Clara Roquet. Foto: Lluís Tudela.

Clara Roquet. Foto: Lluís Tudela.

Series

Clara Roquet se pasa al 'thriller': "Quería tratar un conflicto cuyo centro fuera la amistad entre mujeres"

La cineasta estrena 'Las largas sombras' en Disney +, una serie basada en la novela homónima de la escritora Elia Barceló. 

10 mayo, 2024 02:20

En Las largas sombras (2024), la aparición de unos restos mortales en una gruta de Mallorca lleva a la inspectora Paula Ríos (Irene Escolar), de la comisaría general de Elda, a desplazarse a territorio balear. El cadáver es el de su hermana mayor, Mati (Laura Wendel), desaparecida durante un viaje de fin de curso veinticinco años atrás.

En ese mismo momento, el grupo de amigas de Mati en aquel último curso se reúne con motivo del regreso de Rita Montero (Elena Anaya), prestigiosa directora de cine que lleva años alejada de la ciudad y que ha vuelto para vender la casa familiar. La noticia del hallazgo y el inicio de las investigaciones remueven el pasado de todas ellas en esta historia sobre la amistad femenina y el peso de la culpa que firma Clara Roquet y en la que, además de Irene Escolar y Elena Anaya, intervienen Belén Cuesta, Marta Etura, Itziar Atienza, Ana Rayo y Lorena López.

Después de ganar Goya a la Mejor Dirección Novel con Libertad (2021), su primer largometraje, y de trabajar en los guiones de Petra (Jaime Rosales, 2018), Els dies que vindran (Carlos Marques-Marcet, 2019) o Creatura (Elena Martín, 2023), la cineasta catalana se aproxima al thriller, tomando como punto de partida la novela homónima de la escritora Elia Barceló, en esta miniserie que estrena hoy Disney +.

P. ¿Qué es lo que más le atrajo de la novela original?

R. Pues para empezar, esa relación que se establece entre el pasado y el presente. El libro está escrito en dos tiempos –la serie también está escrita así, pero en el libro esos desplazamientos están más marcados– y me interesó mucho esa idea de partida que viene a decir que nunca dejas de ser la niña que fuiste y que las cosas que le pasaron a aquella adolescente siguen formando parte de tu vida adulta.

»Es algo que ya incluye el propio título de la serie y que viene de una cita de Agatha Christie que me gusta mucho: los viejos pecados proyectan largas sombras. Es decir, aunque te hayas construido una vida a espaldas de lo que ocurrió en el pasado, no puedes ocultarlo para siempre, los traumas terminan aflorando.

»También me interesaba explorar la cuestión de la amistad femenina y hacerlo desde el thriller. Todos los personajes principales son mujeres, algo que no es nada habitual en el género y creo que, en este caso, tiene sentido que sea así, no es algo forzado o impuesto. Se trata de observar la amistad entre estas mujeres como una forma de sanación. Me gustaba la idea de aproximarme a un conflicto cuyo centro no lo conforma la relación de una mujer con un hombre, sino, justamente, la amistad entre mujeres.

P. Además de los continuos cambios de tiempo, también se utilizan diferentes texturas. Llama la atención el uso del video doméstico, que aquí actúa como herramienta reveladora, aquella que sirve para mostrar lo que hay detrás de la imagen que las protagonistas proyectan y que no se corresponde con sus respectivas realidades. ¿Cómo trabajasteis sobre ese concepto de imagen proyectada?

R. Hablamos mucho sobre la idea de la máscara. Ellas buscan proyectar cierta imagen de perfección, que además es algo que se da mucho en esos ambientes de ciudad pequeña como Elda. Yo vengo de un sitio similar como es Vic, en el que esto también sucede. De hecho, eso es algo que también me gustó mucho de la novela y que remite a un concepto que nosotros en la serie bautizamos como 'la arena': el lugar en el que ocurre la acción. Me refiero a ese ambiente de pueblo pequeño -porque, aunque sean ciudades, funcionan como pueblos- en el que sigue instalado el miedo al qué dirán y en el que la máscara es mucho más necesaria que en una ciudad grande porque hay mucha menos intimidad.

»Todas ellas se han fabricado sus propias máscaras, hasta que el suceso que desencadena la historia hace que empiecen a resquebrajarse. Por esas grietas empiezan a filtrarse la luz y la oscuridad. Quiero pensar que lo que queda al final es mucho más parecido a la persona real que ha logrado quitarse la máscara delante de sus amigas, con las que ahora ya puede empezar a tener una conversación de verdad.

»Con respecto al trabajo con el vídeo doméstico, me apetecía mucho explorar esas texturas y, de hecho, nos lo pasamos pipa probando distintos formatos hasta dar con la estética de los 90 que buscábamos. Al final terminamos utilizando una que era muy habitual entre los skaters, que simula el rollo MTV de aquella época.

»Esos videos nos presentan unas imágenes en las que parece que todo va bien hasta que aparece la figura de Mati y notamos que algo se rompe. Por eso me gusta ese concepto que indicas de imagen proyectada, de lo que hay detrás, porque lo que terminan descubriendo en los vídeos está pasando casi fuera de campo, en los lindes de la imagen. Se trata de explorar esa segunda capa que todos tenemos, y las protagonistas de la serie, más.

Fotograma de 'La largas sombras'.

Fotograma de 'La largas sombras'.

P. Aunque Las largas sombras esté muy alejada tanto de su primera película (Libertad) como de un cortometraje como El adiós (2015), ¿no cree que aquí, aunque formulado a través del género y de manera muy distinta, el motor de la historia también es un problema de clase?

R. Eso que mencionas es muy importante para mí, porque creo que ahí está la semilla del problema. No quería elaborar un relato simple en el que hubiera una mala malísima y unas buenas buenísimas. Sin embargo, hay una cuestión de partida muy clara: ellas le hicieron bullying a Mati porque pertenecía a una clase social inferior.

»Hay un momento, durante una excursión, en el que Rita le dice a Candela (Itziar Atienza) que trataban mal a Mati porque era distinta, porque era de clase baja, porque no pertenecía a su esfera social. A todas se les termina yendo la cosa de las manos, así que hay una especie de culpa compartida que deriva en una situación muy compleja, pero el origen de todo es una cuestión de clase.

P. Detrás de un armazón muy reconocible, muy clásico, y que se corresponde con los modos del whodunit se despliegan, como hemos visto, cuestiones de clase, pero también otras relacionadas con cierto malditismo genético …

R. Es que ese era el objetivo. A mí me gustan mucho los thrillers y, en especial, los whodunits, y tenía muchas ganas de hacer uno. Me estoy encontrando con gente que me pregunta si esto ha sido un encargo y la verdad es que no: yo quería hacer esto y quiero reivindicar mi derecho a explorar estos territorios.

»Me gusta mucho el cine de autor como me gusta mucho el mainstream, soy muy ecléctica y tenía muchas ganas de hacer un whodunit, pero aprovechando el género como excusa para contar otras cosas y sobre todo para crear personajes llenos de complejidad que se enfrentan a conflictos que me interesan.

»Lo más interesante del whodunit es que es una herramienta muy útil que te sirve para ir colocando otras capas de lectura que me interesaban tanto o más que la resolución del misterio, que también era importante. Por eso hicimos un trabajo de personajes tan fuerte, y no solo en lo referente al guion, que también, sino sobre todo con las actrices. Fue un proceso colaborativo (a mí me gusta trabajar así) y ellas se volcaron mucho. Creo que cuando colaboras le das más espacio a la otra persona para que haga suyo el personaje y se implique emocional y creativamente.

»Además, trajimos a psicólogos forenses que hicieron un gran trabajo de asesoramiento, porque estábamos lidiando con traumas muy complicados como son los abusos, el narcisismo, el complejo de culpa… Y, claro, yo no tengo ni idea de cómo reacciona una persona ante un suceso así. Y queríamos que aquello se sintiese como real, queríamos abrazar todos esos matices que envuelven ese tipo de casos.

»Con su ayuda, con los ensayos y con el trabajo de improvisación con las actrices – que es algo que me gusta mucho hacer- pudimos crear ese tipo de personajes. Es cierto que teníamos el guion, pero reescribí mucho a partir de esas sesiones, hubo mucha reescritura durante los ensayos.

"Todos los personajes principales son mujeres, algo que no es nada habitual en el género"

P. Hemos mencionado la cuestión de las herencias. La hija del alcohólico también lo es, hay otra que repite patrones de infidelidad…

R. Me interesan mucho las cuestiones hereditarias, lo que heredas y cómo se puede romper con ello. Todas las protagonistas pasan por un momento en el cual pueden romper el ciclo o lo pueden perpetuar. Incluso las que tienen hijos. Por ejemplo, Carmen (Ana Rayo), que tiene una hija adolescente. Hablamos de alguien que ha tenido una mala relación con su padre y que ahora la está replicando con su hija.

»Gracias a las cosas que le pasan, logra abrirse con su hija, romper ese ciclo y confesarle qué es lo que de verdad le sucede. Otro tanto pasa con Sole (Marta Etura), que decide romper con el pasado pese a las reticencias de su madre y contar todo lo que le ha sucedido, además de manera pública.

»Hay una cita de Jung, que he utilizado mucho durante el proceso de creación de la serie, que dice "nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad". Es decir, hay que sacar esa oscuridad afuera y hablar sobre ella, esa es la única manera de abrir una posibilidad hacia la sanación o hacía la redención, llámalo como quieras.

P. Ha mencionado el tema de los abusos. La serie muestra una pauta que refleja la continua culpabilización de las víctimas.

R. Es tremendo y es algo que hablamos mucho con los psicólogos forenses. Además, Marta Etura venía de hacer un cortometraje sobre este tema, lo cual fue una suerte… En realidad, he tenido mucha suerte con las actrices, no solo porque sean muy buenas, sino porque son muy inteligentes y en concreto Marta (Etura) aportó muchísimo al personaje y al discurso que incorpora.

»Cuando entrevistan a Sole (Marta Etura), la primera pregunta que le hacen es: ¿por qué no lo has contado antes? Es decir, de inicio ya se culpabiliza a la víctima, y ella se rebela. Y eso, tanto a mí como a Julia de Paz –que empezó como directora de la segunda unidad pero que terminó siendo una segunda directora– que estábamos juntas rodando esa escena, nos pareció muy importante que se viese en pantalla. El momento en el que ella reconduce la situación y señala que siempre pasa lo mismo, que se cuestiona a la víctima cuando, en verdad, deberíamos estar preguntándole al agresor, es fundamental.

»De alguna manera es de lo que habla Jauría (pieza teatral de Miguel del Arco), una obra que me encantó, que me parece muy interesante y que habla precisamente de eso, del tipo de preguntas que les hacen a las víctimas. Es trágico que eso siga pasando. Por eso muchas mujeres no se atreven a hablar, porque pasan por un proceso de revictimización y porque eso implica multiplicar el peso de la culpa.

"Muchas mujeres no se atreven a hablar, porque eso implica multiplicar el peso de la culpa"

P. Las largas sombras está repleta de giros de guion. Sin embargo, quizá los más profundos sean menos llamativos, como el que rodea a la relación de Paula con su madre, una mujer que lleva décadas ocultando la verdad. ¿Lo ve así?

R. Me alegra mucho que saques este tema porque creo que la gente no se fija tanto en la relación que tiene Paula con su madre y a mí es una de las cosas que más me gusta de la serie. En primer lugar, porque el personaje de Paula no está en el libro, lo hemos creado de la nada, y le tengo mucho cariño. Además, el trabajo de Irene Escolar me parece espectacular.

»Se trata de una relación con una dinámica muy compleja, muy viciada, en la que no se percibe el amor que deberíamos percibir, pero al mismo tiempo notamos que existe cierto cariño. Tiene un punto trágico porque, en el fondo, yo a esa madre la veo como una señora que se ha quedado un poco anclada en la juventud. Si vemos cómo viste, cómo se comporta, como se relaciona con otros hombres, el hecho de que no se haga responsable de sus errores… Son conductas que remiten a una chica mucho más joven que ella. Es alguien que no ha podido procesar el dolor por la pérdida de su hija, porque no la asume.

»Ella quiere pensar que está recorriendo el mundo, que ha desaparecido. Es la mentira que se cuenta a sí misma para seguir viviendo. En consecuencia, crea una imagen idealizada de su hija perdida -porque ella sí que sabía cómo era de verdad- que es la que le transmite a la hermana menor. Además, hay que tener en cuenta que cuando Mati desaparece, Paula es muy pequeña.

»La madre vende está versión ideal de la realidad, que no es cierta, y al mismo tiempo hace una cosa, que a mí me parece muy bonita, que es proteger a Paula de la verdad sobre su hermana y dejarla con esa imagen bonita de Mati. Me parece un acto de generosidad.

P. Desde un punto de vista visual, hay continuo trabajo con el zoom in, muchas veces aplicado sobre entornos abismales (precipicios, grutas). ¿Es algo buscado? ¿Por qué esa combinación?

R. Sí, es totalmente buscado. Es un motivo visual que a mí me gusta mucho, lo que podríamos denominar 'la llamada del abismo'. Hablamos un poco de atreverse a mirar ese vacío, pero también de aproximarnos a él. Con la proximidad viene, también, el dolor. Tienes que mirar el trauma, la herida, que es un poco lo que hace Rita y de ahí viene su primer ataque de ansiedad. Todas tendrán que hacer este viaje, un viaje doloroso - mirar hacia adentro y hacia abajo- que representa la única forma de sanar. Todo esto viene de la tradición más clásica, de la Poética de Aristóteles: al final, sin crisis no hay catarsis.