Image: Doña Francisquita de lujo en la Zarzuela

Image: Doña Francisquita de lujo en la Zarzuela

Música

Doña Francisquita de lujo en la Zarzuela

Se repone la producción de Emilio Sagi, con escenografía de Enrico Frigerio

17 junio, 2004 02:00

Escena del montaje de Doña Francisquita. Foto: Jesús Alcántara

Vuelve al madrileño escenario del Teatro de la Zarzuela, el 18 de junio y hasta el 18 de julio, una de las obras más identificadas con ese coliseo: Doña Francisquita de Amadeo Vives (1871-1932). No cabe duda de que, tras las alturas alcanzadas por Barbieri, Arrieta y Gaztambide y más tarde Marqués, Chapí o Bretón, la zarzuela grande comenzó un largo declive en beneficio del llamado género chico. Pero aún daría numerosos coletazos de la mano sobre todo del prolífico y facilón Guerrero y en particular del sólido y concienzudo Vives; antes de que alcanzara su decadencia, un poco fuera de tiempo, en las obras grandes de Moreno Torroba y Sorozábal.

Doña Francisquita, estrenada en el Apolo de Madrid el 17 de octubre de 1923, puede considerarse como la máxima y esplendorosa representación de una forma que tendía a desaparecer. Gracias a su tratamiento, que partía de un casticista libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw, basado en La discreta enamorada de Lope de Vega, y a su excelente factura musical, en la que brillan el arte de instrumentación, el dibujo melódico de la línea vocal y la capacidad para articular un discurso en el que lo conversacional -herencia verdiana- tiene un notable papel. Cadencias majestuosas, inteligente y estilizado tratamiento de la temática popular, números corales y orquestales de gran refinamiento y una elegancia proverbial en el trazado son otras tantas virtudes de esta zarzuela ejemplar; un fruto quizá fuera de tiempo en términos absolutos, pero un producto hijo de una tradición, a la que en cierto sentido da cima.

Se repone la vistosa producción que firmara en 1996 para el mismo teatro Emilio Sagi, con escenografía de Enrico Frigerio. Bonita y muy bella plásticamente, con algunos problemas de verosimilitud escénica derivados de una rígida colocación de los decorados. En el foso se alternarán en esta ocasión el competente José Ramón Encinar -en un cometido para el que se solicita gracia en el fraseo y el acento- y Luis Remártinez, muy experimentado en estos menesteres.

Cantante de moda
Mariola Cantarero, reciente su Premio Futuro del Teatro Real, una de las cantantes de moda, será probablemente una Francisquita segura y brillante en lo vocal y graciosa en lo escénico. Se alterna con Carmen González y Milagros Poblador, dos voces fáciles y ligeras, de jilguero. Los Fernandos son el argentino Daniel Schmunck, una de las últimas revelaciones, y los españoles José Bros, ya acreditado en esta parte, y Antonio Gandía, un tenor que crece poco a poco; aquí tiene una buena piedra de toque. Completan el reparto Milagros Martín -que, curiosamente, esta temporada ha cantado en todas las obras de la Zarzuela- y Raquel Pierotti -que harán La Beltrana-, Santiago Sánchez Jericó -un Cardona muy contrastado- y Alfonso Echeverría.