
Ari Aster en la presentación de 'Eddington' en Cannes. Foto: EFE/EPA/SEBASTIEN NOGIER / POOL.
Ari Aster retrata al Estados Unidos más radical y magufo: "Hemos llegado al límite del hiperindividualismo"
El cineasta, autor de las terroríficas 'Hereditary' y 'Midsommar', ha presentado en Cannes 'Eddington', junto a Emma Stone, Pedro Pascal y Joaquin Phoenix.
Más información: 'Eddington', de Ari Aster: un delirio sin alma ni gracia sobre la posverdad y las paranoias conspiratorias
Ari Aster (Nueva York, Estados Unidos, 1986), el director que viene azuzando pesadillas desde el estreno en 2018 de su drama de terror doméstico Hereditary, tiene miedo. En la rueda de prensa en Cannes de su cuarta película, Eddington, ha declarado estar asustado todo el tiempo.
“Estamos en un camino peligroso. Formamos parte de un experimento que no ha salido bien y del que parece no haber salida. En el pasado ya ha habido malas personas detentando el poder, pero ahora estamos sumidos en el caos”, valoraba el realizador, a concurso en Sección Oficial, tras mucha insistencia de los medios.
Su wéstern de humor negrísimo es una inmersión agotadora en un Estados Unidos paranoico, radical y magufo. Eddington se ambienta en la población que da nombre al largometraje, lindante con un municipio indígena. El asesinato de George Floyd y las manifestaciones del movimiento Black Lives Matter llegan hasta este rincón de Nuevo México, todavía renqueante en sus relaciones sociales por las restricciones de la pandemia, y la tensión se descarrila.

Pedro Pascal, Joaquin Phoenix, Ari Aster, Emma Stone, Austin Butler en la rueda de prensa de 'Eddington' en Cannes. Foto: EFE/EPA/SEBASTIEN NOGIER / POOL
“Escribí esta película en un estado de temor y ansiedad sobre el mundo actual. Quería describir cómo es vivir en una sociedad donde es imposible ponerse de acuerdo sobre lo que es real", lamentaba el cineasta, que señala la crisis sanitaria de 2019 como el punto de inflexión en esta caída libre tanto social como política. "Siento que en los últimos 20 años hemos llegado al límite del hiperindividualismo. Un elemento capital en las democracias liberales era el acuerdo en la visión del mundo, pero con la COVID, ese pacto común se rompió definitivamente”.
Joaquín Phoenix, reincidente
La prensa le ha preguntado una y otra vez, como también a su elenco, sobre su opinión sobre la situación en su país desde el regreso de Trump al poder. Él se ha mostrado dubitativo, y el resto, contenido o, simple y llanamente, mudo, en el caso de su protagonista, Joaquin Phoenix.
La única declaración que ha conseguido arrancarle la prensa ha sido una alabanza al trabajo del autor de la también turbadora Beau tiene miedo (2023), que él mismo también protagonizó: “Ari podría ser actor, porque repite los diálogos detrás de la cámara y transmite lo que cada personaje siente en una escena. Hay ocasiones en las que te sientes perdido y él se pone a interpretar contigo. Siempre te ayuda a encontrar algo interesante y específico”.
Phoenix regresa a Cannes después de ser laureado en 2017 con el premio al mejor actor por En realidad, nunca estuviste aquí, de Lynne Ramsay, que también vuelve este año a competición, en concreto, esta misma noche, con su nueva película Die, My Love.
En Eddington domina la mayor parte de las dos horas y media de una trama que avanza hastiada durante una hora larga hasta una recta final alucinada, violentísima y trufada de asesinos y agentes chapuceros de la ley, deudores de la fauna y la atmósfera del cine de los hermanos Coen.
Humor de Fellini, idealismo de Ford
El responsable de Midsommar (2019) citaba, en cambio, a Fellini como referencia y 8½ (1963), como una de las películas a las que siempre vuelve. “Es una influencia liberadora, porque me recuerda que puedes hacer cualquier cosa. Fellini creaba universos. Su cine está vivo, como quiero que lo esté el mío. Era idiosincrático, divertido y sus películas estaban pobladas de personajes excéntricos, pero ninguno se desperdiciaba, no importaba la cantidad de gente que hubiera en el set”.
Durante la película, menciona directamente el clásico de John Ford El joven Lincoln (1938), un retrato idílico de Estados Unidos que le sirve para contrastar “el sueño versus la realidad” y destacar que en su país viven “embrujados por la historia, hasta el punto de elevar nuestras creencias”.
En este pequeño microcosmos envenenado por los bulos y las teorías de la conspiración, Phoenix da vida a un sheriff asmático, que se resiste al uso obligatorio de la mascarilla. Pedro Pascal encarna a su némesis, el alcalde de Eddington, contra el que el protagonista arrastra un rencor larvado durante años por el noviazgo adolescente con su esposa, a la que interpreta Emma Stone.
Junto a ellos, como efecto secundario del confinamiento por la pandemia, vive su suegra, abonada a las seudociencias y a las teorías irracionales, desde un contubernio tras el hundimiento del Titanic hasta la existencia de una red de pedofilia en Estados Unidos ligada al partido demócrata, el conocido pizzagate.
Visión funesta de un soplón
“La película trata sobre lo que sucede cuando la gente que vive aislada en su mundo se enfrenta a otras personas que también habitan su propia burbuja de certezas. En este choque, otra realidad se genera, se amplían los temores y las paranoias”, explicaba Aster, apadrinado desde su arranque por ese santuario del cine de riesgo que es la productora A24.
Pedro Pascal ha agradecido que Eddington se ajuste a la primera impresión que le transmitió el guion, la de una película bellamente funesta sobre el punto de no retorno en una sociedad ya fracturada. “Estoy tan acostumbrado a lentes foráneas sobre la política, la sociología y la compleja, complejísima cultura americana, que este proyecto me da la sensación de estar dirigido por un soplón, con alguien que cuenta lo que está pasando desde dentro. Es una cinta muy poderosa, valiente y honesta en todas sus perspectivas, en sus grandes sutilidades e ideas”.
El protagonista de la serie The Last of Us, cuyo final ha destripado una veterana periodista australiana durante la rueda, ha bromeado a menudo hablando en plural. Toda vez que se dirigía una pregunta al impertérrito Joaquin Phoenix, Pascal contestaba por los dos.
En último término, lo ha hecho en nombre de todo el equipo, asumiendo la contundencia a la que el conjunto se resistía alegando la delicadeza de la situación que vive su país: “El miedo es su forma de ganar. Así que animo a seguir contando historias, a luchar por quién eres. Que se jodan quienes intentan asustarte. Contraataca. Esta es la manera perfecta de hacerlo. No les dejes ganar”.