
Kase.O este viernes en el festival Rio Babel, en Madrid
Kase.O encapsula el tiempo en Madrid
El rapero encabezó el festival Río Babel con un bloque dedicado a su etapa en Violadores del Verso y otro a las últimas composiciones en solitario.
Más información: La obra definitiva para celebrar el 50 aniversario del hip hop: Los 50 mejores discos de la historia del rap
Quiso encapsular el tiempo y lo logró. Javier Ibarra, más conocido como Kase.O, consiguió que Madrid se parara durante una hora y media. El rapero encabezaba la primera jornada del Río Babel en una apuesta arriesgada, que daba un podio a este género en el homogéneo terreno de los festivales multitudinarios.
Y no falló: tiró de veteranía, de carisma y de su gente para dar un espectáculo compacto. Dividido en dos bloques, pretendía repasar una carrera que, según sus cálculos, cumple 33 años. El primero estuvo marcado por los temas junto a Violadores del Verso. El segundo, a las últimas composiciones en solitario y a ese monumento de lo urbano titulado El círculo.
Mostrando imágenes de su juventud, cuando escupía rimas en bares de techo bajo y humo, Kase.O salió al escenario tras unos barrotes y encapuchado hasta las cejas. Con una sudadera holgada y una mochila, el zaragozano encadenó éxitos de sus inicios como Un gran plan, Vicios y virtudes o Javat y Kamel.
Sin descanso, enlazando esos versos de pistas eternas, iba provocando que lo que consideraba "un viaje" uniera a un público compuesto por curiosos, fanáticos con solera y jóvenes feligreses de la cultura hip-hop.
Continuó con Pura droga sin cortar y Cantando con un breve parón entre medias. Por fin respiró el rapero, defendiendo dos valores que escasean: la paciencia y la alegría. El sistema, dijo, nos quiere cabreados. Y la revolución, añadió, es enarbolar la felicidad.
Para unir más a esa masa que lo jaleaba atacó con Vivir para contarlo, donde repetía parte de la filosofía que acerca a los escenarios en esta gira: "Dame un ritmo cuando falte emoción / Volvemos a contarlo con la misma pasión / Hemos reservado la mejor colección / de delirios que quisieron convertirse en canción".
Kase.O repartía buen rollo y actitud. Hasta que, con una enorme foto de Jota Mayúscula de fondo, entonó Ke no hay alcohol. Se la dedicó con emoción a su compañero de oficio, con quien la interpretaba antes de su prematura muerte en 2020.
Después de este homenaje, el rapero blandió la mochila con la que había saltado los primeros minutos y explicó su simbolismo: ese accesorio era una extremidad más en aquellos momentos de peregrinaje por salas. Era "su camerino" y "su hotel" y en ella ponía "toda su fe".
Ni unas gotas de lluvia que amenazaban con otra tormenta como la de los últimos días en la capital mermaron los ánimos. Llegaron cuando empezaba a revisar El círculo, su apoteósico regreso tras cinco años sin publicar. Este álbum de 2016, nominado al Grammy Latino y Disco de Oro, constituyó el 50% del espectáculo. No dejó ninguno de sus singles: desde la introducción hasta Viejos ciegos pasando por tres cimas como Esto no para, Repartiendo arte o Mitad y mitad.
En este punto del concierto, Kase.O no sólo había detenido las horas, sino que había dado paso en el escenario a los integrantes de su grupo. Sho-Hai o R de Rumba se alistaban y se divertían sobre las tablas como dos décadas atrás. También le escoltaban amigos de la escena, como El Momo, haciendo de maestro de ceremonias. Todos sacudieron a la audiencia antes de que esa celda metafórica se cerrara transitoriamente.
Un linchamiento mediático
Los bises despegaron con Ringui Dingui y Tiranosaurius Rex, dos melodías juguetonas que ha ido lanzando en los últimos meses. Se alargó el desenlace con un discurso sobre su decisión de mantener la cita en festivales organizados por la empresa Superstruct, del fondo israelí KKR. Alegó entonces razones contractuales legales y la obligación con su equipo.
En el comunicado oficial esgrimió que "el hecho de no actuar no va a salvar ninguna vida ni va a evitar que sigan las masacres". A cambio, anunció, donaría una parte sustancial de sus beneficios netos (tras pagar sueldos y gastos) a organizaciones pro‑Palestina, comprometiéndose a exponerlo en detalle.
Algo que no contentó a muchos colegas y seguidores. Kase.O habló de linchamiento mediático y se excusó por no haber transmitido su postura con "el tacto y la sensibilidad" que merecía el asunto. "Siento haber creado tan mala vibra y tan mal rollo", lamentó, definiéndose como una persona que no cede "a chantajes ni a boicots" de "inquisidores, puritanos y policías de la moral".
Pidió como colofón una Palestina libre, la detención del genocidio y la devolución de sus territorios por parte de Israel antes de predicar con el lema de Outro: "Cuanto más amor das, mejor estás". El cantante repartió su corazón y arrebató el de los asistentes, suspendiendo los minutos en una noche que se consagró al rap y a Javier Ibarra, ese chaval que transitaba la geografía nacional en suéter y petate y al que, ya como Kase.O, consideran un referente.