Jean-Luc Godard. Foto: Gary Stevens

Jean-Luc Godard. Foto: Gary Stevens

Cine 25 años de El Cultural

In memoriam: Jean-Luc Godard, una forma que piensa

Quizás ningún otro cineasta en toda la historia de este arte se haya empeñado tanto en ‘buscar’ de manera incesante, sin descanso y sin desmayo.

19 diciembre, 2023 02:00

Capaz de invocar la cultura entera de su tiempo en cada una de sus imágenes (esa “galaxia en una taza de café”, como lo define Françoise Etchegaray), Jean-Luc Godard es una piedra angular de la historia del cine, quizás como no lo haya sido ningún otro cineasta, ni anterior ni posterior.

Hay un antes y un después de À bout de souffle (1959), la obra que oficia como nacimiento simbólico de la modernidad cinematográfica y que abre la puerta no solo a la Nouvelle Vague, sino también a un amplio conjunto de libertades expresivas en la praxis del lenguaje cinematográfico.

Después de aquella luminosa ruptura llegarían muchos otros destellos deslumbrantes (Une femme est une femme, Vivre sa vie, Le Mépris, Pierrot le fou, Une femme marié, Week-End, Sauve qui peut (la vie), Pasion, Je vous salue, Marie, Histoire(s) du cinéma, Adieu au langage…) sin que nunca se apagara el formidable impulso investigador que movía todas y cada una de sus propuestas.

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Atravesada de principio a fin por la propia historia del cine, su filmografía entera es una rearticulación ensayística de un gigantesco archivo de imágenes y sonidos. Una meditación incesante sobre el siglo XX y sobre sus imágenes (las cinematográficas, pero también las publicitarias, las televisivas, las creadas por el genio artístico y las generadas por la cultura de masas), apoyada sobre la invocación constante del conjunto de la historia del arte.

Jean-Luc Godard (París, 3 de diciembre de 1930 / Rolle (Suiza), 13 de septiembre de 2022) recibió el León de Oro en 1965 por Alphaville, el Oso de Oro 1983 por Prénom Carmen y el Oscar Honorífico en 2010. Ha dirigido filmes como À bout de souffle (1959), Bande à part (1964), Pierrot le fou (1965) o Film socialisme (2010).

Toda su filmografía se confronta “cuerpo a cuerpo” (Santos Zunzunegui dixit) con las imágenes y con el imaginario del siglo XX, y lo hace en cada una de las etapas que recorre: la de los años sesenta, la de Mayo del 68 y su resaca, la de ‘los años vídeo’, la del regreso a la ficción o la de la pasión ensayística que inflama de manera arrolladora su última época, que arranca precisamente con la culminación en 1998 de sus imprescindibles Histoire(s) du cinema y que se extiende hasta poco antes de su muerte en 2022 (Le Livre d’image, 2018).

Cineasta del presente y de la Historia al mismo tiempo (una alquimia que solo le pertenece a él), Godard levantaba acta política, cultural y sociológica de la primera cuando hacía cine sobre el presente y radiografiaba este –en sus raíces y en su desmemoria– cuando trabajaba sobre el peso de la Historia.

Godard nos propone –simultáneamente– una antropología de la ficción y una etnografía del documental, de tal manera que una y otra categoría acaban por intercambiar sus códigos, o por compartirlos, lo que nos obliga a restregarnos bien los ojos para ser capaces de 'ver', y no solo de mirar, el fondo de todo aquello que vibra y late, como un corazón desbocado, en las venas y en las arterias de sus películas.

Godard nos obliga a restregarnos bien los ojos para ‘ver’ el fondo de todo aquello que vibra y late

Para su concepción del cine, las imágenes nunca venían dadas de antemano, sino que era necesario construirlas, doblegarlas, interrogarlas y cuestionarlas sin cesar. Cine para pensar y no para confirmar. Recordemos: Pas une image juste; juste, un image.

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Quizás ningún otro cineasta en toda la historia de este arte se haya empeñado tanto en ‘buscar’ de manera incesante, sin descanso y sin desmayo. Quizá sus búsquedas no siempre ‘encontraban’. Quizá sus reflexiones ideológicas no fueron siempre brillantes (su etapa maoísta destilaba un dogmatismo tan ingenuo como cuestionable).

Quizás sus radiografías del ‘estado de la cuestión’ no fueron tan incisivas como lo parecían, pero nunca dejó de formular todo ello de forma cinematográfica y de manera interrogativa, confrontando al espectador con más preguntas que respuestas. Por eso veíamos sus películas, porque nos movían el suelo, porque cuestionaban nuestras certezas, porque nos enriquecían.

Nos dejaron

Akira Kurosawa (1910-1998); Stanley Kubrick (1928-1999); Robert Bresson (1901-1999); Billy Wilder (1906-2002); Robert Altman (1925-2006); Michelangelo Antonioni (1912-2007); Ingmar Bergman (1918-2007); Eric Rohmer (1920-2010); Manoel de Oliveira (1941-2018); Bernardo Bertolucci (1941-2018); Vittorio Taviani (1929-2018); Stanley Donen (1929-2018); Agnès Varda (1928-2019); Peter Bogdanovich (1939-2022); William Friedkin (1935-2023)...