Ralph Fiennes en un momento de 'El regreso de Ulises' (Uberto Pasolini, 2025).

Ralph Fiennes en un momento de 'El regreso de Ulises' (Uberto Pasolini, 2025).

Cine

Homero en el cine: amor, guerra, aventura y polémicas entre Troya e Ítaca

El inminente estreno de 'El regreso de Ulises' y el nuevo proyecto de Nolan renuevan el interés del séptimo arte por el autor griego, del que existen varias adaptaciones.

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El fascinante e inagotable mundo de Homero vuelve a las pantallas de cine el 22 de agosto con El regreso de Ulises, coproducción internacional dirigida por Uberto Pasolini que supone el reencuentro entre Ralph Fiennes, que encarna al audaz protagonista, y Juliette Binoche, que aporta carácter a la paciente Penélope.

Ulises ha estado 20 años fuera de Ítaca, desde que salió para combatir en Troya, y algunas cosas han cambiado. Arañado por el tiempo, saturado de aventuras, ahora tendrá que luchar para recuperar a su familia.

Este estreno es una buena excusa para hacer un recorrido por películas y series que se han atrevido a adaptar o versionar más o menos libremente la Ilíada y la Odisea. Avanzamos la conclusión: el interés que el cine ha mostrado por Homero y el nivel medio de las producciones no están a la altura de su importancia radical en la historia de la cultura occidental.

Pero hay alguna propuesta entretenida como el Ulises de Mario Camerini (1954), con Kirk Douglas como el ingenioso y errabundo aventurero (el último héroe antiguo y el primero moderno, según Adorno y Horkheimer) y Silvana Mangano en doble papel como la dolosa Circe y la discreta Penélope, a la que los pretendientes asedian (le dicen que es demasiado joven para yacer sola con sus recuerdos, porque además de pesados y gorrones y rijosos son manipuladores con cierto talento retórico).

Mientras, su hijo Telémaco sufre y su marido recupera la memoria entre los feacios (a punto está de casarse con Nausícaa, la de níveos brazos) y recuerda sus aventuras en el regreso desde Troya: sus sufrimientos en el mar junto a sus compañeros, su enfrentamiento con el cíclope, al que emborrachan con mosto, el trance de las sirenas, su relación con la veneranda y seductora Circe, que convierte a los hombres en cerdos (en realidad, es una síntesis de Circe y Calipso, que como tal no aparece).

Kirk Douglas como Ulises en 'Ulises' (Mario Camerini, 1954).

Kirk Douglas como Ulises en 'Ulises' (Mario Camerini, 1954).

Ulises llega al palacio vestido de mendigo (su mujer no lo reconoce pero el perro sí) y demuestra quién es al imponerse con su arco a los pretendientes, a los que extermina. Es una versión muy simplificada y con aspectos incorrectos, pero tiene cierto encanto

Los primeros acercamientos del cine a la Odisea son muy anteriores, de la época de los pioneros. El gran Georges Méliès se atrevió con la obra y se metió en el papel de Ulises en L'île de Calypso: Ulysse et le géant Polyphème (1905), un cortometraje de tres minutos y medio en el que el héroe se queda dormido frente a la cueva de Polifemo y, después de ser despertado por Calipso y sus ninfas, clava la lanza en el ojo del cíclope. Luego Calipso intenta retenerlo, pero él se va.

De 1909 es el corto, también francés, Le retour d'Ulysse, de André Calmettes y Charles Le Bargy, con Paul Mounet y Madame Bartet en el reparto. De 1911 es La Odisea, un mediometraje de producción italiana, dirigido por Francesco Bertolini, Giuseppe de Liguoro y Adolfo Padovan y protagonizado por De Liguoro y Eugenia Tettoni Fior.

Desde Italia, mucho después, también llegó la singular y lírica Nostos: el retorno (Franco Piavoli, 1989), con un enfoque acentuadamente visual, casi sin palabras, con Luigi Mezzanotte y Branca de Camargo.

Un fotograma de 'La mirada de Ulises' (Theo Angelopoulos, 1995)

Un fotograma de 'La mirada de Ulises' (Theo Angelopoulos, 1995)

Los hermanos Coen proponen en O Brother! (2000) una singular Odisea protagonizada por tres presos fugados en el sur estadounidense de los años 30 del pasado siglo, Everest Ulyssess McGill (George Clooney) y dos compañeros incompetentes (John Turturro y Tim Blake Nelson). En un Mississippi deprimido, musical, racista y electoral comparecen, entre otros, un peligroso cíclope vendedor de biblias (John Goodman) y una Penny (Holly Hunter) que reniega de Ulyssess (les dice a sus hijas que lo atropelló un tren) y a punto está de casarse con un pretendiente político. 

En 2008 se estrena la cinta británica Ulises y la isla de la niebla, dirigida por Terry Ingram, con Arnold Vosloo y Steve Bacic, una aventura fantástica inventada y prescindible. Y Jason Patric es en la canadiense Keyhole (Guy Maddin, 2011) otro Ulises (gangsteril) que vuelve a casa (con una joven ahogada y un prisionero), donde su esposa tiene los rasgos de Isabella Rossellini.

Una aportación española de los últimos años, poética y crepuscular, es Penélope (Eva Vila, 2017). Ramón (Ramon Clotet Sala) regresa a su tierra, una Cataluña con ambiente de procés, donde espera Carmen (Carme Tarte Vilardell) con su máquina Singer y escuchando a Gardel. Una cinta sobre el tiempo, la ausencia y las dificultades del regreso.

La discreta hija de Icario también inspiró (es un decir) a Fernando Merinero en El viaje de Penélope (2010), protagonizada por él mismo (Penélope) junto a Glauca (Ulises). El matrimonio vive en su isla con sus trabajos y sus problemillas hasta que Ulises decide irse y ella se da a la poesía. Una versión contemporánea, personal y rara, sin muchos medios y sin mucha gracia, difícil de soportar en estado sobrio. Su mayor valor y quizá el único reside en las canciones de Luis Eduardo Aute.

Homero en formato televisivo 

La ficción televisiva también se ha interesado por esta segunda gran obra homérica, con miniseries como Las aventuras de Ulises (1968), dirigida por Franco Rossi, Mario Bava y Piero Schivazappa y con Bekim Fehmiu e Irene Papas en el reparto, o La Odisea (1997), de Andrei Konchalovsky, con Armand Assante y Greta Scacchi, además de Isabella Rossellini como Atenea, la de ojos de lechuza.

Esta voluntariosa versión en dos capítulos arranca con el nacimiento de Telémaco y muestra la partida de Ulises a Troya, un poquito de guerra y caballo y el regreso (lo que los griegos llaman nostos, como recordó Piavoli) mientras Penélope lidia con la suegra.

Comparecen además en esta serie el cíclope, Eolo, la Aurora de rosáceos dedos, el mar en peces abundoso, las cóncavas naves, Hermes, de áureo bastón, Circe, la rica en venenos y necesitada de macho, Tiresias (Christopher Lee) y el Hades, Escila, Calipso, divina entre las diosas, Poseidón, que sacude los mares, los feacios, el esclarecido Alcínoo y los ensoberbecidos pretendientes, que son gozosamente aniquilados. Uno de los productores de esta obra es Francis Ford Coppola, de pupila de águila.

Si buscamos en el nuevo siglo, de 2013 es la serie francesa de 12 capítulos Odysseus, dirigida por Frédéric Azémar y Stéphane Giusti y protagonizada por Alessio Boni y Caterina Murino.

En el ámbito de la animación, los que hicieran la EGB recordarán la serie japonesa Ulises 31 (Tadao Nagahama y otros directores, 1981), de homéricas aventuras galácticas en 26 capítulos, con Constantino Romero prestando su voz (homérica, sin duda) a Zeus.

También para el público infantil, y con el mismo número de entregas, desde Alemania llegó la simpática Mission Odyssey (Olivier Jongerlynck, 2002), que arranca con el héroe y sus singulares acompañantes, hostigados por el enfurecido Poseidón, enfrentándose a Escila y Caribdis y viajando al inframundo.

Desde México, La odisea de los muñecos (1975) es una recreación de la historia en formato de mediometraje animado, dirigido por Carlos Gonzalez Groppa.

Vamos a la Ilíada, la gran epopeya sobre la guerra de Ilión, que también tiene su versión muda, una producción alemana de 1924 dirigida por Manfred Noa y protagonizada por Edy Darclea y Vladimir Gajdarov: La Ilíada o El sitio de Troya.

Ochenta años después, el tema fue tratado en modelo superproducción hollywoodiense, Troya (Wolfgang Petersen, 2004), con Brad Pitt como Aquiles, el de los pies ligeros, Eric Bana como Héctor, de tremolante penacho, Brian Cox como Agamenón, soberano de hombres, y Diane Kruger como la argiva Helena.

No hay que ser un academicista homeriano para cuestionar sus licencias o desvíos: la contracción temporal, la relación entre Aquiles y Patroclo, las muertes de Menelao y Agamenón a manos de Héctor y Briseida, las circunstancias de la muerte de Aquiles, la ausencia de Hécuba, la huida de Paris y Helena… La película se tiene por ambiciosa y espectacular, pero es un desastre desde el punto de vista de la lealtad al texto original.

Un fotograma de 'Troya' (Wolfgang Petersen, 2004).

Un fotograma de 'Troya' (Wolfgang Petersen, 2004).

Más reciente (2018) y también polémica es la miniserie de ocho capítulos Troya. La caída de una ciudad, creada o perpetrada por David Farr, con Louis Hunter y Bella Dayne. La historia presenta a un Paris arrogante y picaflor que en el célebre juicio elige a Afrodita como la diosa más bella frente a Hera y Atenea. A cambio recibe la promesa de conocer a la mujer más hermosa del mundo. Poco después descubre que es hijo de Príamo, el rey de Troya, que lo comisiona para que viaje a Esparta con objeto de reforzar la alianza con su rey, Menelao.

Sucede que entre banquetes, parlamentos, regalos, protocolos y sucesos varios, Paris/Alejandro le roba la esposa, de nombre Helena (y que acepta con gusto el cambio de aires), circunstancia que disgusta un poco a Menelao (en pocos días ha incorporado a su perfil las condiciones de huérfano, cornudo y anfitrión humillado), con las consecuencias conocidas. Por otra parte, existen más motivos, políticos, económicos, comerciales, para la guerra.

En esta versión, en una emocionante muestra de wokismo desatado, Zeus, Aquiles y Patroclo (entre otros) son negros. 

La serie, que es tediosa a ratos e integralmente absurda, quiere humildemente ir más allá de la Ilíada y aporta momentos pintorescos como la irrupción de Aquiles en la recámara de Helena, a la que acosa. 

Un fotograma de la serie 'Troya' (David Farr, 2018).

Un fotograma de la serie 'Troya' (David Farr, 2018).

Otra miniserie sobre el tema es Helena de Troya (2003), de John Kent Harrison, con Sienna Guillory y Rufus Sewell. En dos capítulos narra las desgracias juveniles de la garrida protagonista, que a punto está de suicidarse, su huida con Paris y, ya en Troya, una comparecencia de los reyes griegos ante Príamo y un rato de guerra con momentos de cámara lenta que parecen revisiones del VAR.

Pero la obra más señera, aunque tampoco mucho, sobre esta mujer de agitada experiencia es la película que Robert Wise dirigió en 1956, Helena de Troya (los títulos de las adaptaciones homéricas no son muy arriesgados), en entrañable cinemascope, con Rossana Podestà y Jacques Sernas como intérpretes de la problemática pareja y música de Max Steiner.

Aquí es Paris el que se propone para viajar a Esparta a desfacer entuertos y promover la paz. Sufre un naufragio y es recogido en la playa por Helena, de la que se prenda y cree que es una esclava.

Los reyes griegos, que se llevan regular entre ellos, andan tramando un ataque a Troya por los consabidos intereses de control del tráfico comercial en los Dardanelos. Menelao es especialmente rudo y la aventura de Paris es más intensa en esta versión, cuya segunda hora recrea aproximadamente la guerra, incluidos el combate entre Aquiles y Héctor, el flechazo en el talón, el momento del caballo, la pesadumbre de Casandra. Dicho lo cual, no es casualidad ni injusticia que Wise sea más recordado por West Side Story.

Una escena de 'Helena de Troya' (Robert Wise, 1956).

Una escena de 'Helena de Troya' (Robert Wise, 1956).

De producción italiana, La ira de Aquiles (Marino Girolami, 1962) explora, con Gordon Mitchell y Jacques Bergerac, el conflicto entre el hijo de Tetis y Peleo (célebre por su hybris) y Agamenón.
Citemos también el cortometraje animado británico Aquiles (Barry Purves, 1995), sobre la relación entre el pélida y Patroclo, del linaje de Zeus.

Para el final, un aviso ilusionante: en el verano de 2026 (la fecha prevista es el 17 de julio) llegará a los cines la versión de la Odisea de Christopher Nolan, con Matt Damon, Tom Holland, Robert Pattinson, Anne Hathaway, Zendaya y Charlize Theron y en formato IMAX.

El rodaje arrancó en Reino Unido a comienzos de este año y recientemente ha generado controversia al recalar en el Sáhara Occidental. El cine reactiva su interés por el misterioso y decisivo Homero, lo que acredita su vigencia y su conexión con las incertidumbres de hoy, que se parecen sospechosamente a las incertidumbres de siempre.