Fotograma de 'April'.

Fotograma de 'April'.

Cine

'April': resistencia y dolor en la Georgia rural en una película rabiosamente feminista

La cineasta Dea Kulumbegashvili compone un extraordinario retrato de la psique herida de una ginecóloga que practica abortos clandestinos.

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Nina (Ia Sukhitashvili) es una prestigiosa ginecóloga y obstetra en un hospital de una pequeña localidad de provincias de Georgia.

Entregada totalmente al trabajo, pone en riesgo su carrera para realizar acciones que rebasan lo estrictamente legal en un entorno fuertemente patriarcal y misógino, donde las mujeres son obligadas a casarse cuando apenas han rebasado la adolescencia y presionadas para ser madres cuanto antes.

Así, siguiendo únicamente su propia moralidad, la protagonista de April no duda a la hora de suministrar anticonceptivos de estraperlo a algunas pacientes, pero tampoco en realizar abortos ilegales, sin pedir nada a cambio.

La relación tan compleja de Nina con la vida, la muerte, el dolor y la soledad, es lo que trata de plasmar en un exigente estudio de personaje la directora georgiana Dea Kulumbegashvili (Oriol, 1986), que con su filme de debut, Beginning (2020), conquistó la Concha de Oro y los premios a mejor dirección, guion e interpretación femenina.

En su segunda entrega en el largometraje, la cineasta vuelve a poner el foco en un personaje femenino (allí era la esposa del líder de una comunidad religiosa, también interpretada por Sukhitashvili) que seguramente ejercería un rol secundario en narrativas más convencionales, que suelen poner el foco en la persona que aborta, y trata de revelar su sufrimiento desde arriesgadas tácticas cinematográficas.

April es, de hecho, una película destinada a generar polémica y conversaciones encendidas en festivales y a pasar de puntillas por las salas de cine, pues el espectador debe lidiar con la crudeza de algunas de sus secuencias, con su ritmo pausado propio del slow cinema, con su inesperado juego con el punto de vista, con unas atrevidas fugas poéticas y surrealistas…

Sin embargo, el espectador que se atreva a entrar en el juego que plantea Kulumbegashvili (y a mantener la mirada) obtendrá un extraordinario retrato de la psique herida de esta mujer.

Si en Beginning ya generó comparaciones con Tarkovski o Michael Haneke, April añade a las referencias al Jonathan Glazer de Under the Skin (2013).

A ello remite ese impactante comienzo en el que nos encontramos con una larga secuencia en la que vemos a un ser repulsivo y sin rostro, de piel colgante y arrugada, que se mueve fatigosamente sobre una oscuridad absoluta de naturaleza acuosa.

La figura será un motivo recurrente en el filme, una plasmación de la culpa y el autodesprecio que siente de sí misma la protagonista.

Quizá la metáfora, por obvia, sea lo menos inspirado del filme, junto a otra secuencia en la que Nina deambula por un mercado bovino repleto de figuras masculinas amenazantes, aunque en términos de impacto visual sea efectiva.

Pero no está en la imagen lo más inquietante de April, sino en su diseño sonoro, en el que la respiración dificultosa de la protagonista se mezcla con el tictac de un reloj, con los ladridos incesantes de perros, el motor del automóvil con el que Nina recorre carreteras desoladas a la búsqueda de escarceos sexuales con hombres desconocidos…

Así mantiene la directora una nerviosa intensidad durante todo el metraje, añadiendo en contadas ocasiones una partitura minimalista.

El disparador de la trama es la muerte de un bebé momentos después de su nacimiento, lo que pondrá a Nina en el centro de una investigación del hospital sobre lo acontecido, con el riesgo de que salga a la luz el resto de sus actividades.

El parto, en apariencia real, rodado en un plano estático cenital, ya alerta de los pocos reparos de la directora a la hora de incomodar a un espectador al que se le obliga a mirar donde quizá no quiera. Ocurre lo mismo hacia el final con otro impactante parto por cesárea.

Sin embargo, en el único aborto que vemos, la cámara enfocará en una toma lateral el vientre de la mujer encinta, mientras las manos en tensión reflejan el dolor del proceso.

En definitiva, Dea Kulumbegashvili entrega en April un filme rabiosamente femenino y feminista, que no cae en el alegato ni en las proclamas vacías. A la directora solo le interesa la complejidad y la ambigüedad de la experiencia humana. 

April

Dirección y guion: Dea Kulumbegashvili. Intérpretes: Ia Sukhitashvili, Kakha Kintsurashvili, Merab Ninidze. Año: 2024. Estreno: 5 de septiembre