Pablo Milanés durante un concierto. Foto: Ricardo Rubio/Europa Press

Pablo Milanés durante un concierto. Foto: Ricardo Rubio/Europa Press

Música

Amor y revolución: las mejores canciones de Pablo Milanés

El gran trovero cubano, fallecido a los 79 años en Madrid, compuso algunas de las mejores baladas de amor y canciones protesta del siglo XX

22 noviembre, 2022 12:46
Javier López Rejas Fernando Díaz de Quijano

Yolanda (1970)

“Esto no puede ser no más que una canción”. Así arranca uno de los temas de amor más bellos escritos y cantados en español. Sin paliativos. Dedicada a su pareja de ese momento, Yolanda Benet, que acababa de dar a luz a su hija Lynn, Pablo Milanés escribió esta canción en 1970 pero no la publicó por primera vez hasta 1982, en su disco Yo me quedo. “Si alguna vez me siento derrotado / Renuncio a ver el sol cada mañana / Rezando el credo que me has enseñado / Miro a tu cara y digo en la ventana / Yolanda”. Sublime.

Canción (De qué callada manera) (1975)

Pablo Milanés rindió tributo a su compatriota el poeta cubano Nicolás Guillén en su segundo álbum, Pablo Milanés canta a Nicolás Guillén. El cantante y compositor musicó de magistralmente estrofas tan bellas como “De qué callada manera se me adentra usted sonriendo / Como si fuera la primavera, yo muriendo / Y de qué modo sutil me derramo en la camisa / Todas las flores de abril”. También inmortalizó esta canción junto a Ana Belén en el disco de colaboraciones Querido Pablo (1985).

[Muere Pablo Milanés, el cantautor cubano que amó a Yolanda]

La vida no vale nada (1976)

Esta fue la canción que dio título al tercer disco de Pablo Milanés, de 1976. Un sugerente comienzo de saxofón da paso a las reflexiones del autor acerca del compromiso con los demás, que requiere actuar ante la injusticia. La letra hace uso de la anáfora en todos sus versos, que comienzan siempre con las mismas cinco palabras: “La vida no vale nada si no es para perecer por que otros puedan tener lo que uno disfruta y ama. La vida no vale nada si yo me quedo sentado después que he visto y soñado que en todas partes me llaman. La vida no vale nada cuando otros se están matando y yo sigo aquí cantando cual si no pasara nada…”.

Para vivir (1976)

Puede que Pablo Milanés pase a la historia como un cantautor comprometido con su tiempo pero debería recordársele universalmente por componer canciones de amor de alto voltaje poético. Esta canción es un ejemplo, casi fundacional, de lo que sería su relación con un sentimiento al que no dejaría de cantarle a lo largo de su vida. Pertenece al disco La vida no vale nada y dice así: “Muchas veces te dije que antes de hacerlo había que pensarlo muy bien / Que a esta unión de nosotros le hacía falta carne y deseo también…”. Grandiosa.

Yo pisaré las calles nuevamente (1976)

Ejemplo máximo de canción comprometida, en aquellos tiempos llamada “de protesta”. Sobre las últimas palabras de Salvador Allende, Milanés la compuso minutos después de conocer la noticia de la muerte de Miguel Enríquez, uno de los hombres fieles a la causa del presidente asesinado por Pinochet, en octubre de 1974. La canción no solo fue un tributo al Chile democrático. También un himno para la libertad en España. La incluyó en La vida no vale nada.

Yo no te pido (1978)

“Yo no te pido que me bajes / una estrella azul / sólo te pido que mi espacio / llenes con tu luz”. Así comienza “Yo no te pido”, la primera gran canción que Pablo Milanés compuso para Yolanda, entre mediados de los sesenta y principio de los setenta, aunque no apareció registrada hasta 1978, en su disco No me pidas. Musicalmente destaca en esta canción el registro agudo de la voz del cantautor, así como los arreglos de trompeta y clavicordio.

Amo esta isla (1982)

Una declaración de amor a Cuba y, por qué no, a la fructífera relación que tuvo con su compañero de trova Silvio Rodríguez. El tema está incluido en Yo me quedo, un álbum que constituye una reafirmación (en ese momento) del compromiso de ambos por el régimen de su país. En el disco tributa también a Mario Benedetti con “Hombre preso que mira a su hijo”. Para la historia porque fue uno de sus mejores trabajos.

El breve espacio en que no está (1984)

Otra gran canción de amor de Pablo Milanés, publicada originalmente como parte del disco Comienzo y final de una verde mañana, de 1984. Un año después apareció en el disco de colaboraciones Querido Pablo, donde la interpretó junto a Silvio Rodríguez. El piano asume todo el protagonismo instrumental en esta canción cuya letra canta los rasgos de personalidad de la esquiva amada, que ha abandonado recientemente su cama, donde aún “su silueta se dibuja cual promesa”. El autor la describe como “violenta y tierna”, “no habla de uniones eternas, mas se entrega cual si hubiera sólo un día para amar”.

A veces cuando el sol (1984)

En esta canción compuesta junto a Ramiro Gutiérrez Pavón e incluida en su disco de 1984 Comienzo y final de una verde mañana, Pablo Milanés transita entre la esperanza y la tristeza entre percusiones caribeñas, violines, flauta travesera, un bajo eléctrico con tumbao y magníficos arreglos de piano en latin jazz. “Remuevo la esperanza y miro adentro / Cuando la pena oprime la garganta / Detrás de la mirada salta un sueño / Y aunque llueva en la calle, el viento canta”.