Image: Salvador García Ruiz presenta Castillos de cartón

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Cine

Salvador García Ruiz presenta Castillos de cartón

Buena acogida de la adaptación que Enrique Urbizu ha hecho de la novela de Almudena Grandes

26 octubre, 2009 01:00

Los jóvenes actores Adriana Ugarte y Biel Durán, junto al director Salvador García Ruiz. Foto: EFE

EUROPA PRESS / ELCULTURAL.es
Salvador García Ruiz, director de películas como Mensaka, El otro barrio y Las voces de la noche volvió ayer a la Sección Oficial de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), en la que presentó Castillos de Cartón, la historia de un trío sentimental marcado por la juventud, la inseguridad y la rivalidad.

Con grandes dosis de sexo cargadas de verosimilitud la película, basada en la novela de Almudena Grandes y adaptada por Enrique Urbizu, se acerca a María José, una joven estudiante de Bellas Artes que, de manera casual para ella, se convierte en integrante de un trío sentimental junto a Jaime, joven dibujante resultón de carácter, y Marcos, pintor más agraciado pero con fuertes problemas de inseguridad.

Interpretada por Adriana Ugarte, Nilo Mur y Biel Durán, la película no persigue ahondar en una historia moral, según reconoció su director, sino en conocer a tres personajes, cada uno de ellos con una personalidad "muy compleja" y que adolecen de generosidad, idea vinculada, para el director, en el modo en que se plantean el sexo. Ambientada en la década de los 80, la película fue acompañada de momentos de gran dificultad para actores y director, quien confesó que los tres aspectos que mayores dudas le causaron tras la lectura del guión fueron el sexual, debido a su carácter explícito; el vocacional, en referencia al trabajo artístico de los personajes, y el de la recreación de otra época.

Las tres razones que empujaban al "no" fueron precisamente las que, en último término, se inclinaron por el "sí" por lo que García Ruiz decidió dar un "paso adelante" y enfrentarse al reto de sacar adelante una película que se sostiene sobre tres actores que, de manera previa al rodaje, compartieron tiempos de ensayo en los que la desnudez no encontraba hueco hasta que Ugarte lo propuso. La naturalidad con la que los actores se enfrentaron a la situación -fue "mucho más fácil de lo imaginado" para Biel Durán y "muy cómoda" para Ugarte, quien cree que lo peor llegará cuando ahora lo vean sus personas más allegadas- conllevó la verosimilitud trasladada al espectador, a quien el director buscaba transmitir la libertad con que contaban los jóvenes tras tanto tiempo de ensayos. En la historia, según aseguró el propio director, tienen también cabida otras vivencias personales habituales como el mantenimiento del recuerdo de amores y amigos que poco a poco fueron separándose del camino hasta llegar a hacer su propia vida.