Sebastian Stan como Donald Trump en 'The Apprentice'

Sebastian Stan como Donald Trump en 'The Apprentice'

Cine

¿Ganará Trump el Oscar? El actor que lo interpreta en 'El aprendiz' está nominado en un Hollywood con miedo

La gran incógnita de la gala será el grado de "antitrumpismo" en una industria que se mantiene en silencio mientras Disney y Paramount recortan sus políticas de diversidad.

Más información: Todos los nominados a los Premios Oscar 2025

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Todo el mundo tiene un pasado, incluso el hombre más poderoso, presidente de Estados Unidos y uno de los más ricos del mundo, Donald Trump. El mandatario también tuvo que patearse en los años 70 los peores barrios de Nueva York cobrando el alquiler de puerta en puerta como un "currito" cualquiera. Allí aprendió a decirles a abuelas recién salidas del hospital que o pagan o se quedan en la calle y a soportar todo tipo de insultos y cubos de agua lanzados por irritados inquilinos.

Donald Trump es un "winner" en un mundo como el suyo en el que solo hay dos tipos de personas, los que son como él y los "losers". Después de llegar por segunda vez a la presidencia de Estados Unidos, podría ganar el, digamos, segundo premio más importante de Estados Unidos y llevarse un Oscar si Sebastian Stan, quien lo interpreta en sus inicios en la película El aprendiz, vence como mejor actor principal por su caracterización del futuro "emperador" como un pipiolo ambicioso, pero ingenuo en un mundo de lobos. Aprende rápido, queda claro.

Significativo sobre cómo Hollywood hasta la fecha no quiere cargar las tintas contra el presidente es lo que ha contado el propio Stan. Porque incluso más que de prudencia, podría hablarse de un posible miedo al mandatario que está depurando la policía y la justicia estadounidense de sus enemigos.

La revista Variety invitó a Stan a participar en unas charlas que organiza con los actores nominados al Oscar en las que comparten escenario con otro actor. Por lo visto, según Stan, tuvo que suspender la suya porque nadie quería hablar con él sobre Trump en público. Los propios publicistas, que tratan de controlar hasta la última coma de lo que dicen las estrellas, al parecer han lanzado la consigna a sus clientes de que de política no se habla.

Según Stan: "A la gente le ha dado miedo apoyar la película, hasta mencionarla. Incluso algunos cines temían proyectarla y las plataformas recelaban de emitirla en streaming. Surge la cuestión de la libertad de expresión, no se puede normalizar que haya temas de los que no se puede hablar".

En El aprendiz vemos al lado de Trump, enseñándole las lecciones prácticas de la vida que el mandatario sigue teniendo interiorizadas ("niégalo todo", "pase lo que pase, di siempre que has ganado" y "ataca, ataca, ataca"), al turbio abogado Roy Cohn, príncipe de las tinieblas, por cuya interpretación también está nominado el actor Jeremy Strong.

Aunque Trump intentó detener el estreno de la película (en una escena viola a su mujer, Ivana), nadie duda de que un hombre con su ego disfrutaría viendo cómo el actor que le interpreta gana el Oscar. Aunque Trump evada impuestos, discrimine por raza a sus inquilinos o se muestre débil ante su autoritario padre, hay quien ha visto en El aprendiz una hagiografía encubierta. En cualquier caso, queda claro, su figura fascina incluso a sus enemigos porque la mayoría del mundo del cine, o eso dicen, no le ha votado aunque tampoco parece estar dispuesto a enfrentarse a él.

La Motion Picture of America, que representa a los grandes estudios, se dio prisa en emitir un comunicado después de la victoria del republicano felicitándole y expresando sus mejores deseos para "colaborar con la nueva administración".

El convidado de piedra

En los Oscar de la madrugada del domingo, Trump será como el convidado de piedra o el "elefante en la mesa", que dicen los sajones. Ya sea para amarlo o para odiarlo, nadie puede negar al presidente que incluso cuando no está, sigue estando. La incógnita es si el "progre" Hollywood (el mundo del cine es "progre" en todas partes) se levantará ¡por fin! en armas contra el presidente de los aranceles y las deportaciones masivas o se dedicará a lanzar mensajes de concordia y tolerancia neutros para salir del atolladero. Parece que va ganando lo segundo.

En este sentido, este ambiente de prudencia generalizado, o incluso de miedo, podría perjudicar las opciones de Emilia Pérez y la propia Karla Sofía Gascón como primera mujer transexual en ganar un Oscar. Ya se sabe que Trump es el hombre que ha certificado por ley que solo existen dos sexos y ha prohibido a transexuales participar en las competiciones deportivas. Y eso que Gascón, crítica con el Islam y con las políticas de inclusión de los Oscar por lo menos hasta la fecha ("van a premiar a mi primo el cojo", dijo en uno de sus polémicos tuits) ha sido calificada por Variety como la candidata "trumpista".

Jane Fonda, una clásica de las luchas izquierdistas en el mundo del cine desde que en los 60 se quedó afónica de tanto gritar consignas contra la guerra de Vietnam, dijo al recoger el premio que "no debemos aislarnos y ayudar a los vulnerables" al tiempo que defendía los sindicatos. No mencionó a Trump.

Y una pista, la gala de los 97 Oscar la presenta Conan O'Brien, estrella del talk show americano que ha llamado "imbécil" al presidente y ha apoyado a todos los candidatos demócratas. Pero también se prevé que sea menos duro de lo que hubiera sido el presentador de los últimos años, Jimmy Kimmel, "bestia parda" de Trump. Según O’Brien el mandatario ha hecho "daño a la comedia" porque es "material demasiado fácil para humoristas vagos".

¿Adiós a la inclusión?

Parece que por lo menos algunos de los mensajes de fondo del nuevo presidente están calando. Disney y Paramount han anunciado que se apuntan a las políticas de la nueva Casa Blanca y cancelan sus programas de diversidad. "Nos vamos a dedicar al entretenimiento, que es lo nuestro", ha dicho Bob Iger, presidente de Disney. Parece que no habrá más sirenitas de piel oscura ni besos de mujeres lesbianas en la saga Toy Story.

Por la otra, aunque lo más probable es que nadie llegue tan lejos como Richard Gere en los pasados Goya, donde llamó sobre el escenario al presidente de su país "abusón y matón", el propio Trump sabe que en Hollywood no juega en casa y lo describió como un lugar "grandioso pero conflictivo" cuando nombró a Sylvester Stallone, Jon Voight y Mel Gibson como "embajadores" de su Administración en la industria del cine.

Por lo visto, anunció estos nombramientos sin consultárselo a los interesados y el propio Gibson, siempre irónico, dijo que aceptaba encantado y aprovechó para preguntar si el honor incluye una casa ya que la suya se incendió en los pavorosos fuegos de Los Angeles de hace unas semanas. 

No solo la industria, la propia Los Angeles es territorio comanche para el presidente, que solo arañó un 32% de los votos en la ciudad mientras Kamala Harris ganaba de goleada con un 65%.