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Stephen Frears: “Mis procesos están tan envueltos en niebla como Inglaterra”

El director, que se define como superviviente de una especie en extinción, ultima 'The Lost King', película sobre el hallazgo de los restos de Ricardo III bajo un parking de Leicester

9 agosto, 2021 09:00

En la era de la marca personal, Stephen Frears (Leicester, Reino Unido, 1941) ha sido capaz de dirigir cerca de 70 producciones audiovisuales, entre largos, cortos, películas y series de televisión, y sortear, sin embargo, el sello de autor. El veterano realizador inglés atesora una carrera tan prolífica como impredecible, que escapa de un lenguaje cinematográfico unívoco. Su filmografía incluye títulos de tal disparidad en temas, géneros y estilos como Las amistades peligrosas (1989), Los timadores (1991), Café irlandés (1994), Alta fidelidad (2000) y las recientes series A Very English Scandal y Quiz. Del realismo social que practicó en los años ochenta a los dramas históricos que puntúan su carrera, de las comedias costumbristas a los biopics recientes. Su carrera es un ecléctico surtido entre los altos y los bajos presupuestos, el viejo continente y Hollywood, donde contrastó que los americanos “resuelven sus problemas con dinero, y los europeos, con inteligencia, porque no andamos muy boyantes”.

A los 80 años, se define como superviviente de una especie en extinción. “Soy un dinosaurio. Las películas comerciales inteligentes que me gustan y hago le están perdiendo la partida a las superproducciones; la financiación cinematográfica está cambiando y dificulta la consecución de fondos hasta para los proyectos menos costosos. El tipo de cine que practico se ha vuelto irrelevante, pero no sé hacer otra cosa”, concluía el fin de semana pasado en Mallorca, en el contexto del Atlàntida Film Fest, donde acudió a recoger el premio de honor que no se le pudo entregar físicamente la edición anterior. La Covid-19 obligó entonces y el protocolo lo hizo ahora, con un republicano recalcitrante recibiendo el galardón de manos de la reina de España.

Paradójicamente, entre los hitos de su trayectoria está la película que precedió a The Crown, al retirar el visillo para acceder a la vida privada de Isabel II de Inglaterra, La reina (2006). También exploró las dinámicas de poder, raza, clase y tolerancia en un episodio inédito en la vida de otra de las más ilustres habitantes de Buckingham, Victoria y Abdul (2017). Ahora ultima The Lost King, sobre el hallazgo de los restos de Ricardo III bajo un parking de Leicester. Larga vida a Stephen Frears.

Pregunta. Su próxima película aborda la inhumación del más villano de los monarcas descritos por Shakespeare. ¿Por qué nos siguen fascinando Sus Majestades desde los tiempos del bardo inglés?

Respuesta. Shakespeare era un gran poeta y psicólogo, por eso sigue vigente después de siglos. Han pasado 400 años y seguimos hablando de la corte. Quizás todo resida en que nos obcecamos en intentar entenderlos. Hoy en día ya no puedes rodar una película en Inglaterra si no hay una reina, pero cuando filmamos La reina (2006) nadie estaba muy interesado. A Peter Morgan, de hecho, se le pidió que escribiera sobre la muerte de Diana, pero después de una semana, lo rebatió y dijo que el personaje interesante era el de Isabel II, explorar el contraste entre la posición doméstica y la pública.

P. Durante un tiempo se estuvo especulando con incorporar a Helen Mirren en la quinta entrega de la serie de Netflix, pero finalmente se han decantado por Imelda Staunton. ¿Ya ha visto las primeras fotos promocionales?

“No he visto ninguna de las temporadas de 'The Crown porque soy un envidioso”

R. No, me despierta celos. Tienen un presupuesto enloquecedor. No he visto ninguna de las temporadas porque soy un envidioso.

P. ¿Tiene madera cinematográfica la vida de alguno de los monarcas de otros reinos?

R. Vuestro rey emérito es un corrupto absoluto. Fue el que impuso Franco, ¿verdad? Es bastante divertido en qué ha resultado la restauración de la corona en vuestro país. 

P. ¿Qué hay de los políticos actuales, cuál de ellos está pidiendo una película a gritos?

R. Cuando era joven, los políticos eran figuras consideradas, pero se han vuelto unos personajes ridículos. La degradación de la política resulta sorprendente y gente como Boris Johnson empeora todavía más las cosas, pero no le dedicaría una producción.

P. Los profesionales que trabajan con usted suelen recibir reconocimiento por sus colaboraciones, ahí está el Óscar a Helen Mirren, el Bafta por el mejor guion adaptado de Philomena (2013) a Steve Coogan y Jeff Pope y el premio Marcello Mastroianni en la Mostra de Venecia a Megan Burns por Liam (2000) ¿Esos reconocimientos también le despiertan celos?

R. Por supuesto que no. Todos ellos son excelentes profesionales. Los directores creamos un contexto en el que sus trabajos pueden ser apreciados. El cine es un trabajo absolutamente colaborativo, si no lo planteas como un proyecto en equipo, estás perdido. Kubrick lo hacía todo por sí mismo, pero yo sólo puedo encararlo en colaboración, y ni siquiera me creo muchas de las historias en torno a Kubrick. 

P. En los últimos años ha derivado hacia proyectos inspirados en hechos reales, como The Program (2015), sobre el auge y caída de Lance Armstrong, o el biopic de Florence Foster Jenkins (2016). ¿Ha perdido el interés en la ficción?

R. La vida se ha vuelto tan dramática, que a su lado, la ficción palidece. No es tan estimulante.

"Los festivales son maravillosos, por supuesto, pero también un gueto. Me gustan las películas pensadas para el público" 

P. ¿Qué hay de los festivales, le siguen resultando estimulantes? En 2007 fue presidente del jurado en el Festival de Cannes, donde otorgó la Palma de Oro a 4 meses, 3 semanas, 2 días (Cristian Mungiu).

R. ¡Qué buena es esa película! Los festivales me provocan un sentimiento ambivalente. Crecí yendo al cine que había en mi calle, pero hoy en día hay películas que sólo se exhiben en festivales. Los festivales son maravillosos, por supuesto, pero también un gueto. Me gustan las películas pensadas para el público. 

P. Su cine se caracteriza por combinar la tragedia y la comedia. Tanto Ernst Lubitsch como Billy Wilder fueron unos maestros en encontrar el justo equilibrio entre ambos géneros. ¿Se encuentran entre sus referentes?

R. Tanto los que citas como Alfred Hitchcock y John Huston. Eran directores muy inteligentes, que sabían sobrevivir dentro del sistema con una marcada personalidad propia. 

P. Su reputación se fraguó en los setenta en la BBC, donde afirma que aprendió a errar. ¿Qué enseñanza podemos extraer del fracaso?

R. El fracaso es el lugar donde aprendes. El éxito es tan embriagador que te sube a la cabeza a las nubes. Cuando fracasas, en cambio, te empeñas en descubrir qué es lo que has hecho mal, corregirlo y hacerlo mejor en la siguiente ocasión. Yo no tuve mucho éxito hasta entrados los 40. Durante 25 años estuve rodando películas, pero sin demasiada ilusión ni acierto, siempre por debajo del radar.

P. Hasta que dio en la diana con Mi hermosa lavandería (1985).

R. Fuimos unos adelantados a nuestro tiempo, pero no es que estuviera pensando en aspectos políticos como la identidad, la raza, el sexo o la inmigración. Siempre me he regido por mi experiencia como lector. Cuando un guion me despierta entusiasmo, intento dirigirlo, independientemente de qué vaya. Recuerdo cuando cayó en mis manos Las amistades peligrosas, pensé que era lo más interesante que había leído nunca. Muchos periodistas me preguntáis cuál es mi visión. No tengo ninguna, la descubro sobre la marcha. Mis procesos están tan envueltos en niebla como Inglaterra. 

P. No obstante, reincidió temáticamente con Ábrete de orejas (1987). De hecho, uno de sus hijos sufrió burlas en el colegio por “tener un padre que dirige películas de gais”.

R. El tema es que Mi hermosa lavandería, que aprecio que fuera una película histórica para el público gay, fue hecha por dos hombres heterosexuales. En la actualidad, todas las discusiones concluyen que ahora no podríamos rodarla, porque al no ser homosexuales, no podemos comprender lo que se siente. Es un sinsentido. Y yo ya estoy demasiado mayor para estos debates. 

@BegoDonat