Image: Helena Pimenta: El teatro clásico se ha liberado de la solemnidad

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Escenarios

Helena Pimenta: "El teatro clásico se ha liberado de la solemnidad"

9 septiembre, 2015 02:00

Helena Pimenta, directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Foto: Sergio Enríquez-Nistal.

La directora de la CNTC presenta la primera temporada en la remozada Comedia, con reclamos como Del Arco, José Luis Gómez, Ron Lalá...

Como niños con juguetes nuevos. Así se mostraba esta mañana la troupe de la Compañía Nacional de Teatro Clásico en la Comedia, su remozada sede, en la que han presentado la nueva temporada. Una temporada por la que han diseminado sustanciosos reclamos. Como el montaje inaugural: El alcalde Zalamea manufacturado por Helena Pimenta en comandita con Álvaro Tato (15 de octubre). O el Hamlet que el kamikaze Miguel del Arco armará apoyándose en la interpretación de Israel Elejalde (febrero). Será el primer shakespeare que levante la CNTC. O el arrojo de José Luis Gómez, que se ha pedido para sí el papel de la alcahueta más famosa de la literatura española: Celestina (abril). O Ron Lalá explotando todavía, tras En un lugar del Quijote, la veta Cervantina (así se titula su nueva producción, tejida con fragmentos de la obra de nuestro autor más universal).

Parece una programación en la que se ha echado el resto. La ocasión lo requería. Aparte de retornar a la Comedia, este curso la compañía cumple el trigésimo aniversario de su nacimiento, propiciado por Adolfo Marsillach. Pero su directora actual, Helena Pimenta, no tiene la sensación de haber buscado el do de pecho. "Siempre hemos intentado ofrecer lo mejor. En esto no hay diferencia con las programaciones que elaboramos en los tiempos del Pavón. Lo que intentamos es ir haciendo crecer todos los proyectos que hemos impulsado", explica a El Cultural, sentada en una de las butacas de patio con una copa de champán en la mano, símbolo de una celebración largamente esperada.

Aunque sí reconoce que la elección de El alcalde de Zalamea le parecía la más apropiada para arrancar en la Comedia. Un clásico popular y universal que lleva conectando con el público cuatro siglos. "No queremos mejorar otras versiones maravillosas que ya se han hecho. Sólo queremos ser sinceros. Nuestra intención es hacer un ejercicio de esencialidad. Hemos acumulado mucho material que ahora estamos destilando, para que el texto llegue al espectador puro como el agua. También es un ejercicio paradójico: porque es una obra que incita al amor retratando el desamor, a la justicia retratando la injusticia, a la amistad retratando la traición, el abuso y la envidia. Una historia cargada de dolor que en el fondo nos anima a seguir viviendo y a completar nuestro camino".

Admite Pimenta, al frente de la CNTC desde 2011, que siempre tuvo la ilusión de descorchar el primer Shakespeare de la formación. No ha sido así. Y aunque le 'escuece' un poquito, lo ha encajado con deportividad. "No estamos aquí para agrandar el ego. Hay que trabajar sin miedos, sin celos y sin preocupaciones. Cuando hablé Miguel del Arco para ver qué podríamos coproducir juntos, me dijo que lo que quería era hacer Hamlet. En el fondo, yo siento y me emociono con las coproducciones como con los montajes propios". Del Arco, que estos días rueda en Cantabria Las furias, tiene la impresión de haberse colocado frente al abismo: "Hamlet es un poema ilimitado habitado por un personaje ilimitado sobre un escenario que es puro espacio mental. ¡Alto! Si lo sigo pensando, tal vez sea incapaz de seguir adelante...".

El que no tiene vuelta atrás es José Luis Gómez, comprometido a meterse en la piel de la Celestina. Era un desafío que rumiaba de antiguo pero que tenía hibernando en su conciencia de actor. Hasta que el ciclo de Los cómicos de la lengua, emprendido tras su ingreso en la RAE, le reanimó el deseo de abordarlo. "Cuando me lo reveló, le dije: ¡¿quééé?! Cada vez que nos encontramos, le pregunto: '¿Seguimos de verdad?''", comenta Pimenta. El director de la Abadía arrima la "novela dialogada" de Fernando de Rojas a nuestra época: "Sujetos a un egoísmo sin trabas, donde los valores consagrados devienen en asuntos mercantiles, los personajes de Celestina solo buscan la inmediatez del provecho. Bajo este escenario entendemos que la tragicomedia tiene una terrible vigencia".

Pimenta, además, sigue esforzándose por abrirle a nuestro teatro clásico paso fuera de España. Este año 'reincidirá' con el Proyecto Europa, con representaciones de fragmentos de La vida es sueño, El alcalde de Zalamea y El perro del hortelano por teatros del viejo continente. Un empeño en el que tiene como aliado al Instituto Cervantes, cuyas sedes también acogerán las representaciones. Con el Teatro Nacional de Burdeos ha organizado un intercambio. La CNTC llevará a la ciudad francesa La vida es sueño y recibirá, en junio, Lorenzaccio, una suerte de Hamlet galo firmado por Alferd Musset. "Es hora de que superemos nuestros complejos y que defendamos nuestros clásicos fuera con la naturalidad con la que lo hacen los ingleses o los franceses. Es hora de que vayamos cada vez más lejos y con montajes más grandes", advierte Pimenta.

Sabe que la labor pedagógica que es clave para renovar el público. La Joven Compañía llevará por institutos de todo el país Préstame tus palabras, un espectáculo que agrupa textos de Calderón, Lope y Tirso. Ahí está la clave para que la CNTC aguante el tirón de los tiempos cambiantes. De momento, es una institución al alza, con el orgullo de que muchas de sus propuestas hayan abarrotado las localidades del Pavón durante varias semanas seguidas. "Lo bueno es que ir a ver una obra de teatro clásico cada vez se hace una forma más natural. Ya no hay esa carga solemne de antes".

@albertoojeda77