El Cultural

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Paco Plaza, Carlos Vermut y la transmisión generacional del mal

'La abuela' plantea una honda metáfora sobre el ciclo de perpetuación de la maldad. Inés Barrionuevo retrata con fuerza a la nueva generación en 'Camila saldrá esta noche'

23 septiembre, 2021 20:16

Se ha convertido ya en un tópico hablar sobre los nuevos caminos que recorre el cine de terror moderno. Cineastas como Ari Aster (Midsommar), Jordan Peele (Get Out) o Claudia Llosa, que ha estrenado en este mismo Festival de San Sebastián una sugestiva cinta terrorífica como Distancia de rescate, le están dando un nuevo sentido a lo que muchas veces se ha visto como puro género. Quizá el problema es que no supimos mirar bien porque cineastas como Dario Argento o Roger Corman, por citar dos ejemplos muy conocidos, ya nos habían demostrado que el terror enlaza de manera profunda con nuestros miedos y pulsiones, siendo un vehículo fantástico, en ambos sentidos, para abordar los abismos de la psique humana.

La colaboración entre Paco Plaza y Carlos Vermut viene a fusionar dos mundos de manera aparente ya que siempre hubo mucho de autor en Plaza y mucho de género en Vermut. El primero ha demostrado en películas como REC, junto a Balagueró, o la más reciente Verónica su dominio de los mecanismos del susto y el miedo. El segundo, es el gran buceador en el inconsciente, el creador de imágenes tan magnéticas como enigmáticas como vimos en su gran obra, Magical Girl. De esa colaboración nace La abuela, cine de terror “lento” en el que no comienza a haber sangre hasta una hora después.

La película cuenta la caída a los infiernos de Eva (Karina Kolokolchykova), una chica madrileña que vive y trabaja en París como top model. En una noche loca, conoce a un fotógrafo de primera fila que le propone una sesión, la vida le sonríe. En su mejor momento, recibe una llamada para advertirle de que su abuela ha tenido un derrame cerebral y puede morir en cualquier momento. El vínculo es fuerte ya que Eva es huérfana y ha sido criada por ella. Al regresar a casa, le dan el alta y se convierte en un aparente vegetal. Hay algo raro, claro, las cosas se mueven, la vieja a veces parece muy lúcida, y suceden visitas extrañas.

En clave metafórica, que no oscura, la película trata sobre el regreso a la casa de los horrores de una joven que pensaba que podría huir de un legado familiar de abusos y violencia. Mediante una sabia utilización de los colores, herencia del giallo, y la aparición de fenómenos extraños, vemos la progresiva demencia de la protagonista, la forma en que el mal originario se creía superado regresa como un demonio para decirle que no podrá escapar. En esa última escena, poderosa y de gran fuerza expresiva, Plaza y Vermut nos hablan de la transmisión del mal, de su capacidad para oscurecerlo todo y de la brutalidad de algunas cargas familiares. Es mi película española favorita del festival.

Un momento de 'Camila saldrá esta noche', de Inés Barrionuevo

Los niños se han vuelto locos. La argentina Inés Barrionuevo ha participado en Sección Oficial con Camila saldrá esta noche, en la que aborda el proceso de liberación personal de una quinceañera, Camila (Nina Dziembrowski), cuya vida cambia cuando se traslada con su madre a Buenos Aires desde la vecina Ciudad de Plata. Allí ingresa en un colegio pijo en el que descubre el mundo, se lía con un chico, después con una chica, se hace amiga de un chaval de género fluido y se enfrenta a los matones y los jefes del colegio, que no están contentos. La ola feminista que ha recorrido el mundo en los últimos años, de forma muy marcada en Argentina con la reivindicación del aborto, se convierte en un punto de giro vital para la protagonista. La película tiene la virtud de captar un momento importante en la historia reciente y explicarlo con buenas armas, a pesar del exceso de elipsis, en una historia que imbrica la historia colectiva con la personal.

Cineasta de creciente prestigio, el japonés Ryüsuke Hamaguchi ha presentado en Perlas la preciosa La ruleta de la fortuna y la fantasía, una especie de Rohmer en Tokio. Inspirándose de manera confesa en Tres romances en París (1995) el director nos cuenta la historia de tres mujeres muy distintas y su relación con el amor. Al principio vemos a una joven modelo que se queda pasmada cuando su mejor amiga le cuenta que se ha enamorado de su propio ex novio, al que abandonó. En la segunda, el encuentro entre una mujer casada y un escritor de novelas al que quiere seducir con malas artes. Y en la tercera, nos plantea un romance inesperado entre dos mujeres en un futuro sin móviles. Recuerda en su tono delicado a Hong Sang-Soo, son pequeñas historias muy dialogadas en las que el cineasta logra expresar con belleza la diferencia entre lo que decimos y lo que de verdad sentimos, nuestra capacidad para traicionarnos.

@juansarda