Íñigo Bregel, líder de Los Estanques, y el Canijo de Jerez. Foto: Rodrigo Mínguez

Íñigo Bregel, líder de Los Estanques, y el Canijo de Jerez. Foto: Rodrigo Mínguez

Música

El Canijo de Jerez se alía con Los Estanques: "Es el disco de rock progresivo que llevo queriendo hacer toda la vida"

El cantante de Los Delinqüentes y el grupo cántabro fusionan en 'Lágrimas de plomo fundido' influencias que van desde los Beatles hasta Los Chichos.

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Esta entrevista comienza con una sesión de fotos en la que El Canijo de Jerez se revuelca en un banco mientras toca la guitarra, la empuña como un fusil, se esconde entre enredaderas, se hace un selfi con una seguidora que le para por la calle y le canta a las compañeras de la redacción a través de una ventana.

Al lado de este diablillo de Tasmania, el espigado líder de Los Estanques, Íñigo Bregel, no sabe muy bien qué hacer. Con las manos en los bolsillos de la americana, no le queda otra que dejarse abducir por el torbellino que lo envuelve y se arranca a bailar, a menear la melena y tocar la percusión en sus rodillas de gigante. La seriedad (aparente) del norte con el desparpajo del sur en fecunda fusión.

Hechas las fotos, nos sentamos en una terraza, con el sol aún pegando con fuerza en una tarde de finales de septiembre, para hablar de Lágrimas de plomo fundido, el sorprendente y magnífico disco conjunto de Los Estanques con el Canijo de Jerez.

Este jueves lo presentan en directo con un concierto gratuito en la Plaza Mayor de Madrid, a las 21:30 h, dentro de la programación de las fiestas de la Hispanidad.

En esta colaboración se mezcla el rock progresivo —especialmente el andaluz de los setenta— con el pop psicodélico, la rumba de Los Chichos con la teatralidad de Frank Zappa y, por supuesto, el buenrollismo garrapatero. Aunque, preguntados por el denominador común que los une musicalmente, lo tienen claro: los Beatles.

Pregunta. ¿Cómo surgió este proyecto?

El Canijo de Jerez. Yo llevaba toda la vida queriendo hacer un disco de rock progresivo. Se lo propuse a los Derby Motoreta, que son amigos míos, pero no surgió porque ellos estaban liados con treinta cosas. Así que, cuando Íñigo me escribió para proponerme hacer música juntos, vi el cielo abierto. Yo era un amante de Los Estanques desde hace mucho tiempo. Para que veas que muchas veces no nos atrevemos a decirle nada a la chica que nos gusta, pero hay que mojarse.

P. Entonces, ¿llevabas mucho tiempo queriendo hacer algo así?

C. J. Desde que mi padre me ponía los discos de Triana, de Guadalquivir, de Módulo, de Smash, de Alameda… Pero con Los Delinqüentes bebíamos más de Veneno, de Pata Negra… Éramos rumberos, más de guitarra de palo, cajón flamenco y palmas que de guitarras eléctricas. Con Los Estanques he tenido la oportunidad de meterme en la onda del rock: órgano Hammond, guitarras eléctricas, bajo… y de que el compadre Íñigo vistiera los temas, porque yo los tenía en mi cabeza de una manera y no me esperaba que fueran a sonar así.

Íñigo Bregel, líder de Los Estanques, y El Canijo de Jerez. Foto: Rodrigo Mínguez

Íñigo Bregel, líder de Los Estanques, y El Canijo de Jerez. Foto: Rodrigo Mínguez

Íñigo Bregel. A nosotros nos ha tocado la lotería de juntarnos con él. No solo por hacer esta fusión sino porque el Canijo es un grande.

C. J. No es fácil hacer música con cualquiera. Yo tengo la suerte de haber coincidido con grandes músicos como Kiko Veneno, que es mi hermano; con Raimundo Amador, Muchachito, Tomasito, Bebe... Con Los Estanques me ha pasado igual que con ellos: cuando la amistad es verdadera y hay entendimiento, la música sale sola.

P. Las letras y la idea inicial para la música son del Canijo, y su desarrollo y producción son de Íñigo. ¿Cómo ha sido la tarea de darle forma a estas canciones?

C. J. Hay artistas que ni se conocen a la hora de colaborar. Hay mucha música enlatada y empaquetada al vacío. Gente que dice ‘quillo, necesito vender más copias, vamos a llamar a este artista’. Le mandan la canción y ese artista va a un estudio y graba su parte y ni se conocen. Eso me parece lo más frío y lo más feo del mundo. Un artista tiene que empaparse de la canción, ver qué puede aportar a la letra… En este caso Íñigo se tomó la molestia de preguntarme de qué iban las canciones y hacer aportaciones.

Í. B. Es lo mínimo para vestir una canción. Y es muy divertido sumergirse en las letras del Canijo porque hay mucha magia, mucha poesía, lo mismo da mil rodeos para llegar a una cosa que te lo dice de una. Y en eso consiste el arte de escribir.

P. El Omega de Enrique Morente y Lagartija Nick, que tan importante fue en la fusión de flamenco y rock, ¿también ha sido una influencia para vosotros?

C. J. Yo recuerdo a un guitarrista mítico de Jerez que se llama Alfredo Lagos y que durante mucho tiempo acompañó a Estrella Morente. El Migue [se refiere a su compañero de Los Delinqüentes] y yo éramos muy pequeñitos, no habíamos sacado ni el primer disco. Ese tocaor nos vio una noche lluviosa en Jerez y nos llevó de copas hasta las seis de la mañana, y se dedicó toda la noche a ponernos el Omega de Morente, entre tantas sustancias psicotrópicas que probamos aquella noche. Fue una noche mágica porque fue la primera vez que de verdad le presté atención a las letras de Lorca. Aquello de “la aurora de Nueva York gime por las inmensas escaleras”... O Manhattan de Leonard Cohen. Vaya letras y cómo las adaptó Morente. Omega es una obra que trascenderá en el tiempo.

Í. B. Es un disco que yo no tenía muy catado, pero a raíz de nuestra colaboración con Anni B Sweet, que es muy amiga de Antonio Arias, me lo puse y es un discazo.

Íñigo Bregel, líder de Los Estanques, y El Canijo de Jerez. Foto: Rodrigo Mínguez

Íñigo Bregel, líder de Los Estanques, y El Canijo de Jerez. Foto: Rodrigo Mínguez

P. Canijo, ahora que has mencionado a Migue, en El murmullo de los perros tienes una línea dedicada “a los compadres que ya no están”. ¿Le sigues echando mucho de menos 21 años después?

C. J. Lo echo mucho de menos porque era un tío inquieto, con mucho poderío. Yo aprendí mucho de él, y a la hora de escribir letras iba mucho más adelantado que yo. Él tenía un año menos que yo, pero era un fuera de serie. Lamento que se haya perdido tantas cosas, aunque quizás no, porque el cielo es muy grande y todos cabemos en él, y seguramente algún día nos montaremos una fiesta todos allí que fliparemos. Pero estar con Íñigo, con Kiko Veneno, con Raimundo, Tomasito, Muchachito… Tengo tantos amigos que me hubiera gustado que el Migue conociera que por eso lo echo de menos. Pero yo le canto, porque sigue estando conmigo y con nosotros.

P. Tenéis una canción que se llama Fumata grupal. ¿De qué manera el cannabis fomenta vuestra creatividad?

C. J. El cannabis es una droga menos peligrosa que el alcohol, pero hay muchos estereotipos alrededor de ella. Que yo sepa, y créeme que he hecho mis averiguaciones, nadie se ha muerto de una sobredosis de porros. Eso no existe. El cannabis fomenta la imaginación, la creatividad, es buena para hacer paracaídas y para hacer calzoncillos.

Í. B. Es verdad que todas las drogas son peligrosas, pero el problema de la droga no es la droga sino el hombre, sobre todo si tienes una predisposición a la paranoia. Yo tengo amigos a los que les ha dado un brote psicótico simplemente por estrés del trabajo, y otros a los que les ha dado por consumo de drogas. Ahora que mi padre ha visto que me gano la vida y que me respeta, bromeo con él sobre fumarnos un canuto juntos y escuchar el Queen II, que es su disco favorito, aunque sé que no está por la labor. Por supuesto, no recomendaría fumar a diario, pero el cannabis puede aportarnos una visión distinta y fomentar la creatividad si la sabes usar.

C. J. Los porros no son necesarios para nuestra música, tenemos gente de nuestra banda que no fuman, pero para mí es algo cotidiano, me fumo un peta de vez en cuando pero no lo necesito, es más, cuando escribo canciones estoy siempre sobrio, y también para grabar discos.

Í. B. Yo el cannabis siempre lo he visto unido a la música.

C. J. Sí, otras drogas más fuertes, como las anfetaminas o la cocaína, en cambio son antimusicales, no tienen ese punto de creatividad que sí te puede dar el cannabis. Pero bueno, lo mejor que hay, niños y niñas, es estar sobrio.

El Canijo de Jerez e Íñigo Bregel, de Los Estanques. Foto: Rodrigo Mínguez

El Canijo de Jerez e Íñigo Bregel, de Los Estanques. Foto: Rodrigo Mínguez

P. ¿Cómo han sido las sesiones de grabación y producción de las canciones?

Í. B. Él me ha dado libertad total, aunque obviamente dentro de todas las opciones escogíamos la que más nos gustaba a los dos, y diría a los tres, porque también ha estado muy implicado en el proceso Conti [batería de Los Estanques].

C. J. Yo es que podría decirle que sí antes de escuchar las ideas, porque me ha demostrado que tiene un poderío tremendo a la hora de tratar las canciones.

Í. B. Lo hemos gozado y las referencias estaban claras porque nos gustan las mismas cosas.

P. ¿Qué opináis del uso de la inteligencia artificial en la música?

C. J. A nosotros nos va a ayudar porque vamos a hacer una gira de Los Delinqüentes el año que viene y hemos utilizado la IA para limpiar grabaciones del Migue. Hasta ese punto se puede utilizar, pero ya está, yo no la utilizaría para crear una canción nueva ni para escribir una letra ni para que sustituya el trabajo mental que tú puedes hacer. La gente tiene que ser honesta consigo misma. El que quiera utilizar la IA y vendernos la moto pues que lo haga, y probablemente nos la colará, porque nos la han colado con veinte mil cosas a lo largo de la historia.

Í. B. Yo creo que la IA es un atajo, y los atajos por lo general no son buenos. Por otra parte, cuando salieron el cine y las grabaciones sonoras también se decía que se iba a perder el aura del arte por el tema de la reproducción técnica, todo esto que escribía Walter Benjamin y otros autores, y luego se ha demostrado que estaban equivocados. El aura del arte no se ha perdido. Con la IA pasa parecido, es una cosa nueva a la que tendremos que adaptarnos. Pero lo que no me gustaría que se perdiese es el saber hacer, el oficio, la artesanía, el gusto por el conocimiento, y el estado de ser trascendental: ese que yo trato siempre de alcanzar cuando hago música, ese en el que se te olvida que eres un ser humano mientras lo estás haciendo. Eso es una de las cosas más bonitas que hay en la vida.

C. J. ¡Ole! ¡Qué bien hablado! ¡Mándale eso a su padre y a su madre, hombre, después de la de los porros! [risas].