Image: Bigas for president

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Cine

Bigas for president

El director, que se presenta a presidente de la Academia, quita hierro a los recientes rifirrafes de la institución y aboga por un objetivo: "Que el público esté encantado con el cine"

10 marzo, 2011 01:00

Bigas Luna y Leonor Watling. Foto: El Mundo

A Bigas Luna ya le habían tentado en anteriores coyunturas para ser presidente de la Academia de Cine. Se lo propusieron en la época de Borau, en la de Aitana Sánchez Gijón... y siempre dijo que no. Pero en esta ocasión, a pesar de la que está (o ha estado) cayendo sobre la institución, se lo pensó dos veces: "Si había un momento para hacerlo, era este", concede. Su mujer le animó: "Oye, por qué no", y al día siguiente varios miembros de la Academia, "sin tener nada que ver los unos con los otros", insistieron en que se presentara. "Uno es veterano y, bueno, le he ido cogiendo ilusión", comenta dos días después de que se haya hecho pública su candidatura junto a la actriz Leonor Watling y al productor Yousaf Bokhari.

Según declara, la coyuntura es óptima, siendo él "un conocedor de la industria, de todo lo que se está haciendo", presume. Para esta aventura el cineasta llamó primero a Watling, con quien había trabajado en Son de mar, porque "además de su belleza, es una persona muy inteligente, a la que conozco bien y de la que sé que es muy válida", la elogia, y suma entre las cualidades de la actriz su dominio del inglés. "Tengo el deseo de dar un vuelo internacional a la Academia, de contactar con otras instituciones europeas y también de generar una actividad importante junto a las hispanas", avanza. Por esos propósitos internacionales Bigas Luna eligió como segundo a Bokhari, profesional que, como él recuerda, ha trabajado en numerosas producciones fuera de España y es muy conocido en el gremio.

Bigas Luna adelanta que abordará varios frentes, pero sobre todo los relacionados con "promocionar la profesión, el cine, y todo lo que está alrededor de él". Y añade: "Me interesa mucho sumarnos a las actividades de las academias europeas y también colaborar con el propósito de que el mundo es audiovisual".

No perderá de vista el día que pone rostro a la Academia, el de la ceremonia de los Goya, que en su opinión tienen mucha relevancia, factor que exige pensar en una próxima gala "atractiva y divertida, lo máximo posible". Pero hay más, al igual que la RAE se unió y coordinó con las academias iberoamericanas, la de Cine buscará, con Bigas como mandamás, acercarse a instituciones cinematográficas de América. "Contamos con la ventaja de que el mundo audiovisual es mucho más rápido y comprensible. Si algo representa la cultura de un país, eso es el cine", postula el director catalán.

Ni de Sinde ni de Álex
Sobre el rifirrafe entre el anterior presidente, Álex de la Iglesia, y la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, Bigas Luna prefiere restar importancia a lo sucedido y pasar página: "Álex ha hecho una labor extraordinaria en la Academia, pero al final ha habido un momento en el que se personalizaron las actitudes. Si yo voy a presidir la Academia dejaré claro cuándo doy mi opinión y cuándo hablo como presidente. Sobre su desencuentro, me consta que los dos son personas que hacen todo lo posible por el cine y que Ángeles intentó hacerlo lo mejor que supo".

Guste más o menos a la ministra, Bigas Luna no es de los que se llevan las manos a la cabeza con el consumo de cine a través de Internet, aunque matiza: "Estamos en la edad media de la era digital y es un momento en el que el consumo y la visualización de imágenes creadas es impresionante, en ese aspecto soy muy optimista. Pero todo está empezando y hasta que las cosas no se asienten nos toca atravesar un momento de diversidad de opiniones, algunas encontradas". Él, que rodó su primera película en el 76, jamás pudo imaginarse que en un futuro habría tantas posibilidades de distribución.

Ahora bien, tiene claro que la lucha no va a estar entre internautas, "que lo somos todos", frente a creadores: "Aquí hay mucha más gente, están los que generan contenidos, los distribuidores, los creadores, los operadores de telefonía... son muchos colectivos y cada uno tiene sus necesidades. La gente aún no ha entendido el problema, pero pronto pasaremos a una edad de oro de la era digital, y ya hoy la difusión de lo audiovisual es impresionante. No puedo sino ser optimista y asumir que la función de las salas de cine no es la misma que la de hace unos años, que hoy tienen una importancia cultural, pero no económica".

Hay más temas, pero de momento no entra en ellos: ¿La Ley del Cine? "No, la Academia tiene que estar por encima de eso". ¿Las subvenciones? "No, eso le corresponde a las asociaciones de productores, de directores... no voy a ser yo quien les represente". Nada que ver con el proteccionismo que propugnaba de la Iglesia cuando fue elegido, ese "aquí hay mucha gente que vive del cine y yo me siento en la obligación de protegerla". Entonces, ¿cómo responderá el nuevo candidato a los temas más peliagudos de esta industria en España? Pues saliéndose por la tangente: "Quiero fomentar que esto funcione de la mejor manera, que cada colectivo se sienta protegido por su respectiva asociación, yo no puedo meterme en estas cosas, pero lo que sí puedo hacer es ayudarles o incitarles a que solucionen sus problemas. En realidad, la Academia lo que tiene que hacer es que os lo paséis muy bien, que estéis contentos y encantados con el cine".