
Luis Martín-Santos. Foto: Rubén Vique
Luis Martín-Santos, dramaturgo secreto: seis obras revelan su otra revolución
Del autor de Tiempo de silencio emerge ahora su "tiempo de teatro": piezas inéditas que van del drama trágico al retrato sarcástico de la burguesía.
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Es otra cara artística de Luis Martín-Santos (Larache, 1924-Vitoria, 1964). Del “tiempo de silencio”, en la novela que revolucionó, en 1962, la narrativa española, al “tiempo de teatro”, oculto, iniciado con 22 años, cerrado a su muerte al volante con treinta y nueve.

Teatro. Obras completas IV
Luis Martín-Santos
Edición de Fernando Doménech Rico. Galaxia Gutenberg, 2025. 336 páginas, 23€
Teatro (Galaxia Gutenberg, 2025) es el cuarto tomo de las Obras completas del “vasco de Larache”, director del Psiquiátrico de San Sebastián. La edición esclarecedora es de Fernando Doménech Rico. “De todos los textos de Martín-Santos que han permanecido inéditos, sin duda los más sorprendentes son sus piezas dramáticas”, dice el editor.
Son seis obras, “en distinto grado de elaboración”, que trazan un itinerario que Martín-Santos podía haber ampliado. Se puede suponer que cinco de las seis piezas están escritas o abocetadas antes de la publicación de Tiempo de silencio. Tal vez para optar en algún concurso, como esa novela que presentó al Premio Baroja, que le negaron por razones políticas. Militante del PSOE, miembro de la Ejecutiva, encarcelado en varias ocasiones, se le llegó a ver como Secretario General.
Su obra primera es Irma, de enero de 1946. Pieza bien estructurada sobre modelos sofocleos. La acción es en una mina de carbón alemana. Irma, líder de las Juventudes Hitlerianas, con trabajadores del Partido como coro trágico. Un prófugo, que será detenido y ejecutado, es el antagonista de una Irma enamorada, que se envenena.
Luego, el “hado fatal” expresado por el Capataz, como un Tiresias: “Oh vosotros, hombres, ved la injusticia de nuestro sufrimiento”. La Guerra Mundial acabó. La incivil española, hacía diez años; también para el padre de Luis, médico militar, ya en San Sebastián en 1929, llegando a general. Irma, qué sorpresa.
Los churros están fríos, siguiendo una línea valleinclaniana, se desarrolla en un garito donde juegan al dominó y toman churros, mientras pare una mujer entre cajas. Flota el O’Neill de Antes del desayuno. Como en La novia que no se ve. Obra corta, igual que la anterior, se desarrolla en un internado de colegio, con la escapada a un burdel, y una venganza. El sexo y el pecado. Continuará en Tiempo de destrucción...
Viaje hasta el límite, muy sartriana-unamuniana, de diciembre del 53, y que Eduardo Vasco pondrá en el Teatro Español el 3 de mayo, es una fábula en la que un padre acaudalado es presionado por su hijo a pactar con un “intruso” un negocio. Como un Lear, se desprenderá de todo. En el eje, el dinero.
Claudia sigue la estela angustiosa de una mujer que casa con un hombre rico. Ella tendrá un hijo con su amante. Con la muerte de su marido se unirá con sus tres hermanos ricos. Otra tragedia coral, donde el amante es marginado por el dinero.
Olga, al fin. Está escrita al pairo de la diletancia de la alta burguesía vasca del desarrollismo. Una esposa aburrida, amigas complacientes entre ellas, y con sus cocineras. Un marido tan seductor como errático, Felipe, pero con dinero. Exposiciones de arte abstracto, bailes tropicales y el Club... La comedia humana.