Atom Egoyan durante la premier en Toronto de 'Seven Veils'. Foto: George Pimentel / GTRES

Atom Egoyan durante la premier en Toronto de 'Seven Veils'. Foto: George Pimentel / GTRES

Cine

Atom Egoyan estrena 'Seven Veils': "En el mundo de la ópera aún existen estructuras de poder arcaicas"

El director canadiense retoma la ópera 'Salomé', de Strauss, que dirigió hace tres décadas, y la convierte en el sustrato para su nueva película protagonizada por Amanda Seyfried.

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Hace más de tres décadas, Atom Egoyan (El Cairo, Egipto, 1960) recibió el encargo de dirigir la ópera Salome de Richard Strauss. Como gran admirador de Oscar Wilde, el realizador canadiense había estado acariciando la idea de montar el texto del autor irlandés a partir de la figura bíblica y aquel trabajo para la Canadian Opera Company no solo le permitía hacerlo realidad, sino también abordar de una manera "más directa y violenta" un asunto que estaba tratando de manera discreta en su cinematografía: el abuso sexual.

De hecho, aquel primer acercamiento a la figura de la princesa que solicitó la cabeza de Juan Bautista tuvo lugar entre dos películas, Exotica y The Sweet Hereafter, donde exploraba el trauma de manera indirecta.

Con el tiempo, Egoyan ha regresado en varias ocasiones al mito. La última, en la revisión de su propio montaje primigenio que ha incorporado a la ficción cinematográfica, Seven Veils, que se estrena directamente en Filmin este 11 de julio.

La película, que supone el reencuentro con Amanda Seyfried tras su colaboración en Chloe (2009), incorpora al barítono Kupfer-Radecky y a la soprano Ambur Braid como intérpretes ficticios.

Pregunta. En Seven Veils confluyen los universos de la Biblia, Oscar Wilde y Richard Strauss. ¿Cómo abordó el desafío de entrelazarlos en una misma narrativa?

Respuesta. El relato bíblico es muy específico: es la madre quien le pide a Salomé que exija la cabeza de Juan Bautista. Pero en la obra de Oscar Wilde, es decisión de Salomé, no es una decisión que tenga que ver con su madre. Le da poder. Strauss, por su parte, es un compositor extraordinario, muy meticuloso con el significado de cada línea, y lo traduce en musicalidad.

»Su ópera es impactante por la naturaleza del lenguaje y la forma en que Salomé habla: usa una cantidad enorme de metáforas sobre su atracción hacia Juan, sobre su piel, su cabello, sus labios. Strauss responde con una variedad musical increíble. No era atonal, aunque usaba cromatismos muy inusuales. Hay un acorde muy famoso al final que se considera el más feo jamás compuesto. Pero no usa música serial o dodecafónica; simplemente lleva el cromatismo al límite para expresar la turbulencia de las palabras.

P. La partitura de Strauss es célebre por su densidad y complejidad. ¿Cómo dialoga la banda sonora de su película con la ópera original?

R. He trabajado con mi compositor de cabecera, Mychael Danna. Tenemos una relación muy estrecha. Queríamos encontrar un instrumento que Strauss no hubiera usado. Nos decidimos por el vibráfono, un instrumento más propio del jazz. Así que su sonido aparece desde el inicio, marcando una diferencia clara con Strauss.

P. El personaje de Amanda Seyfried es una directora inexperta que enfrenta enormes desafíos. ¿Cómo trabajó esa ambigüedad que genera incertidumbre constante en el espectador?

R. No sabemos si tiene talento suficiente, no ha dirigido ópera antes, sino que ha estado al frente de teatro regional y citas comerciales. Está asumiendo un enorme desafío con la dirección de la ópera. Lo más inusual de este personaje es que el espectador no sabe qué pensar de ella: si es buena en su trabajo, si está tomando las decisiones correctas, si debemos apoyarla. Es un enfoque poco tradicional.

P. En la película aparece material de archivo. ¿El metraje que vemos corresponde realmente a sus montajes originales de Salomé?

R. Sí, exactamente, lo que ella está revisando es material antiguo en video de aquella producción original que está volviendo a montar. Y eso plantea la cuestión de qué pasa cuando un director o intérprete logró algo muy específico en una producción anterior. ¿Cómo puedes reconectar con eso? En cierto modo, eso se convierte en un problema real para ella, tal vez reflejando sus propias limitaciones como directora. Casi la atormenta no poder lograr el mismo efecto.

"Lo más inusual del personaje de Amanda Seyfried es que el espectador no sabe qué pensar de ella"

P. ¿Le ha pasado lo mismo a usted cuando ha retomado esta ópera?

R. Sí, creo que es un dilema común. No es como hacer una película, donde tengo control total del casting. Es muy distinto. Una cantante podía ser perfecta para un rol, pero los cantantes cambian su relación con su voz. No tienen la misma que antes, es algo muy vulnerable y siempre cambia.

P. En filmes anteriores como Exotica o The Sweet Hereafter abordó el trauma de forma más velada. ¿Qué lo impulsó ahora a tratar el tema del incesto de manera más explícita?

R. Es algo que, aunque no observé en mi familia, sí lo pude ver en otra. Y en Canadá, con el escándalo sobre Alice Munro, ha resultado muy extraño. Es como si la relación entre Amanda y su madre en la película estuviera adquiriendo más resonancia. Así que tristemente es un tema actual. En esas películas lo traté de forma discreta, pero con la ópera pude hacerlo más directamente y con violencia, porque la historia lo permitía. Cuando hice la película, no me imaginaba que fuera a tener tanto impacto en este tema en este momento, con esta revelación.

P. Aquí en España también atravesamos un momento de especial sensibilidad tras las acusaciones contra Plácido Domingo. ¿Cree que este arte aún arrastra estructuras arcaicas difíciles de desmontar?

R. Sí, en el mundo de la ópera aún existen estas estructuras de poder arcaicas. En otros ámbitos artísticos ya se han abordado más, pero en la ópera todavía hay dinámicas extrañas. Me pareció interesante que la directora artística de la compañía de ópera en mi película fuera una mujer, pero aun así lidia con un legado difícil. Eso no lo soluciona todo.

»Los cantantes tienen mucho poder: su voz es un instrumento único, están lidiando con adrenalina cuando actúan, pero también deben protegerse. Y existe esta relación extraña con los suplentes, que están listos por si algo le pasa al cantante principal. Es raro que un cantante sea despedido. Lo que ves en la película quizá nunca ha ocurrido en la realidad. La compañía reacciona buscando otra solución. Las políticas detrás de estas conductas son muy complejas.

P. Usted sigue dirigiendo ópera de manera habitual. ¿Cómo navega este tipo de conflictos?

R. Lo haces compartimentalizando. Estás tratando con personalidades muy distintas: cantantes en diferentes etapas de su carrera, estrellas que ahora están en declive y tienen sus propias inseguridades. Este fue un momento muy difícil en mi vida. Estaba trabajando con los cantantes de la ópera mientras hacía la película, y pensé que sería fácil, pero tuve problemas con algunos cantantes por primera vez.

»Además, fue muy difícil ajustar el presupuesto porque teníamos que filmar mientras la ópera se representaba. No podíamos retrasarlo. Fue un momento muy estresante. Pero sigo amando dirigir ópera.

"Fue muy difícil ajustar el presupuesto porque teníamos que filmar mientras la ópera se representaba"

P. La película muestra las tensiones que surgen durante un montaje operístico. ¿Fue ese uno de los motores del proyecto: trasladar al cine la intensidad de ese proceso?

R. Sí, quería encontrar una manera de fusionar ambos mundos. Es interesante estar en España, porque lo más cercano que he visto fue en las películas de Carlos Saura, como Carmen, donde la historia se mezcla con el flamenco. Es un tipo de alquimia inusual, admirable por la dificultad de combinarlas.

P. En un momento clave de Seven Veils, el personaje principal decide no salir a recibir los aplausos. ¿Cómo vive usted el reconocimiento público?

R. Personalmente no me agradan. Recuerdo momentos en Cannes en los que la gente me ha aplaudido mucho, y me resultaba extraño estar allí. Nunca he sentido que el reconocimiento público sea tan significativo para mí como lo es para los actores o músicos. Mi hermana es pianista y sé que para ella los aplausos significan mucho, igual que para mi esposa, que es actriz.

»Yo tengo una relación muy privada con mi trabajo. Me siento más satisfecho cuando alguien lo ve individualmente y realmente lo comprende. Los aplausos masivos me parecen una actuación que tengo que fingir disfrutar. Incluso durante la producción en el Atlàntida Film Fest de Mallorca disfruté la proyección, pero me fui antes del final porque no quería lidiar con las reacciones.