Image: Cristian Mungiu: Sentía el deber de rodar 4 meses, 3 semanas y 2 días

Image: Cristian Mungiu: "Sentía el deber de rodar 4 meses, 3 semanas y 2 días"

Cine

Cristian Mungiu: "Sentía el deber de rodar 4 meses, 3 semanas y 2 días"

El director rumano y su retrato de los abortos clandestinos en la era Ceaucescu suman a su brillante palmarés el Goya a la Mejor Película Europea

2 febrero, 2009 01:00

Cristian Mungiu, con el Goya a la Mejor Película Europea. Foto: Juan Medina / Reuters

Alberto Ojeda
Cristian Mungiu recogió anoche un nuevo premio: el Goya a la Mejor Película Europea. Al director rumano no debe quedarle mucho sitio en las estanterías de su casa para tanto galardón. Su película 4 meses, 3 semanas y 2 días, un crudo retrato de los abortos clandestinos en la Rumanía comunista de Ceaucescu, no ha dejado de depararle elogios de la crítica y el reconocimiento en los festivales internacionales. El más importante: Cannes, donde obtuvo la Palma de Oro.

Pregunta.-¿Cuál es la clave del éxito de 4 meses, 3 semanas y 2 días, una película de un realismo tan crudo, con secuencias tan desagradables?
Respuesta.-Es precisamente ese realismo. La sensación que deja a los espectadores de haber visto algo tan real como la vida misma. La película aborda cuestiones fácilmente comprensibles, al margen del contexto histórico en que se sitúa, y consigue transmitir la confusión de las dos chicas protagonistas, que terminan aprendiendo cosas importantes de la vida y de la muerte.

P.-¿Tu retrato de la lúgubre época de Ceaucescu pretende a su vez denunciar algo del presente en Rumanía?
R.-La película no se centra tanto en la cuestión del aborto como en la necesidad de tomar decisiones en la vida y la disposición a asumir la realidad tal cual es. La gente evita pensar en aspectos que les resultan incómodos. Y así lo hacen mientras no deben enfrentarse a ellos. 4 meses, 3 semanas y 2 días se los pone delante de sus ojos. Mi trabajo refleja los efectos de la prohibición durante la dictadura (desde 1966) tanto del aborto como de los medios anticoceptivos. Muchas mujeres murieron hasta 1989, cuando el aborto se despenalizó. Pero desde 1990, a causa de la escasa formación anticonceptiva, al aborto fue utilizado indiscriminadamente como método habitual para interrumpir el embarazo. Hubo una cifra de abortos brutal.

P.-¿Existe un cambio radical entre la Rumanía actual y la de Ceaucuscu? ¿O los cambios no son tan profundos como desearía?
R.-Lo cierto es que han cambiado muchas cosas. Me gustaría ver una Rumanía con una sólida base moral, con una enseñanza eficaz y próspera económicamente, que dejé definitivamente atrás la oscura época de la dictadura. Pero todavía no es así y los cambios llevarán su tiempo. Por lo menos nos alegramos de saber que estamos en la dirección correcta.

P.-¿Es cierto que organizó una caravana para recorrer el país y proyectar la película? ¿Cómo fue la experiencia?
R.-Lo hice porque en Rumanía quedan muy pocas salas. Fue como un experimento sociológico. Quería comprobar si la gente no va al cine porque no existen lugares donde hacerlo o porque han perdido el interés. Cerca de 20.000 personas la vieron durante los 30 días que duró nuestra gira. Eso prueba que el interés por el cine existe. Esperamos que la Administración corrija esta situación y habilite más salas. Pero todavía nada de esto ha ocurrido. En cualquier caso, para nosotros fue una experiencia muy positiva, que hizo muy popular a la película. Aún así, su popularidad es mucho mayor fuera que dentro de Rumanía.

P.-¿Por qué se decanta por las secuencias largas a la hora de rodar?
R.-Creo que la figura del director debe pasar lo más inadvertida posible mientras hace una película. Las tomas largas, además, permiten a los actores expresar más profundamente sus emociones y los espectadores lo sienten con mayor intensidad.

P.-¿4 meses, 3 semanas y 2 días es una película generacional?
R.-Sí, en cierto modo lo es. Yo pertenezco a una generación que vino al mundo en una época en la que el aborto era un delito. Tenía la sensación de que debía contar una historia como esta.

P.-¿Qué tienen en común los miembros del Nuevo Cine Rumano?
R.-No seguimos los principios establecidos en un rígido manifiesto. Nuestras películas cuentan pequeñas historias cotidianas que reflexionan sobre cuestiones esenciales en la vida. Son realistas, la acción transcurre en un breve espacio temporal, la interpretación es muy natural, los planos son largos y muy espontáneos. No suele haber música y se evita el efectismo y los finales espectaculares. Son, en resumen, más honestas.

P.-¿Qué clase de película te gustaría rodar ahora, tras el enorme éxito?
R.-Encontrar una nueva historia es como enamorarse. Uno nunca sabe cuando va a suceder. Hasta que llegue el momento, produzco una serie que escribí y en la que presento a diferentes directores rumanos. Se titula Cuentos sobre la edad dorada y retrata, con mucho humor, los mitos urbanos más populares de la época comunista.