
El actor y director francés Daniel Auteuil. Foto: Salon du livre de Paris
Daniel Auteuil estrena 'Presunción de inocencia': "La realidad es que hay pocos errores judiciales"
El célebre y veterano actor francés dirige la historia real de un hombre que se niega a defenderse a sí mismo en un juicio por asesinato para salvar a su mejor amigo.
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Rostro popular y clásico del cine francés, a Daniel Auteuil (Argelia, 1950) lo hemos visto como actor en grandes películas francesas como El manantial de las colinas (Claude Berri, 1986), Caché (Michael Haneke, 2005) o Una razón brillante (Yvan Attal, 2017).
Como director, inició en 2011 una trayectoria tardía pero fructífera que le ha llevado a dirigir ya cinco películas y tiene otras dos más previstas, con lo cual queda claro el entusiasmo. La quinta, Presunción de inocencia, se ha estrenado en Francia con enorme éxito superando los 700.000 espectadores y llega ahora a los cines españoles.
Inspirándose en los relatos autobiográficos del abogado de provincias Jean Yvez-Moyart, que empezó publicando en un blog y se convirtieron en un libro, Presunción de inocencia, basada en una historia real, cuenta un caso como mínimo extraño.
El acusado en Nicolas Milik (Grégory Gadebois), padre de cinco hijos y sospechoso de haber matado a su mujer alcohólica a cuchillazos. Al arrancar la película, Milik es detenido y le asiste como letrado Jean Monier (interpretado por el propio Auteuil), rotundamente convencido de su inocencia.
Presunción de inocencia proporciona todos los placeres conocidos del género judicial en una película clásica y bien rodada en la que lo más sorprendente es que el acusado se niega a testificar contra su mejor amigo, el más que probable verdadero culpable. Una muestra de lealtad insólita que revela la capacidad del filme para crear personajes que transpiran veracidad humana, con toda su locura y contradicciones.
Pregunta. El género judicial es un clásico. ¿Qué quería aportar con esta película?
Respuesta. Es una película de género, vemos muchas en el cine y en la televisión. El reto era, por tanto, sorprender al espectador. Lo que me sedujo de esta historia es que es diferente a otras películas que he visto. Me interesaba ver el error judicial al otro lado de la barrera. Es diferente para un abogado el hecho de defender a un hombre estando convencido de que es inocente a cuando también estás seguro de que vas directo a un error judicial. Y vemos el compromiso de este abogado por un tipo que parece que no tiene ganas de ser defendido.
P. ¿Por qué cree que ese hombre se inmola por una lealtad insólita?
R. El marido defiende a su mejor amigo. El abogado intenta que declare en su contra pero no lo consigue porque si no es el amigo tiene que ser alguien del exterior y eso ya va a ser muy difícil de mostrar. El protagonista se siente culpable de que su amigo sea, junto a él, el sospechoso principal. Es toda la ambigüedad de la historia. Se vuelve indefendible. Aún intento entenderlo.
P. El personaje que usted interpreta recuerda un poco al que Paul Newman encarnó en Veredicto final (Sidney Lumet, 1982), ese abogado alcohólico que logra redimirse cuando reencuentra la dignidad de la profesión. ¿Fue un referente?
R. El problema de este caso es que no hay pruebas, es la palabra de uno contra otro. Es una historia verdadera. Lo que vemos es que la actitud de la presidenta del tribunal y el ministerio fiscal va contra el acusado. Vi varias veces esa película de Paul Newman preparando la mía, es un gran referente. Me leí el blog y el libro de ese abogado, pero no había ningún personaje, tenía que inventármelo.
»Me interesa la historia de este abogado que hace veinte años logró la absolución de un asesino que al salir de la cárcel vuelve a matar y desde entonces se ha negado a llevar casos penales. Cuando conoce a este hombre y se da cuenta de que es inocente decide defenderlo porque también busca una redención. De alguna manera, lo hace por sí mismo. Es un abogado que intenta salvarse a sí mismo y en eso se parece al personaje de Newman, está claro.
P. ¿La justicia puede ser muy injusta?
R. En un tribunal cada uno juega su papel. El fiscal debe encontrar las pruebas que lo prueban, el abogado defiende, el jurado decide y la presidenta del tribunal da una sentencia. Lo que no sabía es que el presidente del tribunal puede tener un gran impacto en un jurado. Es algo muy impresionante formar parte de un jurado porque durante tres días estás confrontado a una suma enorme de información, emociones, e imágenes, a un verdadero horror. Y luego la verdad debe salir de allí. La realidad es que hay pocos errores judiciales.
"Nunca he sido un problema para los directores y cuando me dirijo a mí mismo, menos", Daniel Auteuil
P. La sala del tribunal parece una nave espacial con luces un tanto psicodélicas. ¿Quería crear un escenario atípico?
R. Hay muchas películas sobre la justicia. Y quería contar esta historia de una manera diferente. Quería hacer una película de cine que sorprendiera a la gente.
P. ¿Le resulta muy complicado protagonizar y dirigir sus películas?
R. Me gusta la idea de dirigir y de actuar. He pasado mi vida actuando. El único punto de vista que puedo tener es estar en mitad de los actores. Después, conseguir la máxima credibilidad, veracidad y emoción posible. A la hora de actuar, tengo las mismas dificultades que mis compañeros, pero me ocupo más de los otros que de mí mismo.
»De alguna manera, es como si fueran vacaciones, y aunque sea mucho trabajo mi rol como actor se facilita porque la cámara es como un fotomatón. Me quito la obsesión por mi actuación y me preocupo del conjunto, eso me libera. Nunca he sido un problema para los directores y cuando me dirijo a mí mismo, menos.