Jacob Elordi como el Monstruo en 'Frankenstein', de Guillermo del Toro

Jacob Elordi como el Monstruo en 'Frankenstein', de Guillermo del Toro

Cine

Sitges apuesta por el regreso de los monstruos góticos para (re)vivir el terror

Con el Frankenstein de Guillermo del Toro y el Drácula de Luc Besson como principales reclamos, el festival se enfrenta a los desafíos del siglo XXI con encuentros, polémica y actitud.

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Este año vuelven a casa, pero no por Navidad, sino del 9 al 19 de octubre. Vuelven a su viejo castillo de Sitges, que los vio crecer, evolucionar y envejecer. Pero no morir. Los monstruos góticos nacidos hace siglos se niegan a desaparecer no sólo del imaginario colectivo, sino de las pantallas que los convirtieron en mitos inmortales.

La Criatura de Frankenstein de Mary Shelley, que viera la luz oscurecida por las cenizas volcánicas una noche de 1816 en Villa Diodati (el libro se publicaría dos años más tarde), y el conde Drácula de Stoker, que lo haría en 1897, retornan entrado el siglo XXI.

Sitges no podía sino darles la bienvenida, ante la expectación de la multitud de aficionados que invadirán la plácida localidad playera para convertirla en hogar de friquis y amantes del terror.

Góticos e integrados

La peor maldición del monstruo de Frankenstein es ser confundido con su creador. De ahí, la implacable persecución a la que somete al buen doctor. Bromas aparte, desde que en 1910 Charles Ogle le diera vida por vez primera en pantalla, pasando por el carismático Boris Karloff con sus tornillos y los menos carismáticos Christopher Lee y Robert De Niro, entre otros, Sitges se apunta un tanto con la proyección de la nueva Frankenstein de Guillermo del Toro.

Caleb Laundry Jones, en 'Dracula: A Love Tale', de Luc Besson

Caleb Laundry Jones, en 'Dracula: A Love Tale', de Luc Besson

El cineasta mexicano siente debilidad por la Criatura, tanto por la de Mary como por la de la película de James Whale de 1931, a la que ha rendido homenaje en toda su filmografía. Ahora, con sobrados medios, prometiendo mayor fidelidad al libro, más protagonismo de los personajes femeninos y un espectacular diseño de producción, inspirado en las fabulosas ilustraciones de Bernie Wrightson, los espectadores tienen derecho a esperar un filme memorable.

Brillará, sin duda, la sensibilidad –a veces demasiada– con que el director afronta siempre la figura patética del Monstruo como metáfora del Otro, del marginal y marginado, encarnado aquí irónicamente por el guapo Jacob Elordi, mientras la scream queen Mia Goth (apropiado apellido) interpreta a Elizabeth, esposa y víctima del doctor (Oscar Isaac). Un reparto redondeado por Christoph Waltz, que no se pierde una.

Porque Waltz es también el sacerdote-detective estilo Van Helsing de Dracula: A Love Tale, la perversión del vampiro de Stoker pergeñada por Luc Besson, a mayor gloria de su muso, Caleb Landry Jones, un Drácula enamorado, frívolo y descarado.

Una absoluta delicia iconoclasta, que reconvierte la historia gótica en extravagancia glam. Un cuento de hadas a la francesa, que debe más a la bande dessinée, a Cocteau y Jacques Demy o a Subspecies que al Drácula de Coppola, del que es paráfrasis y palimpsesto. Seguro que dividirá a los aficionados.

Más monstruos

A la sombra de estas superproducciones veremos el peculiar Dracula de Radu Jude y los nosferatus de Silencio, del irreverente Eduardo Casanova. Otro monstruo diferente estará doblemente presente: Stephen King, con el drama fantástico La vida de Chuck, de Mike Flanagan, y con La larga marcha (clausura), agorafóbico survival distópico.

Una imagen de 'La larga marcha'

Una imagen de 'La larga marcha'

Vuelven monstruos de Sitges como Julia Ducournau con Alpha (inauguración); Park Chan-Wook con No Other Choice; Alberto Vázquez con Decorado y Mamoru Hosoda con Scarlet, llevando la animación a la sección oficial; el cuento de Lucille Hadzihalilovic The Ice Tower; lo nuevo de Lanthimos, Bugonia (remake de un filme surcoreano); Cattet y Forzani con otro homenaje al euro sesentero, Reflection in a Dead Diamond; Jean Kounen con su versión de El hombre menguante; y el estreno de la nueva fantasía brujeril euskera de Paul Urkijo Alijo, Gaua.

Desafíos

Sitges responde a los desafíos del cine actual con mayor presencia femenina, recibiendo a figuras como Mary Harron o Gale Ann Hurd; siguiendo el boom latinoamericano con la uruguaya El susurro o la chilena Todos los males; con Brigadoon, exposiciones y homenajes a mitos como Terry Gilliam, Joe Dante, Sean S. Cunningham o Enzo G. Castellari, entre otros.

Es la manera de mantener alto el estandarte en un mundo multimedia donde, por increíble que parezca, pueden verse ya muchos de los filmes que proyectará el festival. Pero Sitges es más que películas: es vivir el cine de terror. Encuentros, polémica, actitud. Y eso no está en internet ni en las plataformas digitales.