
Gracia Querejeta, entre Hugo Silva y Megan Montaner. Foto: Tornasol Media
Gracia Querejeta: "Mi lugar natural es TVE, pero lamentablemente ahí no cabemos todos"
La veterana cineasta aparca la televisión para estrenar 'La buena suerte', adaptación de la novela homónima de Rosa Montero que protagonizan Hugo Silva, Megan Montaner y Miguel Rellán.
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Vuelve un clásico de nuestro cine. Gracia Querejeta (Madrid, 1962) estrena La buena suerte, adaptación de la novela homónima de Rosa Montero, donde demuestra su capacidad para abordar relaciones humanas desde la honestidad y sin artificios.
Con Hugo Silva, Megan Montaner y Miguel Rollán en el reparto, la película narra la historia de un hombre que decide bajarse del tren en la estación de un pueblo de mala muerte, comprarse un viejo y destartalado piso frente a las vías y comenzar a vivir como si no fuera el reconocido arquitecto que en realidad es
En la entrevista, Querejeta reflexiona sobre el proceso creativo de la película, los desafíos de dirigir una historia íntima y contenida, y sobre la situación actual del cine español.
Pregunta. ¿Qué le atrajo de la novela de Rosa Montero?
Respuesta. El hecho de que se adentraba en una forma de violencia familiar a la que normalmente no estamos acostumbrados, que es la que ejercen algunos hijos contra los padres. Es de las peores violencias que pueden existir porque, como madre que soy, entiendo que es muy difícil desprenderse o romper la relación con tu propio hijo.
P. Sus películas a menudo exploran las relaciones familiares. ¿Por qué le interesa ese universo?
R. Es un universo riquísimo, totalmente poliédrico. El padrino (Francis Ford Coppola, 1972) no es una película de gánsteres, es una película familiar. La familia está en toda la historia de la literatura, del cine y en el de toda la narración. Al fin y al cabo, podemos no ser padres, pero todos somos hijos de alguien y tenemos una familia más o menos bien avenida, o más o menos cercana.
P. ¿Introdujo cambios en la historia original?
R. La verdad es que no. Lo esencial está en la pantalla. Quizá hicimos una tarea de destilación. Hay más cosas en la novela de las que hay en la película. Pero he tratado de hacer mío aquello que me interesaba contar.
P. ¿Y respecto al tono?
R. En eso se parecen bastante. Lógicamente, uno se lo lleva todo un poco a su terreno. Quizás, en ese sentido, yo haya apuntalado más la ironía de algunos personajes, como en el caso de Felipe, pero es algo que ya estaba en la novela.
P. El protagonista comete un acto desesperado para dejarlo todo atrás. ¿Pero podemos realmente huir del pasado?
R. Me temo que no. Uno puede esconderse en una alcantarilla, pero lo que le duele, las vivencias que le han marcado, pasadas o presentes, no hay manera de quitárselas de encima. Lo que sí podemos hacer es aprender a convivir con ellas.

Hugo Silva, en 'La buena suerte'
P. ¿Y cómo son las relaciones entre los habitantes en un lugar como el que retrata La buena suerte?
R. Las relaciones son similares a las de otros sitios, algo más cercanas, pero el paso del tiempo sí es diferente. Se vive de una manera mucho más lenta que en las grandes ciudades. Es otro ritmo, incluso a la hora de caminar.
P. Vemos a un Hugo Silva otoñal, muy alejado de su faceta de sex-symbol. ¿Por qué recurrió a él?
R. No pensaba que fuera aceptar el papel porque nunca lo había visto en un registro tan serio o formal, muy de mundo interior. Él llegó a decir que por fin le llegaba un papel en el que no tenía importancia su aspecto, en el que no importaba si está más guapo, más alto, más feo o más bajo. Lo que no se ha explotado de él es su mirada. Hugo Silva es un actor que tiene mirada, y eso era fundamental para interpretar a Pablo.
P. ¿Por qué pensó en Megan Montaner para Raluca?
R. Habíamos coincidido hace muchos años en Sin identidad, y, desde entonces, tenía claro que quería trabajar con ella en alguna historia más personal, porque aquella serie en realidad no tenía nada que ver conmigo. Tuve muy buena relación con Megan y al final hemos encontrado la oportunidad de reencontrarnos.
P. ¿Qué le parece el concepto de suerte que maneja Raluca?
R. Muy positivo. Raluca tiende a sacar lo mejor de cada situación y a no fijarse en lo malo, aunque sea consciente de ello.
P. ¿Cómo ha sido trabajar con un veterano como Miguel Rellán?
R. Un regalo del cielo. Trabajar con Miguel Rellán es una maravilla, es un actor que se compromete hasta el final con el papel y lo da todo. Aporta muchísimo y te pregunta todo aquello que no le cuadra. No es pasivo en absoluto. Es al mismo tiempo preguntón y conformista. Lo tiene todo. Además, es muy divertido trabajar con él.
P. ¿Qué es lo que más le emociona de seguir haciendo cine?
R. Me emociona poder seguir haciendo mis historias. La última que pude rodar antes de La buena suerte fue Invisibles. Y es difícil, porque era una película de un presupuesto muy bajito, de cuatro semanas de rodaje, con actrices enormes, pero muy pequeñita, y tardé más de tres años en poder financiarla. Por eso, muchos directores estamos combinando el cine y la televisión. Yo acabo de venir de México de rodar la segunda temporada de una serie y estoy encantada. He aprendido mucho y tenía un elenco fantástico. Pero lo que de verdad me gustaría sería poder seguir contando todas las historias que de verdad me interesan.
P. ¿Por qué es tan difícil sacar adelante proyectos personales?
R. Para mi cine es complicado tener detrás una plataforma, porque tienen una línea editorial muy clara y lo que yo tengo en la cabeza muchas veces no les cuadra. Mi lugar natural es Televisión Española, pero es el lugar natural de muchísimos cineastas. La verdad es que no hay para todos.
P. Durante décadas había pocas mujeres directoras, pero ahora ha aflorado una nueva generación con muchos nombres, como se vio en el pasado Festival de Málaga, donde estuvo su película. ¿Cómo valoras esa aparición?
R. Lo valoro con normalidad, porque se veía venir. Se ha trabajado mucho en ello desde las instituciones y es algo que está dando sus frutos. Está muy bien, pero me lo tomo con naturalidad.

Miguel Rellán
P. ¿Tiene algún tipo de relación con las nuevas directoras?
R. No demasiado, porque pertenecemos a otra generación. Sí tengo algún contacto muy eventual con Pilar Palomero, por ejemplo, porque nos ha tocado hacer algún reportaje juntas o hemos coincidido en algún coloquio.
P. El cine español no atraviesa su mejor momento en taquilla. ¿Tiene diagnóstico?
R. Es algo que viene desde la pandemia, que le clavó un poco la puntilla a un asunto que venía un poco de largo. La televisión va a ser el lugar natural del cine. La gente, por ocho o diez euros, puede ver un montón de películas con toda su familia. Siempre quedará gente que quiera ir a una sala oscura, en silencio, pero es más práctico verlo en tu casa en la tele por menos dinero. Es extraordinariamente difícil competir con eso. Yo hice la serie mexicana Accidente y la vieron millones de espectadores en todo el mundo. Una película, por muy buena o genial que sea, jamás llegará a tal cantidad de espectadores. Es imposible.