
Foto promocional hecha por Ricardo Cases para el festival
De los Beatles a El Paso: Documenta Madrid dibuja una geografía emocional entre la memoria y el deseo
El festival reivindica la imagen de archivo como gesto político y poético, en una edición que cruza memoria histórica, cine experimental y relatos olvidados.
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En tiempos de ruido, velocidad y exceso, hay un arte que se detiene, que observa, que duda: el cine documental. Y si hay un lugar donde esta técnica se siente en casa, es en Documenta Madrid, que celebra su 22.ª edición del 6 al 11 de mayo. Más que un festival, este encuentro es una reivindicación de la imagen como archivo, del pasado como materia viva, y del cine como forma de pensar —no solo de mostrar— el mundo.
Lo ha dejado claro Luis E. Parés, director artístico del festival, en una rueda de prensa sin cifras ni fórmulas vacías, sino con discurso, con nervio: “El cine documental no da respuestas, da preguntas. Nos obliga a mirar atrás para entender qué luchas se repiten, qué sueños persisten. Documenta Madrid es eso: una conversación con lo que fuimos, para imaginar lo que podríamos ser”.
La sede principal será, como siempre, Cineteca Madrid, pero el festival se desplegará por toda la ciudad: Museo Reina Sofía, Filmoteca Española, La Casa Encendida, ECAM y la Fundación Casa de México. La idea no es ocupar Madrid, sino conversar con ella, con sus públicos, sus barrios y sus tensiones.
Esa vocación dialogante está también en la imagen del festival, encargada al fotógrafo Ricardo Cases, que ha retratado el entorno de Matadero y el distrito de Usera. “Imágenes llenas de color, ritmo y humor, donde late la ciudad real, la que cambia, la que se resiste”, explica Parés.
La sesión inaugural será una pequeña bomba arqueológica: la proyección por primera vez de dos películas inéditas de Ricardo Bofill, arquitecto visionario que en 1967 filmó Imagen de la ciudad y Alucinación arquitectónica, dos piezas que ahora salen de los cajones para revelar su mirada sobre el urbanismo moderno. “Esto no es un rescate, es abrir un armario y encontrarse con un secreto nunca visto”, declara Parés.

Luis E. Pares, director artístico de 'Documenta', presentando el festival esta mañana. Foto: Gabriel Lavao
Junto a estas obras, se estrenará Maldito niño, un cortometraje surgido de la Escuela Dentro Cine, donde jóvenes en situación vulnerable hacen cine desde la experiencia. Una pieza que dialoga con el pasado colonial español desde imágenes rodadas en Guinea Ecuatorial entre 1926 y 1930.
Entre las proyecciones especiales, una joya sobresale por su potencia simbólica y formal: TWST: Things We Said Today, del cineasta rumano Andrei Ujică. La película reconstruye la segunda visita de los Beatles a Estados Unidos a través de 16 grabaciones sincronizadas que capturan cada gesto, cada suspiro, cada instante de aquel fenómeno cultural.
Más que un concierto, es una arqueología emocional del pop como mito moderno. El propio Ujică, referente internacional del cine de archivo, estará presente en el festival, reafirmando la voluntad de Documenta de pensar el cine desde lo contemporáneo sin renunciar al espectáculo.
Talleres por doquier
Además de su vertiente expositiva, Documenta Madrid redobla su apuesta por la formación y el pensamiento crítico con una serie de actividades paralelas que lo convierten en un espacio de aprendizaje colectivo. Destacan la conferencia magistral de Daniela Alatorre, directora del IMCINE, sobre las coproducciones entre México y España; el Encuentro ECAM con la cineasta Miranda Pennell; y el taller de sonido especulativo No debería estar ahí, impartido por Abel Hernández.
También habrá un taller infantil de creación audiovisual a partir del archivo, Be Kind Remind, a cargo de la cineasta Camila de Lucas y el crítico Javier Rodríguez, que explora cómo enseñar memoria desde el juego y la imagen.
Por otro lado, el ciclo Constelación Cineteca, una de las novedades de esta edición, pone en diálogo a Documenta con otros agentes culturales de Matadero Madrid. Desde el Centro de Residencias Artísticas, el artista Fernando Sánchez Castillo presenta De matadero a vivero, una pieza que narra el siglo de historia del recinto.
Medialab proyectará Viento del este, de Maia Gattás, un viaje personal a Cisjordania en busca del padre desaparecido.
A su vez, Intermediae presenta La memoria es nuestra, un retrato comunitario del Barrio del Pilar creado desde el propio vecindario. Porque si algo demuestra esta edición es que la memoria, en cine, siempre se construye en plural.
Competición y riesgo
Las secciones competitivas mantienen su estructura: Competición Internacional, Nacional y Corte Final, dedicada a obras españolas en fase de montaje. Habrá premios del jurado, del público y el galardón Fugas, que reconoce la innovación formal.
Entre las películas seleccionadas, destacan títulos como Turismo de guerra, de Piccolo Brothers, ganadora en el festival Márgenes, Mulleres de pedra, de Iván Castiñeira, o la ópera prima de Rocío Montaño, cineasta menor de 30 años a la que Parés elogió por “contar su vida como si fuera la de todos”.
“Nos obsesiona abrir espacio a nuevas voces, no solo a cineastas consagrados. La juventud no es una moda, es una urgencia”, insiste el director artístico.

Fotograma del documental 'Alucinación arquitectónica' de Ricardo Bofill
El eje temático de esta edición es claro: el uso del archivo como motor de memoria. Documenta Madrid mira hacia atrás no con nostalgia, sino para comprender. “No somos Adanes. Hubo muchos hombres y mujeres antes que nosotros que soñaron lo mismo que soñamos ahora. Y esas imágenes nos lo recuerdan”, reflexionó Parés.
Las retrospectivas reflejan esta apuesta: Kamal Aljafari, cineasta palestino que reescribe la historia desde los márgenes; Ute Aurand, autora alemana que desmonta el cine hecho por y para hombres; o el ciclo “Cuando América se atrevía a soñar”, que revisita la potencia utópica del EE.UU. de los 60 y 70.
Y también México, país protagonista con el ciclo Un país extenso, que incluye la presencia de Daniela Alatorre, directora del IMCINE, y una reflexión conjunta sobre coproducciones internacionales.
La clausura será otro gesto de rescate: las filmaciones inéditas del neurocirujano Alberto Portera sobre el grupo artístico El Paso. Imágenes caseras de Antonio Saura, Manuel Millares o Juana Francés en su proceso creativo, que se proyectarán con música en directo de Abel Hernández Pozuelo. “Una especie de eslabón perdido en la historia del arte español”, apunta Parés.
Antes, se verá El Rastro, película restaurada por la ECAM y dirigida por Javier Aguirre. Porque Documenta no solo exhibe: restaura, devuelve la vida.

Javier Aguerre grabando el documental 'El Rastro'
Rafa Cabrera, director general de Programas de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, define el formato documental como “una celebración del saber con alma de cine. Un formato que transforma el conocimiento en algo accesible, emocionante y, sobre todo, necesario”. Y reafirma el compromiso institucional con un festival que “es punto de encuentro para artistas, estudiantes y ciudadanos”.
Documenta Madrid no es un evento más en la agenda cultural. Es, como dice su director, “el mascarón de proa de todo lo que hacemos en Cineteca”. Un espacio donde se piensa con imágenes, se discute con el pasado, y se sueña con otras formas de estar en el presente.