Image: Mena brinda su Nacional de Música en Madrid

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Música

Mena brinda su Nacional de Música en Madrid

2 diciembre, 2016 01:00

Juanjo Mena dirigiendo a la OCNE

Juanjo Mena está de actualidad tras haber recibido el Premio Nacional de Música por su labor como intérprete conspicuo, como traductor serio, riguroso, enterado y esmerado de partituras líricas y sinfónicas de todo tipo. Músico muy solvente, del que siempre hemos destacado su probidad, su manera sincera, frontal y severa de enfrentarse al pentagrama. Es la suya una batuta sólida, preparada, flexible, ecléctica y clara. El gesto, amplio, armonioso, de lejanas resonancias celibidachianas, el pulso atento, la comprensiva expresividad, la facilidad para el fraseo caluroso y una lógica expositiva de meridiana inteligibilidad llegan con facilidad, casi con suavidad, a las orquestas que dirige.

En Madrid es visitante asiduo. Lo hemos visto en los últimos años en el foso del Teatro de la Zarzuela y en los podios de la Orquesta Nacional, la de la RTVE y la Sinfónica. Para la historia queda su interpretación de las seis sinfonías de Chaikovski en el Día de la Música del CNDM. Junto a la ONE, de la que es director asociado, nos obsequió no hace tanto con una vibrante y nerviosa Sinfonía n° 6 de Bruckner. Y al lado de esta agrupación actúa de nuevo este fin de semana (días 2 y 3) con un programa de extremo atractivo. En la primera parte, el complejo, extenso, contrapuntístico Concierto para piano n° 2 de Brahms, una composición que exige un encaje especial entre orquesta y solista.

Lo será aquí el norteamericano Garrick Ohlsson, hombre de elevada estatura física, ya veterano (Nueva York, 1948), primer pianista de su país en ganar el gran premio del Concurso Chopin de Varsovia (1970). Claudio Arrau fue uno de los maestros clave en la trayectoria de Ohlsson, que ha sabido aunar la sensibilidad exquisita del chileno con una fortaleza y una amplitud fraseológica de notable originalidad. Estas dos vías quedan fundidas en sus interpretaciones y en las lecciones que, como maestro, imparte desde hace años a sus alumnos. La segunda mitad de la sesión está ocupada por la tan conocida orquestación raveliana de Cuadros de una exposición de Musorgski, partitura de una amenidad y puntillismo admirables.