los peores teatros.
La intención de Amestoy queda resumida así: "La idea de esta tetralogía que se llama "Todo por la corona" es intentar que nuestro teatro vuelva a ser espejo de nuestra realidad, siempre a través de la historia; quitando hojarasca a la historia para entender mejor nuestro pasado y, por lo tanto, nuestro presente."
Para poner en pie este primer aldabonazo de la tetralogía, el director ha sido Francisco Vidal y el espacio escénico llega firmado por Andrea D"Odorico. Regia sobriedad se respira en lo que podemos ver de la capilla de palacio: rojos y madera y una inscripción latina bajo los tubos sonoros del órgano: "opulus miraculum orbis". En ese orbe palaciego de Alfonso XII, la reina austríaca, María Cristina (papel que hace Teresa J. Berganza), casada en segundas nupcias con el rey, trata de conseguir un amor que no tiene, intenta ser poseída y dejar la huella de su paso: un hijo legal, de su sangre y de su rey. Un milagro y también una obra pendiente en ese mundo.
Vemos a Alfonso XII (interpretado por Juan Gea) enfermo de tuberculosis, pero manteniendo perfectamente viva su tendencia natural al placer. También pasa Isabel II (Ana Frau), a berrido limpio y risa tabernaria, alejada ya de su mandato, con las guerras carlistas temblando en el pescuezo de España (dicen que todavía no han terminado) y dejando sentir su lejanía para la reina austriaca. Pasa la amante del rey (papel de Claudia Gravi), la que le dio dos hijos en los entreactos de sus actuaciones, y está, desde hace siglos, viviendo en el tiempo y en la historia de España, el bufón. Es decir, Francisco Merino. Podría pensarse que es el propio Ignacio Amestoy; quizá debería subirse él mismo al escenario y así todo quedaría más claro, pero está Francisco Merino y está bien.
Amestoy está seguro de que "detrás de esos reyes había seres humanos, personas de carne y hueso con sus conflictos. Cómo sobrellevaban esos conflictos personales y cómo se resolvieron ayuda a entender aquellos problemas de entonces y estos de hoy. Seguramente, los problemas de la España del XIX no son muy diferentes de los de finales del siglo XX."

Reyes de carne y hueso
Entre Alfonso XII y su bufón se establece el corte ideológico de la obra. Ellos se reparten las consignas y gracias a ellos Amestoy consigue decir lo que quiere. Es un ejercicio literario y por lo tanto es un ejercicio de libertad.
A muchos les asombrará escuchar que hoy en día se puede hablar así de la monarquía (al fin y al cabo, el protagonista es el bisabuelo de Juan Carlos I), quizá porque los pocos más de 20 años de democracia que llevamos sean demasiado poco o quizá porque los españoles tenemos la manía de oponernos siempre y en primer lugar a cualquier cosa que se le pueda ocurrir a otro español antes que a nosotros. Pero escuchar lo que se escucha en "Violetas para un Borbón" es, por lo menos, higiénico. Alfonso XII, ante su bufón sin edad , dice como si tal cosa "sólo soy un golfo que nació coronado"; no es que lo diga en serio, pero se deduce que algo hay, se le quita importancia y se le deja hablar sin majestad ...porque está en calzones de algodón.
El bufón, ya decimos, acaso Amestoy (sin duda Amestoy), replica tres o cuatro escenas después: "que los bufones hablen y los reyes callen. Es la mejor receta para la buena marcha de un reino". Este reino, que en opinión de Ignacio Amestoy sigue viviendo los problemas de la nación de naciones que es.
Se estrenó "Violetas para un Borbón" en el teatro Adolfo Marsillach, de San Sebastián de los Reyes, precisamente. La clave de aquella noche eran los nervios y quizá algunos excesos actorales, normales, que se tendrán que pulir. En algunos momentos, este texto, seguramente el mejor escrito por el autor, su mejor obra por lo que llevamos visto y leído, tiene una apariencia hiperbólica, como si nuestros directores y actores tuvieran una querencia por el derrote zarzuelero. Pasa pocas veces, pero otras muchas está cerca. Cerca está, en el medio del escenario, el momento que le da sentido a todo.
La reina austriaca, poco a poco, ha venido tratando de seducir a Alfonso XII. Si ha sido un matrimonio de conveniencia, ahora es conveniente que el débito conyugal se produzca. Y se produce por fin y se declara la continuidad de la corona entre el amor y la muerte, poco después, del monarca.
Ahora, en el teatro Lara, "Violetas para un Borbón" debería convertirse en un acontecimiento del teatro, en un goce para el espectador y en una constatación palpable de que estamos en libertad . El arte no tiene por qué tener territorios prohibidos; la monarquía, en todo caso, no debería ser uno de ellos. "El último momento de la tetralogía, la cuarta obra, llega con Juan Carlos I y termina el 23 de febrero de 1981, aquella noche en la que el rey Juan Carlos llevó a este país, sin duda ninguna, por los derroteros definitivos de la democracia."